Ciudad de México — La volatilidad que vive el peso mexicano frente al dólar desde las elecciones del 2 de junio activó el llamado de algunos actores económicos y políticos a la calma, tratando de espantar fantasmas del pasado, cuando la economía de México enfrentó el efecto de fuertes caídas de la moneda ante los cambios de Gobierno.
En los últimos 15 días, la moneda mexicana perdió alrededor de 9%, borrando las ganancias que había obtenido en los primeros meses del 2024 y que la llevaron a ser conocida como el superpeso.
“Todavía no se ve un techo”, dijo Janneth Quiroz, directora de Análisis de Grupo Financiero Monex.
Los analistas consultados por Bloomberg Línea en su mayoría coinciden en que aún no es claro si el peso mexicano ya tocó fondo, pero aún es pronto para saber su efecto sobre la economía.
“Es importante esperar a ver qué pasa en los próximos días o semanas para ver si es permanente o no”, dijo Gabriel Lozano, economista jefe de JP Morgan para México.
El tipo de cambio ha fungido como un despresurizador, o válvula de escape, ante el nerviosismo del mercado, que no anticipó una victoria apabullante de Morena, el partido en el poder, en el Congreso.
“El mercado sobrereacciona y se está adelantando a los peores escenarios”, dijo James Salazar, especialista de análisis económico y financiero en CIBanco, refiriéndose a la posibilidad de una controvertida reforma al Poder Judicial que podría aprobarse en septiembre.
Salazar coincidió en que aún no se puede estar hablando del techo de depreciación. “El riesgo de que (el peso mexicano) pueda seguir cayendo existe”, señaló Salazar.
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Luego de cotizar por debajo de los MXN$17.00 por dólar antes del 2 de junio, el tipo cambio superó los MXN$18.00, que era nivel considerado por Jessica Roldán, economista en jefe de Finamex, como cercano a un nivel óptimo.
La volatilidad ya llevó incluso al tipo de cambio a alcanzar picos muy cercanos a los MXN$19.00.
Tras las elecciones, para Roldán la preocupación ahora es que la falta de un ancla visible en el tipo de cambio se traspase de una manera gradual a otras variables macroeconómicas.
“Si esta tendencia no finaliza pronto, si no hay algo que ancle, podemos comenzar a ver efectos en otras variables macroeconómicas, de entrada como la inflación y otros efectos no lineales”, dijo Roldán.
Cuestión de tiempo
Para Gabriel Lozano, monitorear si esta tendencia será permanente o temporal será clave para establecer un balance general sobre el efecto que este fenómeno puede generar sobre la economía.
Un peso más débil hace a un país volverse más competitivo en materia de exportaciones e impulsa ciertos sectores como el turismo. Las familias de migrantes obtienen más recursos por los dólares enviados, los ingresos petroleros crecen.
Pero a la larga, se puede convertir en inflación para algunos bienes, o bien un mayor costo de endeudamiento. La volatilidad y la incertidumbre son nocivas para los actores que deben tomar decisiones.
A la larga, “un entorno de incertidumbre desincentiva la inversión”, dijo Quiroz de Monex.
Para Lozano, la inversión podría verse afectada pero aún es pronto para saberlo ante un cóctel de temas que entrarán en la ecuación, incluyendo la próxima renegociación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá.
“Hay que tomar esto con un granito de sal y un poco de cautela”, dijo Lozano.