Ciudad de México — Donald Trump comenzó su mandato firmando decenas de decretos que incluyen algunas de las amenazas de su campaña en contra de intereses vinculados a México: aranceles a productos mexicanos, emergencia fronteriza por migración y declaración de terroristas a cárteles que trafican droga, además de un giro de Estados Unidos desde la transición energética con fuentes limpias hacia el regreso del petróleo y gas, resumido en una frase del sector que ha hecho suya el mandatario: “drill, baby, drill”.
Ver más: Trump promete aranceles para México en febrero, pero evaluación de medidas durará hasta abril
El temor de los aranceles de 25% a productos mexicanos mantiene encendidas las alarmas de los mercados a la espera de una decisión en febrero, con un estudio solicitado por Trump para abril sobre el flujo de migrantes y fentanilo proveniente de México hacia su territorio para determinar el castigo comercial, según uno de los más de 40 decretos publicados por la Casa Blanca el 20 de enero de 2025.
Pero la imposición de aranceles a productos petroleros sería una estrategia equivocada para Estados Unidos porque México importa más de lo que exporta, consideró el CEO de la consultora Talanza Energy, Marco Cota en entrevista.
Aunque el déficit comercial en materia petrolera de México con Estados Unidos se ha reducido 50% en el último año, aún registra un saldo negativo de US$9.000 millones anuales hasta noviembre de 2024, según datos compilados por Bloomberg Línea.
Las exportaciones mexicanas se concentran en petróleo crudo, mientras que importa mayoritariamente gasolina, diésel, petroquímicos y gas natural estadounidense, éste último es un insumo fundamental porque se utiliza para la generación del 60% de toda la electricidad del país.
“Yo no me preocuparía por aranceles en la parte de hidrocarburos porque si sumas todos los hidrocarburos es deficitaria (...) En el caso de hidrocarburos no tiene sentido”, dijo.
Canadá, por otra parte, sí tiene un problema porque exporta una buena parte de su producción petrolera a Estados Unidos, señaló Cota.
Ver más: Trump firma orden que declara cárteles de la droga como organizaciones terroristas
El verdadero riesgo para México
El decreto presidencial para “desatar la energía estadounidense” persigue producir la mayor cantidad de hidrocarburos posible, especialmente el gas natural e “inundar” el mercado global, pero, además de la perforación de pozos petroleros, requiere la construcción de infraestructura, como ductos, terminales de licuefacción y almacenamiento. Un botón de muestra: Estados Unidos registró 2.9 trillones de pies cúbicos de gas en almacenamiento subterráneo en enero de 2025, una caída anual de 1,9%, según los datos más recientes de la Administración de Información Energética estadounidense.
¿Qué implica la política energética de Trump para México? más competencia por las inversiones, es decir, una pelea por la relocalización de empresas que salen de mercados asiáticos en un contexto de conflicto comercial entre Estados Unidos y China, dijo Rosanety Barrios, analista del sector energético.
La exfuncionaria de la Secretaría de Energía (Sener) menciona que el Gobierno de Trump tiene una “enorme ventaja” en materia energética y no quiere nearshoring en México, sino inshoring para Estados Unidos, mientras que el todo el Plan México del Gobierno mexicano está basado en el nearshoring.
Claudia Sheinbaum, presidenta de México, presentó en enero el Plan México, una ambiciosa estrategia de desarrollo de mediano y largo plazo con inversión nacional y extranjera calculada en US$277.000 millones con la meta de que convertir al país en la décima economía del mundo desde el actual doceavo lugar.
Ver más: México regresa a Davos y publicita el Plan México a la sombra de Trump
“Estados Unidos tiene abierta la puerta abierta si los grandes inversionistas quieren invertir en energía”.
Otro de los decretos de Trump busca eliminar trabas regulatorias para acelerar inversiones en su país. México, por su parte, canceló la subastas de bloques petroleros con la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia en 2018, luego de la apertura a la inversión petrolera de 2013 con la reforma energética del expresidente Enrique Peña Nieto que derivó en una batalla legal entre empresas privadas y el Gobierno mexicano.
Sheinbaum ha retomado la opción de asociaciones entre el Gobierno y el sector privado, denominada actualmente como “inversión mixta”.
“Son los términos típicos de la izquierda: economía mixta (...) pero es exactamente mismo con una única diferencia, no creo que el Gobierno vaya a licitar proyectos, van a ser puras adjudicaciones directas”, comentó Cota.
Los atractivos de México, —como la cercanía con la principal economía del mundo, mano de obra calificada y competitiva, además de energía asequible— siguen ahí, pero el factor de riesgo es la revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá es más incierto con Trump que antes, advierte Barrios.
“Eso nos va a costar. Hay que resolver la incertidumbre y esa no depende solo de energía”.
Las cláusulas del TMEC establecen como fecha julio de 2026 como la fecha en la que los tres países tomarán la decisión de extender la vigencia actual del tratado por seis años adicionales. En una de sus decisiones ejecutivas firmadas el 20 de enero, Trump solicitó al Representante Comercial de los Estados Unidos iniciar el proceso de consulta pública establecido en preparación a esa fecha.
“Lo peor que nos podría pasar es que los grandes inversionistas digan: yo me espero al 2026 para ver si se ratifica el T-MEC. Por eso es tan importante avanzar con Trump en los otros temas″.
Compromisos ambientales
Aunque Trump quiere “inundar” al mundo con gas estadounidense principalmente, para poder hacerlo, necesita construir infraestructura, y no solo “drill, baby drill”, sino ductos, almacenamiento y terminales de gas licuado, y también bajar la regulación, lo que tiene impacto medioambientales, pero a Trump no le interesa la política de México en materia ambiental ni los compromisos del Gobierno actual si no requieren subsidios desde Estados Unidos, comentó Barrios.
“Es preocupante, pero excede a México, no solo es un efecto sobre México sino todo el planeta tierra porque todos lo compartimos. La atmósfera nos cubre a todos, las emisiones afectan a todo el planeta”, agregó.
La reducción de emisiones de metano en 30% hacia 2030, impulsada por el expresidente estadounidense Joe Biden, se concentra en 60% para la industria de gas y petróleo en Estados Unidos.
“La reducción de emisiones de metano son el sprint (carrera de velocidad) en el maratón para evitar el calentamiento global. Esa va a ser la noticia más relevante (si hay cambios)”, señala Cota de Talanza Energy.
También recuerda que Darren Woods, CEO de ExxonMobil, la petrolera más grande de Estados Unidos, dijo que EE.UU. no debería quitar la regulación de metano, durante noviembre de 2024 en la víspera de la victoria presidencial de Trump.
Cota menciona que el impulso de Estados Unidos a la industria petrolera no va a beneficiar a la empresa estatal Petróleos Mexicanos, conocida como Pemex, porque sus acreedores le pedirán que mejore su perfil de criterios Ambientales, Sociales y de Gobierno (ESG por su sigla en inglés).
“A Pemex no lo rige Estados Unidos, sino los mercados financieros. Con la deuda de US$100.000 millones que tiene, en realidad sus jefes son todos sus acreedores”, concluye.
Ver más: Sheinbaum define menos inversión sexenal para Pemex que AMLO