Bloomberg — El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), renovó su amplio desafío a los intereses comerciales del país con un cambio inesperado en los acuerdos de concesiones de aeropuertos, lo que hizo caer las acciones y agregó presión al peso mexicano.
El índice bursátil de referencia caía hasta un 4,4% el jueves 5 de octubre, la mayor caída intradiaria desde marzo de 2020, como reacción al anuncio sorpresa, que las empresas no detallaron y el Gobierno aún debe confirmar.
El peso caía 1,6%, el peor desempeño entre las monedas de los mercados emergentes.
Los cambios afectarán a todo el sistema tarifario, que incluye tarifas a los pasajeros, servicios aeroportuarios por uso de pistas y arrendamiento de espacios a aerolíneas y proveedores, según una persona familiarizada con el asunto.
Las empresas están esperando reunirse con la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes para comprender el impacto en las operaciones, ya que la documentación que envió el Gobierno no estaba del todo clara, dijo una persona, que pidió no ser identificada porque se trata de información privada.
La medida añade más confusión a lo que ha sido un enfoque en gran medida enigmático hacia la comunidad empresarial por parte de la administración de AMLO.
Por un lado, su mandato ha estado marcado por un aumento de la inversión extranjera a medida que las empresas estadounidenses trasladaron las cadenas de suministro más cerca de casa, lo que ha contribuido a impulsar una corrida récord para la moneda del país.
Pero en ocasiones también ha enojado a los líderes del sector privado con medidas como apoderarse de un tramo de línea ferroviaria concesionado a un empresario multimillonario –Germán Larrea–, ordenar la cancelación de proyectos en curso, incluidos el Nuevo Aeropuerto de México (NAIM), y una planta cervecera de Constellation Brands, y aumentar el papel del Estado en los sectores de aviación, minería y energía.
Rodolfo Ramos, estratega de BBI Bradesco, dijo que la medida poco clara estaba generando preocupaciones de que otros sectores regulados pudieran ver cambios inesperados por parte del Gobierno.
“Creo que nadie está a salvo. Pensábamos que los aeropuertos estaban relativamente mejor posicionados que otros”, afirmó. “Esto empieza a cuestionar el Estado de derecho y si el Gobierno respeta los contratos”.
Las acciones de Grupo Aeroportuario del Sureste SAB, Grupo Aeroportuario del Pacifico SAB y Grupo Aeroportuario del Centro Norte SAB cayeron hasta un 44% antes de reducir las pérdidas.
Para estos últimos, conocido como GAP y OMA, respectivamente, se trató de la peor caída intradía registrada. El índice de referencia bajó aproximadamente un 2,6% a las 12:45 p.m. en Nueva York.
La agencia nacional de aviación modificó “unilateralmente y sin comunicación previa” la estructura de tarifas relacionadas con sus aeropuertos, dijo GAP en un comunicado enviado al regulador local fuera del horario de atención del miércoles 4 de octubre.
Una gran parte de los ingresos de los operadores aeroportuarios en México provienen de las llamadas TUA, o tarifas a los pasajeros por el uso del aeropuerto.
GAP, Asur y OMA dijeron en comunicados que están evaluando el efecto de los cambios en sus operaciones. Un portavoz del ministerio no respondió a una solicitud de comentarios.
Confrontacional
López Obrador, que ha tenido una relación de confrontación con el sector de la aviación desde que asumió el cargo en 2018, ha aumentado últimamente la actividad gubernamental en el sector.
La administración anunció recientemente la reactivación de la aerolínea estatal Mexicana de Aviación y la transferencia de las operaciones del Aeropuerto Internacional Benito Juárez a la Marina.
En agosto, el presidente criticó las altas ganancias de los grupos aeroportuarios, pero dijo que no tocaría las concesiones. “¿Sabes cuánto ganan?”, preguntó en su conferencia de prensa diaria el 10 de agosto.
“¡Cincuenta por ciento por año! Respetamos los acuerdos y por eso no modificamos esas concesiones, pero ya no podemos seguir con esa política. El Gobierno debe estar al servicio del pueblo, no ser un comité al servicio de una minoría”, dijo López Obrador en ese momento.
GAP, propiedad de las empresas mexicanas Pal Aeropuertos y Promotora Aeronáutica del Pacífico, tiene la concesión de una docena de aeropuertos, incluidos algunos de los destinos turísticos más destacados del país, como Los Cabos, según su sitio web.
OMA opera aeropuertos en el centro y norte de México, incluido el hub en Monterrey. El año pasado, la constructora francesa Vinci SA compró una participación del 30% en la empresa.
Asur, que opera el aeropuerto de Cancún, así como terminales en Colombia y Puerto Rico, está controlada por el multimillonario Fernando Chico Pardo, quien también se desempeña como presidente de su directorio.
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