Llamados de Claudia Sheinbaum a la calma no logran frenar la caída del superpeso mexicano

Los inversionistas quieren ver un claro distanciamiento de las propuestas presentadas por López Obrador, quien respaldó la candidatura de Sheinbaum y cuyo mandato termina el 1 de octubre

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Bloomberg — La idea de que la presidenta electa de México heredaría la moneda de mejor desempeño del mundo se vio opacada por una caída histórica del peso que está ensombreciendo sus primeros días en el liderazgo.

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Claudia Sheinbaum se esforzó el martes 11 de junio por calmar las preocupaciones de los inversores de que la aplastante victoria electoral del partido gobernante, Morena, allanará el camino para la adopción de medidas que erosionen la independencia del poder judicial, y que permitirá la rápida aprobación de una serie de cambios constitucionales. En una conferencia de prensa, dijo que la economía era estable y alabó la relación comercial de México con Estados Unidos, incluso cuando el peso extendía su caída.

“No tiene por qué haber preocupaciones ni de los inversionistas”, afirmó. “Al mismo tiempo, hay una agenda del pueblo de México, un proyecto de nación, y ese también tiene que continuar”.

Era la segunda vez que Sheinbaum hablaba con la prensa esta semana, con otro discurso programado para el miércoles 12 de junio, aparentemente siguiendo el ejemplo de su predecesor, el presidente Andrés Manuel López Obrador. Casi todos los días hábiles desde que asumió el cargo en 2018, AMLO convocó a periodistas para una conferencia matutina en Ciudad México, algo que ha seguido haciendo después de la elección de su protegida.

Si bien López Obrador a menudo utilizó las conferencias para establecer efectivamente la agenda de los medios locales, A Sheinbaum hasta ahora le ha resultado mucho más difícil controlar la narrativa. Los intentos de reducir las preocupaciones sobre sus planes también han caído en saco roto entre los inversionistas. La moneda, que se depreció en ambas ocasiones mientras hablaba, ahora se ha debilitado más del 10% desde la votación del 2 de junio, y es —con diferencia— la que ha tenido el peor desempeño en ese lapso.

La presidenta electa se encuentra en un aprieto, atrapada entre las expectativas de cambio tras el triunfo electoral de su partido, y los inversores y empresarios que temen que el país desaproveche una valiosa oportunidad de impulsar el crecimiento en medio de un auge de la industria manufacturera impulsado por el nearshoring.

Ni la Secretaría de Hacienda ni el Banco Central han hecho comentarios sobre la caída del peso, y se han abstenido de intervenir para apuntalarlo. La semana pasada, el ministro de Economía, Rogelio Ramírez de la O., realizó una conferencia telefónica para calmar los nervios que estuvo plagada de dificultades técnicas y limitada por su negativa a responder preguntas.

Los inversionistas quieren ver un claro distanciamiento de las propuestas presentadas por López Obrador, quien respaldó la candidatura de Sheinbaum y cuyo mandato termina el 1 de octubre. En cambio, ella se comprometió a realizar encuestas y fomentar el diálogo sobre su plan para reemplazar a la Suprema Corte de Justicia con funcionarios electos, pero nunca lo ha desautorizado.

López Obrador ha dicho que el cambio es necesario porque el poder judicial es corrupto y quiere que la medida se apruebe en septiembre, cuando los nuevos legisladores tomen sus escaños pero antes de que él entregue el poder.

Claudia se siente en deuda con AMLO y necesita mostrarle algo a cambio”, dijo Aaron Gifford, estratega de mercados emergentes de T. Rowe Price en Baltimore. “Los inversionistas quieren saber cómo Claudia se mantendrá firme frente a las reformas y que se asegurará de que no se apruebe nada controvertido o radical. Simplemente no lo creo”.

El peso había sido la moneda con mejor desempeño en el mundo durante el mandato de seis años de López Obrador, ya que la segunda economía más grande de América Latina se destacó como bastión de estabilidad política y fiscal. Si bien su retórica populista y su demonización de los ricos a menudo resultaban incómodas para los inversionistas, sus políticas eran moderadas.

Las encuestas de opinión daban la victoria a Sheinbaum, pero de la noche a la mañana, cuando la coalición del partido gobernante se hizo con casi dos tercios de los escaños en el Congreso, los complacientes inversores se dieron cuenta de los riesgos de un partido todopoderoso que podría hacer cambios sustanciales a la Constitución.

Como resultado, la moneda ha caído frente al dólar en casi todas las sesiones desde la votación del 2 de junio. El miércoles 2 de junio retrocedía otro 2% y fue, por mucho, la divisa con peor desempeño de los mercados emergentes.

El temor es que la elección de jueces permita a Morena, el partido fundado por López Obrador, llenar los tribunales con partidarios leales. Pero la decisión de Sheinbaum de convocar a todos, desde trabajadores judiciales hasta académicos, a opinar sobre el proceso fue un indicio para algunos de que todavía había margen para modificaciones, incluso si el contenido del proyecto de ley permaneciera sin cambios.

Rodrigo Villegas, fundador de la consultora de riesgo político Suass Group en Ciudad México, dijo que no todos los legisladores alineados con Morena tienen los mismos puntos de vista y es posible que no todos estén interesados en el liderazgo de Sheinbaum. Pero Sheinbaum enfrenta una situación delicada en la que intenta apaciguar a su predecesor y afirmar su autoridad sin provocar una crisis.

Solo tiene “un estrecho margen de maniobra”, dijo Villegas. “Tendrá que dar pasos delicados o cautelosos para avanzar sin romper con López Obrador o los partidarios de la línea dura”.

Las empresas de los sectores de energía, infraestructura y transporte son las más preocupadas por la propuesta judicial y otras reformas impulsadas por López Obrador, según Luis de la Calle, consultor y ex subsecretario de negociaciones comerciales internacionales de la Secretaría de Economía de México.

Los activos mexicanos habían ignorado alegremente los riesgos en el período previo a las elecciones, ya que los inversionistas preveían que Sheinbaum mantuviera el statu quo y potencialmente hiciera esfuerzos para mejorar las relaciones con la comunidad empresarial y abordar la deuda de US$102.000 millones de la petrolera estatal Petróleos Mexicanos.

Shamaila Khan, directora de mercados emergentes de UBS Asset Management, dijo que Sheinbaum necesita abordar las preocupaciones sobre los niveles excesivos de deuda en la compañía petrolera estatal y la necesidad de una reforma fiscal si quiere cambiar la narrativa. La aprobación de la reforma judicial generaría señales de alerta en las calificadoras de crédito y correría el riesgo de poner a México en un camino descendente, agregó.

“Es difícil ganar el grado de inversión, pero es fácil perderlo”, dijo Khan, quien se había mostrado cautelosa respecto de México antes de las elecciones debido a los riesgos de una supermayoría del partido gobernante.

Los jueces electos pueden hacer oídos sordos a las quejas del sector privado, socavando el estado de derecho, por lo que el nombramiento del gabinete la próxima semana será un catalizador clave para el peso, dijo Benito Berber, economista jefe para América Latina de Natixis. Los inversionistas quieren ver a tecnócratas conocedores del mercado ocupar puestos económicos clave, incluso en Pemex, dijo Berber.

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