Desde el pasado diez de junio, la multinacional Chiquita Brands ha estado acaparando la atención de la opinión pública. La razón: fue condenada por la justicia de los Estados Unidos por haber financiado a las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), por lo que deberá indemnizar a ocho víctimas del paramilitarismo.
El fallo en favor de las víctimas, después de 17 años de litigio, fue dado a conocer por EarthRights International, el representante de los demandantes, a través de un comunicado en el que se lee cómo Chiquita Brands fue hallada civilmente responsable de algunos delitos perpetrados por las AUC en dos subregiones que históricamente han padecido en conflicto en Colombia: el Urabá y el Magdalena Medio.
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“Al proporcionar más de 1,7 millones de dólares en financiación ilegal a las AUC entre 1997 y 2004, Chiquita contribuyó a sufrimientos y pérdidas indecibles (...) incluidos los brutales asesinatos de civiles inocentes. Este veredicto histórico también significa que algunas de las víctimas y familias que sufrieron como resultado directo de las acciones de Chiquita finalmente serán compensadas”, documenta EarthRights International.
El fallo es considerado un hito, debido a que es la primera vez que un tribunal de los Estados Unidos responsabiliza a una compañía estadounidense por los abusos contra los derechos humanos perpetrados en ese país. De hecho, al ser hallada culpable, Chiquita Brands deberá pagar entre US$2 millones y US $2,7 millones de reparación a cada víctima, como documentó El País.
¿Quiénes son los propietarios de Chiquita Brands?
Chiquita Brands es propiedad de Cutrale-Safra, un consorcio brasileño integrado por Cutrale Group y Safra Group, que en 2014 acordó su compra por US $1.300 millones, aunque solo en enero de 2015 se completó la adquisición.
Mientras que Cultrale Group, del magnate José Luis Cutrale, es uno de los mayores exportadores globales de jugo de naranja, Safra Group, antes propiedad del fallecido brasileño-libanés Joseph Safra, opera justamente en el sector de la banca.
“Para garantizar que Chiquita tenga una plataforma sostenible y de primer nivel en su sector, la compañía podrá acceder a la experiencia sustancial de Cutrale-Safra en todos los aspectos de la cadena de valor de frutas y jugos y a su extendida pericia financiera”, afirmó el consorcio en 2014, cuando anunció la adquisición de la multinacional bananera.
Desde 2018, el presidente y CEO de Chiquita Brands es Carlos López Flores, que arribó a la compañía desde 2003 como miembro del programa de desarrollo global y fue escalando posiciones.
Es importante resaltar que si bien la multinacional es propiedad del consorcio Cutrale-Safra desde 2014, la culpabilidad civil por financiar al paramilitarismo fue de 1997 a 2002.
Chiquita Brands, la antes llamada United Fruit Company
Chiquita Brands, que hoy tiene presencia en 70 países y 25.000 empleados en 20 países, fue fundada en 1889 bajo el nombre de United Fruit Company, resultado de la fusión entre dos empresas: la Boston Fruit Company y la Ferroviaria Minor C Keith.
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En 1990, la compañía cambió su nombre a Chiquita Brands Internacional, como reseña la compañía en su página web. Fue siete años después del cambio de nombre que, como lo estableció la justicia estadounidense, comenzó a aportar dinero a las AUC, uno de los principales actores del conflicto armado colombiano, por lo que deberá indemnizar a sus víctimas.
“Este veredicto envía un poderoso mensaje a las corporaciones de todo el mundo: beneficiarse de abusos contra los derechos humanos no quedará impune. Estas familias, víctimas de grupos armados y corporaciones, hicieron valer su poder y prevalecieron en el proceso judicial”, dijo Marco Simons, asesor general de EarthRights International.