Carlos Slim compra a familia Baillères campos petroleros con fuertes caídas de producción

Las inversiones ejercidas en los yacimientos Ichalkil y Pokoch enfrentan reducciones significativas comparadas con las inversiones aprobadas por el regulador mexicano

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Ciudad de México — El empresario mexicano Carlos Slim Helú compró a la familia Baillères su participación en dos de los campos petroleros más prometedores de la reforma energética del expresidente Enrique Peña Nieto, pero que registran una fuerte caída de producción.

Zamajal, compañía filial propiedad de Grupo Carso, formalizó el 20 de junio la compra de la empresa PetroBal Upstream Delta 1 por US$530 millones. La firma poseía 50% de las acciones en los yacimientos marinos Ichalkil y Pokoch, ubicados frente a la costa de Campeche.

Luego de que Ichalkil y Pokoch alcanzaron sus niveles más altos de extracción en agosto de 2022 con 23.600 barriles por día, la producción petrolera comenzó a caer. En mayo de 2024, la producción retrocedió hasta 9.999 barriles por día, el tercer mes más bajo desde que comenzaron a producir, según los datos más recientes publicados por el regulador mexicano, la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH).

Fieldwood y PetroBal estimaron extraer 455 millones de barriles de petróleo crudo en ambos campos hasta 2041. Los yacimientos comenzarían a producir 20.000 barriles diarios a partir de 2020 hasta alcanzar un pico que superaría los 100.000 barriles por día en 2026, de acuerdo con los pronósticos de producción del consorcio presentados en su plan de desarrollo a la CNH en enero de 2019.

Para 2024, las compañías estimaron una producción promedio de 66.300 barriles por día, considerando modificaciones a su plan de desarrollo original.

El ingeniero civil con una fortuna de US$92.700 millones, según el Bloomberg Billionaires Index, ha incrementado su portafolio en negocios energéticos a través de múltiples compañías dirigidas por su familia, desde campos petroleros, refinación de crudo, gasoductos y energía limpia, compras que incluso ha celebrado el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.

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Slim Helú, el mexicano más rico del país gracias a sus empresas de telecomunicaciones e infraestructura, y el difunto Alberto Baillères conocido como ‘rey de la plata’ por su imperio minero, entraron al negocio de la explotación petrolera tras el fin del monopolio de Pemex que duró 75 años, y ganaron múltiples contratos subastados por el Gobierno mexicano en la década pasada.

Retrasos, escasez de equipos y menos inversión

En septiembre de 2021, el entonces CEO en México de la empresa operadora Fieldwood, Andres Brügmann, dijo en entrevista a Bloomberg Línea que esperaban producir 30.000 barriles diarios a pesar de los retrasos en el inicio de producción por incumplimiento de comprobación de costos.

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Carlos Morales Gil, CEO de PetroBal y exdirector de la empresa estatal subsidiaria Pemex Exploración y Producción (PEP) explicó en entrevista que la escasez de plataformas móviles de perforación, conocidas como jack-ups, estaba afectando las actividades de producción de los yacimientos, durante marzo de 2023.

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La diferencia entre las inversiones aprobadas y ejercidas por Fieldwood en el bloque petrolero también ha sido significativa en los últimos dos años, según los datos de CNH hasta abril de este año.

AÑOINVERSIÓN APROBADA EN US$ MILLONESINVERSIÓN EJERCIDA EN US$ MILLONES
2016289
2017148132
20183639
201941378
2020328311
2021545419
2022607356
2023635258
202465870 (abril)

Bloomberg Línea consultó a Grupo Carso sobre el tema, pero no obtuvo respuesta inmediata.

La operación entre la empresa de Slim y la de Baillères ocurre mientras gigantes petroleros como BP, Chevron y Equinor están abandonando el negocio petrolero de México y devolviendo activos al Estado mexicano ante el fracaso exploratorio en los bloques que ganaron en el Golfo de México.

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El Gobierno de Peña Nieto prometió que México aumentaría su producción de petróleo a 3 millones de barriles diarios hacia 2018 con la reforma energética, pero la producción en lugar de aumentar cayó hasta 1,7 millones, uno de los niveles más bajos en 40 años.

La llegada de López Obrador a la presidencia en 2018 cambió el rumbo de la política energética del país hacia el rescate financiero y operativo de Pemex. Su administración canceló subastas petroleras programadas e impuso una meta productiva a las petroleras privadas de 280.000 barriles por día hacia 2024, misma que las compañías mantuvieron a pesar de la pandemia de Covid-19, mientras que Pemex recortó sus expectativas sexenales.

Las petroleras privadas actualmente producen 90.000 barriles diarios, 67% por debajo de la meta presidencial. El mandatario mexicano ha criticado el desempeño de las petroleras privadas y ha dicho que especularon financieramente con los contratos, además ha mencionado que su administración podría cancelar algunos de los contratos, pero no lo ha hecho porque las compañías harían un “alboroto”.