Bogotá — La legislatura ya terminó y el Gobierno de Gustavo Petro logró aprobar la reforma pensional y dejar viva la reforma laboral, sin embargo, a las críticas de que no ayuda a crear nuevos puestos de trabajo se suma el hecho de que es cuestionable su capacidad de contribuir a la formalización de empleados.
Dentro del proyecto se incluyen modificaciones al Código Sustantivo del Trabajo (CST) que implican un aumento en la remuneración, distinta al incremento anual, para corregir el efecto inflacionario.
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Uno de los más importantes es la reducción de la jornada laboral diurna. El artículo 13 de la reforma modifica el artículo 160 del CST, reduciendo la jornada diurna en dos horas, estableciéndola desde las 6:00 am hasta las 7:00 pm.
Lo anterior implica que aumenta la jornada laboral con recargo nocturno e incrementa los costos laborales asociados a los empleados que trabajan en estos horarios.
De acuerdo con ANIF si bien la reforma pretende ampliar las garantías para los trabajadores, al igual que mejorar sus condiciones laborales y fomentar la formalidad, está lejos de hacerlo bajo ese mecanismo.
El centro de pensamiento asegura que el aumento en los costos de remuneración de 8,2% para los empresarios despierta importantes preocupaciones, sobre todo para aquellas actividades que se desempeñan principalmente en horarios desde las 7:00 pm.
Las ramas con mayor capacidad de generación de empleo coinciden con las que se desempeñan de noche, tales como el comercio y la construcción. Tan solo el comercio (que incluye servicios de alojamiento, comida y transporte) emplea al 33 % de los ocupados a nivel nacional.
Además, vale recordar que el 92% de las empresas en Colombia son microempresas que tienen un menor músculo financiero para asumir costos adicionales.
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En ese orden de ideas, dice ANIF, el nuevo costo derivado de la reforma laboral sería asumido en su totalidad por el empleador, pues eso no implica un incremento en los niveles de productividad ni en el valor agregado que aporta el trabajador.
Dice que también hay otros cargos como el aumento del recargo dominical y de las indemnizaciones por despido sin justa causa, son cargas que suman presiones financieras a los empresarios, particularmente a los de menor tamaño.
Concluye que, con todo, los resultados derivados de la reforma podrían ser dos. Como la productividad no cambia producto de la reforma, las empresas tendrán menores márgenes para crecer, generar más empleo y valor agregado.
Por otra parte, la mayor carga salarial de la formalidad puede contribuir a que los empleadores busquen contratar menos personal de manera formal en el corto plazo, e incluso empujar a la informalidad a aquellos que se encuentran vinculados hoy bajo un contrato laboral.
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De esta forma, se estaría materializando el objetivo contrario que persigue la reforma; más desempleo y mayor informalidad podrían derivarse de esta medida.