Ciudad de México — Carlos Slim Helú, el hombre más rico de México, ha incrementado su portafolio de negocios petroleros durante el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador, conocido como AMLO.
El movimiento más reciente fue el acuerdo de compra por parte de la empresa Carso Energy del 49,9% de la filial en México de la petrolera Talos Energy, accionista en el megacampo marino Zama —previamente disputado con el gigante estatal Petróleos Mexicanos (Pemex)— el 25 de mayo.
Una vez que las autoridades mexicanas aprueben la compra, la subsidiaria de Grupo Carso pagará US$ 124,7 millones en dos partes a la empresa dirigida por Timothy S. Duncan, con la posibilidad de incrementar el monto hasta US$ 262 millones si se alcanzan ciertas metas.
La participación de Carso en el activo más polémico del sector se sumará al amplio portafolio de negocios petroleros del ingeniero civil con una fortuna de US$90.300 millones, según el Bloomberg Billionaire Index.
¿Qué negocios petroleros tiene Slim?
Slim comenzó sus primeros negocios petroleros fuera de México en marzo de 2011 con la compra del 70% de las acciones de Tabasco Oil Company en Colombia donde Grupo Carso opera dos bloques, 10 días después, constituyó Carso Energy, cuya actividad principal es ser tenedora de un grupo de empresas que operen dentro del sector de energía.
La subsidiaria realiza actividades de exploración, localización, producción, transporte, compra y venta de petróleo, gas y minerales, además de energía geotérmica y operación de plantas hidroeléctricas.
En 2017, Carso Energy, a través de la empresa Carso Oil and Gas, ganó dos contratos petroleros en una subasta petrolera para la exploración y explotación de gas y petróleo como parte de la reforma energética del expresidente Enrique Peña Nieto.
Con la llegada de AMLO a la presidencia, Slim Helú fue uno de los actores principales en una tensa negociación sobre gasoductos y tarifas de transporte de gas entre la empresa estatal CFE y Carso Energy, Sempra Energy (IEnova) y TC Energy, que se resolvió con la ampliación de contratos y tarifas niveladas en agosto de 2019.
Dos meses después, en octubre, la empresa subsidiaria Operadora Carso Infraestructura y Construcción (Cicsa) obtuvo un contrato de Pemex para construir dos plataformas marinas por MXN$ 1.442 millones y US$ 69,8 millones.
Dos años después, la filial GSM-Bronco obtuvo un contrato para perforar y terminar pozos en campos terrestres de Pemex con un valor de US$ 196 millones.
Ahora la empresa subsidiaria Zamajal de Carlos Slim está por asociarse con Talos en el yacimiento más grande descubierto en la década pasada con una renta petrolera para México estimada en US$31.000 millones, pero primero tendrá que recibir la aprobación del regulador antimonopolio, la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece).
El CEO de Talos dijo en un comunicado que la inversión de Grupo Carso es una muestra de del potencial económico de Zama, y la asociación también se beneficiará de la presencia de la compañía en México y su experiencia comercial a nivel global.
“Carso es el socio correcto en el momento correcto”, comentó Duncan.
Pemex, con 50,4% de participación en el campo Zama, será el operador del proyecto petrolero tras un complejo proceso de unificación con sus socios privados encabezados por Talos, los cuales reclamaban la mayoría de participación accionaria (60%) y la operación del yacimiento.
El regulador petrolero, la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), recibió este año el plan de desarrollo del campo marino en aguas superficiales del Golfo de México donde se espera un pico de producción de 151.000 barriles diarios de petróleo crudo en 2032.