Máynez, Xóchitl y Sheinbaum dibujan estrategias para una endeudada Pemex

Los candidatos presidenciales de México han propuesto la entrada de la empresa Pemex a negocios más limpios, pero sin esbozar un plan para el pago de su abultada deuda

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Ciudad de México — Jorge Álvarez Máynez, Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum, candidatos presidenciales de México, han dibujado sus primeras propuestas para Petróleos Mexicanos,, la empresa estatal fuertemente endeudada, en caso de ganar la elección presidencial el 2 de junio de 2024.

Aunque coinciden en una visión más limpia para los negocios de Pemex, ninguno ha explicado de dónde vendrá el dinero para los nuevos proyectos ni los planes concretos para mejorar la salud financiera de la petrolera más endeudada del mundo.

Pemex arrastra un abultado pasivo financiero de US$106.100 millones. La compañía recientemente estimó reducir la deuda a US$94.500 millones al cierre de 2024.

Las agencias Moody’s y Fitch se han mantenido escépticas sobre el rumbo de Pemex, la cual enfrenta calificaciones de bono basura por su flujo de efectivo negativo y su apuesta por la refinación petrolera, el único negocio con el que pierde dinero cada trimestre y que concentra retrasos significativos de sus proyectos de inversión, como la refinería Dos Bocas y las plantas coquizadores en Tula y Salina Cruz.

Pemex defiende la importancia de la compañía para el Estado mexicano y ha presumido contribuciones por MXN$3,8 billones en los últimos cinco años, mientras que el Gobierno le ha inyectado MXN$869.000 millones en el mismo periodo.

La petrolera mexicana fue una de las principales palancas de desarrollo de México durante el siglo XX, y sirvió como respaldo de los Gobiernos en momentos de crisis económica, pero constantemente envuelta en escándalos de corrupción por parte de directivos y líderes sindicales como Emilio Lozoya Austin y Carlos Romero Deschamps.

Luego de su bonanza productiva en 2004, cuando alcanzó un récord de 3,4 millones de barriles diarios, los principales activos petroleros de Pemex, Cantarell y Ku-Maloob-Zaap, comenzaron a declinar mientras la capacidad de refinación cayó hasta niveles de 40% del total en 2018.

El expresidente Enrique Peña Nieto terminó con el monopolio petrolero de 75 años de Pemex y abrió el sector a la inversión privada en 2013, la cual prometió inversiones multimillonarias y una producción de tres millones de barriles de 2018, pero las inversiones fueron muy inferiores a las cifras prometidas, al igual que la producción, y su deuda se duplicó por encima de los US$100.000 millones.

Hoy la producción de Pemex se ubica en 1,8 millones de barriles por día en medio de un significativo apoyo del Gobierno nacionalista del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Los resultados mixtos de la compañía han servido de caldo de cultivo para los candidatos de oposición, pero también como uno de los principales escudos de la candidata del partido gobernante.

Jorge Álvarez Máynez: cierre de refinerías y energía renovable

El primero en meter a Pemex en la campaña fue el candidato de Movimiento Ciudadano, Jorge Álvarez Máynez, con la propuesta para cerrar la refinería de Cadereyta en el altamente industrializado estado de Monterrey por el daño al medio ambiente y a la salud de los habitantes locales.

La intención de Álvarez Máynez comenzó antes de ser candidato, desde su diputación federal cuando propuso el cierre en febrero de 2024. Un mes después, durante el primer día de la campaña presidencial, la autoridad estatal gobernada por su partido intentó clausurar el complejo.

Álvarez Máynez, un candidato que se considera de izquierda, ha dicho que México puede echar mano de tecnología de energía renovable como la solar y eólica, además de que el cierre de la refinería no implica pérdida de empleos para Monterrey.

También ha propuesto sanciones e impuestos para empresas contaminantes e incenitvos para las que adopten mejores prácticas medioambientales.

