Bogotá — La pandemia y el alto precio de los insumos le pasaron factura a Sierra Nevada, cadena de hamburguesas artesanales que arrancó en 2010 con un capital de $45 millones y que en 2019 llegó a vender $19.000 millones.
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Hoy, 13 años después de su fundación, la compañía entró a reorganización empresarial con la Superintendencia de Sociedades.
En entrevista con Bloomberg Línea, Emiliano Moscoso, dueño de la empresa, dijo que han tenido que cerrar tres locales en Bogotá: Rosales, Chapinero y Centro Comercial Santa Fe; y que continúan con 11 puntos activos y con la premisa de salir victoriosos de este proceso.
Asimismo, que las deudas que tienen actualmente no son ni con sus empleados ni con sus proveedores, sino con la Dian y con el sector financiero, acreencias que en conjunto suman cerca de $4.800 millones.
A pesar de ello, han mantenido a sus 100 empleados directos, no han hecho ningún despido.
“El año pasado llega nuevamente el impoconsumo, una situación compleja, se acabó la crisis, los arriendos vuelven a sus valores normales con incrementos que dejaron de hacerse, más el IPC... y un agravante: las oficinas no volvieron o lo hicieron de forma híbrida. A eso se suma que entre los ingredientes que tuvieron mayor alza fueron la carne, la harina, importados como los empaques, hubo también crisis de papa. Entonces, comerse una hamburguesa en combo, hoy está en $35.000, $40.000. Para las oficinas pues no a veces no es una opción. Quedamos en un jaque muy difícil”, explicó Moscoso.
También se refirió a un contrato de ventas garantizadas que tenían con la aplicación Rappi, donde el margen de comisión pasó del 12% al 20%, “entonces fue la tormenta perfecta. No pudimos seguir pagándole a la Dian. Empezamos a colgarnos también con los bancos. Este año, ante el posible embargo de cuentas, levantamos la mano y pedimos ayuda”.
No obstante, el empresario Moscoso destacó que “la marca viene jalando. La noticia positiva es que seguimos adelante, seguimos trabajando en procesos de calidad, en estrategias de comunicación, con participación en eventos. Hay muy buena aceptación del producto, no es que no se esté vendiendo, sino que la estructura que teníamos ya no dio. Pero tenemos clientela y la caja se está moviendo. Aceptamos que tenemos una hamburguesa de un precio y le metemos mucho a la calidad, a tener un súper producto”.
Por lo que enfatizó que con el proceso ante la Supersociedades, que esperan sea una apuesta de cinco año, lo que buscan es reestructurarse, pagar sus pasivos y salir fortalecidos. “No vamos a apagarnos, vamos a crecer”.
En esa línea, comentó que el personal es indispensable y que por eso no han hecho despedidos. “El 15% de nuestra compañía está en condición de discapacidad auditiva, el 20% es migrante y estamos arrancando un piloto de contratación de personas trans. Toda esta apuesta por la gente sigue”.