S&P Global ratificó la calificación B- para la deuda soberana a largo plazo del Ecuador, pero empeoró la perspectiva de lo mismo al pasarla a negativa, desde estable. Esta modificación responde a “tensiones de liquidez” y se da en medio de la más grave crisis de seguridad que ha vivido el país en los últimos años.
Según destacó S&P Global en su informe, el desempeño fiscal de Ecuador se ha deteriorado y la capacidad del Gobierno para implementar políticas correctivas probablemente se verá limitada por su corto mandato y por la necesidad de hacer frente a la crisis financiera y a la creciente violencia.
“Una amortización más sustancial de la deuda en 2025-2026 y la incertidumbre sobre el acceso de Ecuador a los los mercados mundiales, en un contexto de deterioro de la confianza de los inversores, ponen de relieve los posibles riesgos de financiación”, sostienen los analistas de la calificadora de riesgo.
Respecto del cambio de perspectiva, de neutral a negativa, puntualizan que existe al menos una posibilidad entre tres de que se produzca una rebaja de la calificación en los próximos 12-18 meses, si el Gobierno no logra mejorar la situación y restablecer la confianza de los inversores.
Escenario bajista
Los analistas de S&P detallaron que podrían rebajar las calificaciones en los próximos 12 meses si perciben un debilitamiento de la capacidad del Gobierno para evitar una mayor ampliación de los desequilibrios fiscales “por encima de nuestras expectativas o si el apoyo de los acreedores multilaterales y bilaterales es más limitado de lo esperado”.
Dado que el acceso a los mercados internacionales sigue siendo incierto, los mayores déficits fiscales pueden aumentar la dependencia de la deuda a corto plazo, elevando el riesgo de refinanciación.
“Al mismo tiempo, los indicios de que el soberano puede estar menos dispuesto a pagar el servicio de su deuda nos llevaría a rebajarla. En el nivel de calificación actual, probablemente consideraríamos una amplia reestructuración de la deuda, la recompra de la deuda o el canje de deuda como una situación de dificultad y equivalente a un impago”, escribieron.
Escenario alcista
A contramano de lo dicho en el apartado precedente, S&P Global destacó que podría revisar las perspectivas a estables si observa avances en los ajustes de las políticas o reformas que refuercen el perfil financiero de Ecuador. Una reducción más rápida del déficit fiscal de Ecuador o una mayor claridad sobre su estrategia de financiación podrían contener las vulnerabilidades del país. Este escenario probablemente facilitaría el acceso de Ecuador a la financiación, especialmente de acreedores privados a nivel local y mundial.
Riego país, por encima de los 2.000 puntos
Al cierre del 10 de enero de 2024, el riesgo país que acarreaba la deuda ecuatoriana según el índice de JP Morgan era de 2.018 unidades, lo que colocaba al país como el tercero más riesgoso de la región para invertir, detrás de Venezuela y Bolivia.
Para tomar dimensión del deterioro, al cierre de 2022 Ecuador ostentaba un riesgo país de 1.255 puntos.