Xóchitl Gálvez: cambio de negocio para Pemex

Xóchitl Gálvez, candidata de los partidos opositores Acción Nacional (PAN), Revolucionario Institucional (PRI) y de la Revolución Democrática (PRD), y cercana a la inversión privada, coincidió con el cierre de la refinería de Cadereyta y agregó el complejo de Madero a sus intenciones de clausura, pero dos días después suavizó sus dichos y dijo que cambiaría de negocio a Pemex hacia la producción de hidrógeno y cogeneración eficiente de energía eléctrica, además de apostar por la petroquímica y sin despidos laborales.

En una entrevista previa con Bloomberg News, la exsenadora ha dicho que le gustaría que Pemex cambiara de nombre a Energías Mexicanas (Emex).

Rosanety Barrios, asesora en materia energética de Gálvez, dijo en entrevista con Bloomberg Línea que los espacios de las refinerías podrían convertirse en terminales de almacenamiento o para inversiones en energías limpias.

La propuesta de Gálvez provocó una respuesta desde Palacio Nacional que incluyó a Cemex, Ternium e Iberdrola como agentes contaminantes en la ciudad de Monterrey, pero sin definir una medida comparable entre las emisiones del sector privado y la refinería de Pemex.

Claudia Sheinbaum: entre la soberanía de AMLO y la transición energética

Claudia Sheinbaum, candidata presidencial de Morena, PT y PVEM, fue la última en entrar al tema energético y ha rechazado el cierre de las refinerías como han planteado sus contrincantes.

La aspirante a la Presidencia nombró a su propuesta de política para el sector energético “República soberana y con energía sustentable”, en la cual coloca a Pemex como una empresa estratégica y sin tentaciones de privatización.

Entre los morenistas existe una frase en la que llaman a no “zigzaguear” cuando se trata de tomar postura sobre un tema, pero Sheinbaum parece “zigzaguear” para definir la dirección que le dará a Pemex.

Por un lado, la candidata, experta en temas ambientales, sostiene en su discurso que dará continuidad al “rescate” de Pemex que enarbola AMLO, como se le conoce al presidente, pero, por otro lado, la aspirante ha dejado claro el “toque verde” que quiere darle a la empresa en caso de ganar la silla presidencial.

“Vamos a hacer un Gobierno que rescate al sector energético de México, que ponga en alto a Pemex, a Comisión Federal de Electricidad, en el marco por supuesto de las nuevas condiciones ambientales, nacionales e internacionales”, expuso.

La candidata quiere pisar el acelerador a la transición energética, lo que considera un compromiso importante y hasta un paso natural en ella al ser una científica que durante años ha estudiado las energías.

Sheinbaum proyecta un plan de largo plazo para Pemex, tomando en cuenta el plan de sustentabilidad de la empresa, pero avanzando aún más en procesos de cogeneración y nuevas fuentes de energía, asimismo, puede participar en la explotación de litio y en la producción de energía térmica y eléctrica con fuentes renovables de energía.

Pemex, ¿verde?

Pemex aprovechó la controversia electoral sobre sus refinerías para publicar su Plan de Sustentabilidad, mientras intenta convencer a los mercados de tener una estrategia estructurada en materia Ambiental, Social y Gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés).

El documento de Pemex propone cero emisiones netas para 2050, reducción de 30% de fugas de metano, mientras evalúa importar hidrógeno verde y azul desde Estados Unidos, cogeneración eficiente y producción de biodiésel.

Marco Cota, CEO de la consultora Talanza Energy, dijo que el gran reto ambiental y de negocios para Pemex son las emisiones fugitivas de metano, un gas de efecto invernadero 80 veces más potente que el dióxido de carbono, pero que solo se mantiene en la atmósfera nueve años, frente a las décadas que le toma al CO2 abandonarla.

“Todo el mundo está encima de Pemex y sus emisiones de metano”, dijo.

El analista dijo que Pemex contempla una inversión significativa de US$4.000 millones para reducir las emisiones de metano porque sus socios comerciales tienen una cláusula “muy fuerte” en el Tratado entre México Estados Unidos y Canadá para combatir el calentamiento global y si uno de los países incumple recibirá sanciones.

“La contaminación que sale de chimeneas de la refinería con partículas sólidas el azufre sí se ve; el metano, no. El azufre huele. Todo el mundo sabe cuando huele a azufre, pero el metano, no. Entonces es un enemigo invisible y México desafortunadamente ha aflojado mucho”, apuntó.