Bloomberg Línea — Desde hace un tiempo, sectores debaten sobre iniciar un proceso de dolarización en Costa Rica. La posibilidad ha tomado mayor fuerza ante la reciente apreciación de la moneda.
La compra del dólar ha tenido grandes altibajos. El precio del dólar en el Mercado de Monedas Extranjeras (Monex) se cotizaba el 21 de junio de 2022 en 696,76 colones costarricenses, mientras que el martes 17 de diciembre, el dólar estadounidense se pagó a ₡500,21 en promedio, muestra el Banco Central (BCCR).
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En ese contexto, expertos están analizando los posibles impactos y beneficios de esta medida. Las opiniones están divididas: mientras algunos argumentan que la dolarización podría traer estabilidad, otros señalan los riesgos asociados, como la pérdida de autonomía en la política monetaria.
“La dolarización nunca se ha propuesto como la solución para todos los problemas de un país, no es la panacea y no es una varita mágica. Ningún régimen cambiario puede garantizar por sí solo el crecimiento sostenido o mejoras en la competitividad”, dijo el economista Luis E. Loría, durante el foro “¿Debe Costa Rica dolarizar su economía?”, organizado a inicios de mes en la Asamblea Legislativa.
Sin embargo, agregó el especialista, “una moneda estable es un requisito necesario, aunque no es suficiente para obtener un crecimiento económico sustentable”.
Loría dijo que para entender mejor los desafíos que enfrenta el mercado cambiario costarricense, es importante considerar su tamaño y profundidad.
Por ejemplo, el monto de transacciones cambiarias en Costa Rica es minúsculo comparado con países como México y Chile, donde se transa en pocos días lo que en el país centroamericano se transa en un año.
Esta ineficiencia del mercado cambiario puede llevar a comportamientos en manada y distorsiones significativas, especialmente en períodos de alta volatilidad. Además, las obligaciones de cambiar divisas para pagar impuestos y a la Caja del Seguro Social, conocido como el “efecto planilla”, añaden otra capa de complejidad y distorsión al mercado, que podrían mitigarse permitiendo pagos en dólares.
¿Qué aprender de Ecuador, El Salvador y Panamá?
Para el economista, las experiencias de dolarización en los tres países latinoamericanos oficialmente dolarizados ofrecen lecciones para Costa Rica.
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En Ecuador, la decisión de pasar del sucre al dólar se implementó en medio de una crisis macroeconómica severa en el año 2000. Loría destacó que la dolarización en el país sudamericano logró estabilizar la economía, reducir la inflación y restaurar la confianza en el sistema financiero.
El Salvador, por otro lado, adoptó la dolarización en 2001 de manera ordenada, sin enfrentar una crisis significativa. Antes de la adopción del dólar, el país mantenía un tipo de cambio estable durante siete años —8,75 colones por dólar— y contaba con una reserva monetaria sólida.
Esta medida buscaba facilitar la integración regional y mejorar la competitividad, eliminando el riesgo de devaluación y manteniendo una alta calificación de riesgo país.
Panamá, que ha utilizado el dólar desde 1904, destaca por su mínima intervención estatal, integración financiera global, y un sistema financiero abierto que fomenta la competencia.
Según Loría, la recomendación para Costa Rica, si la discusión pasara a otra instancia, sería mantener su banco central tras la dolarización, como lo han hecho El Salvador y Ecuador.
A favor y en contra de la dolarización en Costa Rica
En el mismo foro, Sandro Zolezzi, consultor experto en inversión extranjera, argumentó estar contra de la dolarización formal de la economía costarricense, destacando que, en la práctica, el país ya está ampliamente dolarizado, con el 68% de la cartera de préstamos en la divisa estadounidense.
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El analista agregó que la discusión sobre la dolarización no tiene sentido en un país donde la economía ya depende significativamente de los dólares, especialmente en el contexto de las exportaciones y la IED.
Un criterio similar compartió el economista José Luis Arce, quien dijo que el debate de la dolarización carece de relevancia en este momento, “ya que existen otros temas económicos más urgentes que deben ser abordados” y que en muchos casos de América Latina, este proceso se implementó durante momentos de crisis como un ancla nominal para detener procesos inflacionarios y de inestabilidad.
Sin embargo, señaló que las políticas monetarias y fiscales en Costa Rica han sido relativamente congruentes y han evolucionado significativamente en las últimas tres décadas, logrando niveles de inflación y tasas de interés locales alineados con los internacionales.
El economista e investigador Dennis Meléndez debatió que si bien uno de los principales argumentos en contra de la dolarización es la pérdida de soberanía monetaria, en la actualidad las decisiones del BCCR están influenciadas por las acciones de la Reserva Federal de los Estados Unidos.
También criticó que el exceso de dólares en el mercado ha sido provocado por la colocación de eurobonos y una política monetaria que atrae capitales, resultando en reservas monetarias internacionales históricamente altas, como los US$14.000 millones actuales (14,8% del PIB del 2024), “un monto que nunca habíamos vivido, ni habíamos soñado”, pero que han sido recursos obtenidos de créditos externos y consecuentemente eso representa una carga para el país.
Por su parte, Norberto Zúñiga, economista de Ecoanálisis, dijo que promover la idea de la dolarización no es sencillo, porque para implementar ese tipo de reformas, “debemos estar en una situación muy crítica o convencer a la población de que el nuevo régimen sería significativamente más beneficioso que el actual”.