Bogotá — Los principales países cafeteros en Latinoamérica como Brasil, Colombia y Honduras están experimentando consecuencias mixtas por cuenta de los efectos del cambio climático en la producción, a medida que otros factores como la inflación pueden repercutir en el consumo del grano en el 2023.
La sombra del cambio climático se cierne sobre los principales cultivos de la región como el café, uno de los más emblemáticos en países como Brasil y Colombia, y que también puede verse amenazado, en medio de los contrastes entre las sequías e intensas lluvias que golpean la producción.
Esta industria es una de las que más aporta divisas por concepto de exportaciones a los productores y emplea a más de 14 millones de personas en toda Latinoamérica.
Sin embargo, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) advierte que “en los últimos años, el cambio climático, las plagas y la caída de los precios del café han creado una tormenta perfecta que amenaza el bienestar de millones de productores y sus familias”.
“Brasil es un país continental y sufre los impactos de anomalías climáticas que han empeorado en intensidad y frecuencia en los últimos años”, explicó en entrevista con Bloomberg Línea el director general del Consejo de los Exportadores de Café de Brasil (Cecafé), Marcos Matos.
Reconoció que después de la cosecha récord de 2020, el gigante sudamericano enfrentó altas temperaturas, sequía y heladas en ciertas regiones donde se cultiva café arábiga, lo que resultó en dos cosechas bajas consecutivas en 2021 y 2022.
En el caso del mayor productor mundial de grano, se espera que la producción de café se recupere en la cosecha de 2023 y en la siguiente de 2024 tras esos dos años consecutivos de mal rendimiento.
Según el directivo, en la última década ha habido cosechas bajas secuenciales para el café arábica de 2013 a 2015, así como para el café conilon en Espírito Santo (a partir de 2016, con efectos en las cosechas posteriores en el estado).
Al ritmo actual, se espera que las temperaturas globales alcancen entre 1,5ºC y 4,5ºC en los meses más calurosos.
Pero el aumento de las temperaturas reducirá el área apta para el cultivo de café hasta en un 50% para 2050, según información recopilada por el BID.
La Federación Nacional de Cafeteros de Colombia (FNC) señaló a Bloomberg Línea que las condiciones extremas de clima ocurridas en los últimos siete años han generado afectaciones en los cultivos de café, especialmente cuando ocurren en Brasil, el primer productor de la región y del mundo.
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Las heladas y los excesos de lluvia, o la falta de esta, afectan de manera importante los procesos de floración y de llenado de grano, que repercuten en una disminución de la producción, dijo a este medio el director del Centro Nacional de Investigaciones de Café (Cenicafé), Alvaro Gaitán.
Añade que cuando los cultivos de café se concentran en una zona determinada como El Cerrado brasileño, eventos locales tienen gran efecto a nivel nacional y mundial.
Sin embargo, “la predicción de nuevas ocurrencias de estos eventos en el corto y largo plazo es aún muy incierta, y es por esto que cobra cada vez más importancia establecer sistemas de producción de café adaptados a las condiciones climáticas locales, es decir, que responden a patrones de comportamiento del clima observados en períodos de tiempo extensos (30 años)”, apuntó.
Para esto, señaló que es necesario acopiar datos de meteorología confiables, tener una capacidad de análisis de estos, y proveer alternativas agronómicas viables para que un cultivo perenne como el café pueda ser resiliente a estas variaciones.
Área cultivable preocupa en Centroamérica: las plagas se convierten en una mayor amenaza
Los impactos del cambio climático se están extendiendo por toda la región y sus efectos también son sentidos por los cafeteros de Centroamérica, de acuerdo Instituto Hondureño del Café (IHCAFE).
A una consulta de Bloomberg Línea, los ingenieros Juan Lozano y Cristian Lizardo de IHCAFE explicaron que el impacto del cambio climático en la caficultura les está afectando de varias formas, en la medida en la que el cultivo tiene unos requerimientos de temperatura, luz y humedad específica para que expresen tanto su potencial productivo y de calidad.
Estos requerimientos están condicionados directamente por las zonas donde se cultiva el café, influyendo directamente la altura sobre el nivel del mar.
Por lo que el efecto directo del cambio climático para este caso podría considerarse como una reducción del área cultivable, afirmaron.
Con el aumento de temperatura promedio, explican que muchas zonas cafetaleras, principalmente de bajillo, han dejado de presentar condiciones óptimas para el cultivo y se han tornado en zonas marginales para este, interfiriendo fuertemente en la productividad y rendimientos de conversión cereza-oro (café exportable).
Desde IHCAFE manifestaron que esto podría causar efectos aún peores desde el punto de vista ambiental, pues zonas muy altas donde hace 20 o 30 años atrás eran muy frías y húmedas para el cultivo, actualmente han empezado a presentar condiciones ambientales para el café, “siendo el principal riesgo la deforestación de zonas altas por causa de la migración agrícola, no solo de este cultivo sino de otros”.
Y desde el punto de vista fitosanitario ocurre algo similar con varias plagas y enfermedades, puesto que el aumento promedio de temperaturas ha hecho que la roya y la broca tengan una mayor evolución y progreso en zonas donde antes no lo hacían.
