Bloomberg — El Salvador llegó a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional después de cuatro años de negociaciones que fueron tensas por la adopción del Bitcoin como moneda de curso legal en el país.
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La nación centroamericana y el prestamista con sede en Washington acordaron un programa de préstamos de US$1.400 millones que se desembolsarán en 40 meses, según un comunicado del FMI. A cambio, El Salvador acordó adoptar medidas que mejorarán su saldo primario y ayudarán a reducir su relación deuda/PIB.
El FMI citó el trabajo del gobierno para mejorar su situación fiscal, hacer crecer la economía, reducir la inflación y administrar sus obligaciones de deuda a corto plazo.
El prestamista también suavizó su postura sobre el uso de Bitcoin (XBTUSD) por parte del gobierno del presidente Nayib Bukele, que había sido un importante punto de fricción. Las reformas legales harán que la aceptación de la criptomoneda sea voluntaria para el sector privado. Los riesgos del proyecto Bitcoin de El Salvador, dijo el FMI, “disminuirán significativamente en línea con las políticas del Fondo”.
El acuerdo, que aún necesita la aprobación de la junta ejecutiva del Fondo, pondría fin a un tema que ha molestado durante mucho tiempo a los inversionistas en los mercados de bonos de El Salvador. La adopción de Bitcoin por parte de Bukele en 2021 puso al gobierno en desacuerdo con el FMI, provocando rebajas de calificación crediticia, asustando a los inversores y haciendo que los precios de los bonos cayeran en picada.
Bukele, sin embargo, orquestó un cambio de rumbo al recomprar notas en dólares con descuento, pagar otros bonos antes de tiempo, reestructurar la deuda de pensiones y refinanciar algunos de sus valores domésticos. Los bonos con vencimiento en 2052 saltaron de menos de 30 centavos por dólar a mediados de 2022 a alrededor de 106 centavos, recompensando a los inversores en deuda con uno de los mejores rendimientos del mundo en desarrollo.
Las notas cotizaron mixtas el miércoles tras el anuncio.
El gobierno hizo un sorpresivo regreso al mercado de bonos en abril, vendiendo US$1.000 millones en pagarés globales en un acuerdo endulzado en el que la tasa de interés del bono aumenta si El Salvador no logra varias mejoras en la calificación crediticia o un acuerdo con el Fondo.
También llevó a cabo un canje de deuda por naturaleza para canalizar fondos al río más largo del país en octubre, y luego vendió otros US$1.000 millones en bonos a 30 años para recomprar bonos existentes y pagar los atrasos del gobierno.
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