Bogotá — El presidente Gustavo Petro logró menos de la mitad de sus objetivos en la primera legislatura, cuyas sesiones ordinarias acaban de culminar: aunque se aprobó la reforma tributaria y el Plan Nacional de Desarrollo, el resultado es negativo por cuenta del fracaso de las reformas política y laboral, y de la situación actual de las reformas pensional y de salud.
Síguenos en las redes sociales de Bloomberg Línea Colombia: Twitter, Facebook e Instagram
“El balance para esta primera legislatura del Gobierno Nacional es bastante regular, teniendo en cuenta además que este primer año era el más importante en el Congreso porque, según los acuerdos, contaban con la presidencia del Senado y de la Cámara. Era por lo tanto el año que más había que aprovechar porque ya no tendrá la misma prioridad la agenda del Ejecutivo”, aseguró Fernando Posada, consultor político y columnista.
La reforma laboral, una de las anunciadas con bombos y platillos desde el Ministerio del Trabajo, y frente a la cual el Gobierno Nacional resaltó en varias condiciones que había sido consensuada, se hundió en la Comisión Séptima de la Cámara de Representantes al no alcanzar el quórum necesario para ser votada. Por lo que no se pudo llevar a cabo el primer debate, requisito indispensable para haber seguido con vida y haber continuado su trámite en el legislativo.
Al respecto, la representante a la Cámara por el Pacto Histórico y ponente del proyecto, María Fernanda Carrascal, sostuvo que “sé que lo estamos haciendo bien cuando las estrategias para dilatar el debate son solo procedimentales y recusaciones temerarias, cuando los señalamientos son personales buscando insultar mi inteligencia, herirme o callarme. Una lástima que, por ahora, le hayan impedido al país conocer una reforma, particularmente una ponencia, construida por tantos sectores, por representantes de diversos partidos, con proposiciones de gremios y de academia, con tantos consensos”.
La reforma política, por su parte, fue retirada a finales de marzo y por el mismo Ejecutivo al concluir que, con todas las modificaciones realizadas, no cumplía el objetivo progresista por el cual fue presentada.
Y aunque tanto la reforma a la salud como la reforma pensional avanzan en su trámite en el Congreso de la República, siguen generando más dudas que certezas por su contenido, no solo en los partidos políticos sino en el sector privado, expertos y exfuncionarios, quienes abiertamente han hablado de su inconveniencia.
Para Bruce Mac Master, presidente de la ANDI, lo que pasó con el proyecto que pretendía modificar el sistema laboral es la muestra de que “estas reformas, en estos temas, tienen que hacerse pensando en los trabajadores y en sus familias, en los desempleados, en los informales, en las pymes, mipymes y emprendedores. Solo así podremos producir soluciones que verdaderamente atiendan a toda la sociedad”.
A todo lo anterior se suma, además, la intención del presidente Petro de poner en la arena política dos reformas más, lo que confirmó recientemente en las manifestaciones que convocó a su favor: la reforma al sistema de servicios públicos y la reforma a la Ley 30 de 1992, mediante la cual se organiza la educación superior.
Entonces, ¿qué posibilidades tiene el Gobierno de pasar sus reformas en la segunda legislatura del año? ¿cuenta con el capital político necesario?
“Quizás el principal problema que va a enfrentar el Gobierno en las próximas legislaturas, con la aprobación de las reformas, es su propia falta de disposición para dialogar con los partidos lo que otros sectores políticos consideran que debe ser incluido o cambiado en los proyectos. Esto es algo que Gustavo Petro como senador vio durante años, es propio de la labor del Congreso”, resaltó Posada.
En esa línea agregó que lo más preocupante para las legislaturas entrantes, viendo cómo fue el rendimiento del Gobierno durante este primer año, termina siendo la relación tan antagónica que ha construido el Presidente con los partidos que lo acompañaban en la coalición. “Debería ser una relación manejada con inteligencia, estrategia, diálogo y cordialidad, pero el Presidente no puede pretender adelantar una agenda reformista y al mismo tiempo tener esa relación con el Congreso”.