Bogotá — Un revolcón se está viviendo en la Federación Nacional de Cafeteros (FNC), a tres meses de la llegada de su nuevo gerente, Germán Bahamón Jaramillo.
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De la institución han salido Octavio Castilla, quien gerenciaba Almacafé, empresa de la Federación Nacional de Cafeteros encargada de logística.
También salieron los gerentes de las zonas de Huilda y Caldas.
Adicional a eso, fue suprimido el cargo de subgerente de la FNC.
La razón: la compra de 7.000 bultos de café que no pudieron ser certificados como 100% colombianos, lo que representaría una pérdida para la Federación de más de $7.000 millones.
Lo anterior fue denunciado por Aurelio Suárez, analista económico, fundador de la Unión Cafetera Colombiana en 1985 y de la Asociación Nacional por la Salvación Agropecuaria, en su columna de Semana:
“Surgen a la sazón ciertas preguntas: ¿la ligereza de los compradores de Almacafé, del Huila y a escala nacional, fue para desenredar al importador de marras? ¿Por qué además se compró “a precio de coproducto colombiano”? ¿Por qué la Junta Directiva, en la que algunos miembros principales llevan años asentados, como el presidente, Iván Arango, “se acaba de enterar”? ¿Por qué Germán Bahamón habla de la salida de algunos directivos, como la del gerente perpetuo de Almacafé, Octavio Castilla, si la decisión fue darle un lapso para tramitar la pensión? ¿Cuál es la política de compras de Almacafé, concentrada en un puñado de proveedores con jugosos márgenes?”.
Y agrega “Sin embargo, la más relevante interrogación es: ¿por qué Germán Bahamón, en su tardío informe del caso, de hace menos de 24 horas (Semana, 16/06/23), respalda de modo soterrado las importaciones de café, que solo han llenado las arcas de terceros? En el desespero se decidió vender –de “a puchas” y a menos precio– el canephora para consumo de los hogares colombianos sin control de inocuidad alimentaria y Almacafé, cuyas utilidades declinan desde 2020, tuvo pérdida integral general (luego de impuestos) de 3.243 millones de pesos en 2022, por la caída del margen de operación de 5.035 millones en 2021 a 557, diez veces menos (estados financieros)”.
Suárez advierte también que “esa maniobra incurre en detrimento ya reconocido de dineros públicos por más de $7.000 millones, y el gerente Bahamón no puede ser cómplice y debe ir a denunciarlo a la Fiscalía y a la Contraloría, no basta un mero boletín de prensa. Es delito, no error”.
En una siguiente columna, el experto auspicia la peor crisis cafetera de la historia. Y es que a lo anterior de suma, dice, “la cuarta crisis, que viene este año, es por las mismas razones de 2013, sumadas a otras sobrevinientes igual de graves. El precio internacional pasó de 2,03 dólar por libra el 19 de abril de 2023 a 1,55 el 19 de julio; la tasa de cambio, la otra variable clave, se revalúa alrededor de $4.000, y la producción, retrasada por falta de apoyo para renovar los cafetales, se recortó en cuatro años de 14 a 11 millones de sacos de 60 kilos. El precio actual es cercano a $130.00 pesos por arroba, debajo de $150.000, el menor costo de producción posible, aunque en cultivos agroindustriales puede subir a $170.000. Se coge al pierde”.
En entrevista reciente con Bloomberg Línea, el gerente de la Federación, Bahamón Jaramilló, señaló que se reunió con el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, y expuso la visión de la caficultura y el norte “hacia el cual quiero llevar la Federación, dejando a su disposición información que se había determinado como relevante, planteando algunos frentes de trabajo en los cuales la Federación es aliado fundamental del Gobierno para el cumplimiento de las metas del Plan Nacional de Desarrollo”.
Lo anterior refiriéndose a la industrialización de la caficultura que permita al productor avanzar en la cadena de valor, la titulación de tierras que le permita al caficultor gestionar de manera efectiva créditos alejándolo de las garras del gota a gota, el mejoramiento de vivienda que lleve bienestar a las familias cafeteras y la renovación de cafetales que permitan mantener un parque cafetero joven.