Ciudad de México — Los primeros meses de 2023 han llevado a algunos analistas a cambiar sus expectativas sobre el desempeño de algunas de las principales empresas en México. Si al inicio del año el libro de jugadas apuntaba a estrategias defensivas, algunos analistas han comenzado a flexibilizar la cautela en el corto plazo.
El cambio ha estado motivado por la resistencia que han mostrado algunas empresas, que con estrategias de precios han podido navegar las presiones inflacionarias. Incluso algunas, como las compañías de consumo básico, sin grandes sacrificios en volúmenes.
“Al inicio del año estábamos muy cautelosos”, dijo Marisol Huerta, analista de Bx+ enfocada a empresas de consumo. “Cambiamos nuestra postura de neutral a compra o positivo ya que vimos catalizadores favorables”.
Entre los vientos a favor se encuentran las expectativas del crecimiento en el Producto Interno Bruto para México; la llegada de remesas, que podrían alcanzar los US$60.000 millones de acuerdo con el Gobierno de México; y la mayor inversión impulsada por la relocalización de las cadenas de nearshoring.
Factores como el tipo de cambio y las tasas de interés, seguirán siendo clave y motivo de vigilancia constante. Trasnacionales mexicanas han podido sortear la baja en sus ingresos en dólares, compensando con la fortaleza su mercados no dolarizados. A la par de que un dólar débil contribuye a reducir sus costos en algunos insumos que se comercializan con esta moneda.
Por otro lado, el freno del ciclo alcista podría abrir el apetito por mayores activos de riesgo y la inversión en empresas como las fibra inmobiliarias que actualmente están haciéndose de capital para impulsar nuevos desarrollos, principalmente industriales.
En el caso de las empresas cíclicas, como se les conoce a aquellas íntimamente ligadas al ciclo económico, como las cementeras, mineras y petroquímicas existen dos visiones.
Por un lado, analistas como Valentín Mendoza de Actinver vislumbran una normalización de bases comparables. Esto aplica tanto para el tema de costos, que se vislumbran menos retadores a lo que fueron en 2022, así como el efecto adverso en el precio de minerales.
Pero para otros, como Marco Antonio Montañez de Vector las expectativas de desaceleración ante entornos macroeconómicos como una probable recesión en Estados Unidos, no eximen de retos a este tipo de empresas hacia la segunda mitad de 2023.
Un enfoque más conservador seguiría apuntando a compañías de consumo básico e inmobiliarias, principalmente fibras industriales, que aún no reflejan del todo la dinámica de un mercado de alta demanda.
Metodología
Bloomberg Línea consultó a una decena de analistas, gremios empresariales, expertos en bolsa, en las industrias y documentos de recomendaciones de analistas tras los resultados financieros de los primer trimestre de las empresas a nivel regional.