“Las condiciones ambientales, sobre todo la temperatura y humedad, son favorables para que la roya y broca cumplan sus ciclos epidémicos y tengan éxito en sus procesos biológicos”, indicaron.
Frente a la producción comentaron que existen algunos indicios de que la cosecha 2023/2024 puede ser menor a la que actualmente están finalizando (2022/2023) en Honduras.
Esto considerando los efectos de la sequía intensa que tuvieron durante el primer trimestre del año, la bianualidad negativa en producción de acuerdo a la edad promedio del parque cafetalero hondureño y el comportamiento de la floración observada durante el 2023.
Fenómeno de El Niño podría agravar la situación del café, pese a sus efectos mixtos
Con la llegada del fenómeno de El Niño a Latinoamérica, los cafeteros también están a la expectativa de lo que podría ocurrir en los cultivos.
Desde la Federación Nacional de Cafeteros (FNC) manifestaron que es cierto que en períodos de ocurrencia de El Niño se mejoran para algunas regiones las condiciones de crecimiento y de producción de plantas de café, debido a la mayor disponibilidad de luz, a temperaturas medias más altas y a ajustes en las precipitaciones en aquellos lugares donde tradicionalmente llueve mucho.
Pero advirtieron que también debe considerarse que cuando el evento de El Niño es extremo, la falta de agua en momentos críticos de llenado de grano puede llevar al fenómeno de vaneamiento, resultando el grano de calidad inferior, en enegrecimiento total del grano o en la no formación del mismo.
A pesar de los avances en modelación climática, en la actualidad aún es muy difícil pronosticar con anterioridad la magnitud del calentamiento del Pacífico que origina a El Niño, y, por lo tanto, es necesario actuar con las recomendaciones técnicas más adecuadas para el manejo de sombríos transitorios y permanentes, la fertilización oportuna y el seguimiento de plagas como la broca, para reaccionar a tiempo ante el desarrollo del evento, explicaron.
Según los meteorólogos, expuso Marcos Matos, Brasil vivió un verano lluvioso en 2022/23, con una cosecha de grano récord en la serie histórica (soja, maíz, trigo, algodón, etc.) y un gran volumen de agua en los embalses para la generación de energía y el riego en las explotaciones agrícolas.
“La tendencia es que este escenario se repita en el verano de 2023, lo que ha propiciado mejores cosechas de café en la cosecha 23 y un importante potencial para la cosecha 24, lo que ha incrementado el liderazgo de Brasil en el mercado mundial del café al aumentar su cuota de mercado”, afirmó.
En Centroamérica, este fenómeno se caracteriza principalmente por una reducción y mala distribución de la precipitación, veranos más intensos y época de canícula más largas y definidas, y un aumento de la temperatura.
En Honduras, el café, como la mayoría de los cultivos, es muy vulnerable al fenómeno de El Niño al ser un cultivo tropical que tiene una demanda bien definida de agua, que es proporcionada principalmente por lluvia.
“Existiendo momentos críticos durante la etapa fenológica. Si hay un déficit de agua por falta de lluvia puede ocasionar efectos muy negativos en el cultivo de café, sobre todo en la producción”, manifestaron desde Cenicafé.
Otro efecto negativo por el fenómeno de El Niño son los daños en la fructificación causados por la falta de lluvia, justamente cuando los frutos comienzan a crecer rápidamente y a formar las semillas, algo que ocurre a partir de la semana 9 después de floración, extendiéndose este periodo crítico hasta la semana 16.
Según los registros del departamento de Investigación y desarrollo del Instituto Hondureño del Café, el efecto de un déficit hídrico durante este período puede influir negativamente en la fructificación afectando desde un 16% de la misma, como ocurrió la cosecha 2019-2020, hasta un 25%, como sucedió en la cosecha 2015-2016 debido a las condiciones climáticas.
De acuerdo a un informe de la Organización Internacional del Café (OIT), en el año cafetero 2021/22 la producción mundial de grano disminuyó un 1,4% hasta los 168,5 millones de sacos, pero se espera que repunte de un 1,7%, hasta los 171,3 millones de sacos en el ejercicio 2022/23.
De acuerdo un informe divulgado por la revista científica PLOS One, “el café demostró ser más vulnerable al cambio climático con impactos negativos que dominan en todas las regiones productoras, principalmente debido al aumento de las temperaturas”.
Entre tanto, y en comparación con el café, se concluyó que el anacardo y el aguacate son más resistentes al cambio climático, aunque de todas maneras “el estudio ha demostrado que la adaptación al cambio climático será necesaria en la mayoría de las principales regiones productoras de los tres cultivos”.
¿Un café cada vez más caro para los consumidores?
Los productores de café se enfrentan a una disyuntiva, pues mientras la crisis climática se empieza a convertir en un mayor dolor de cabeza, también tienen que lidiar con condiciones adversas propias de la actividad por cuenta del encarecimiento de los fertilizantes, que hacen que los precios internacionales no lleguen a compensar ni los esfuerzos ni los gastos que estos realizan para llevar el café a los consumidores finales.
En Colombia, por ejemplo, la sumatoria de estos factores más las lluvias que acompañaron buena parte de la producción en los últimos meses provocó una disparada de los precios del café para los consumidores finales. En julio, los precios del café y los productos a base de ese grano presentaron una variación del 25,35%.
La inflación ha provocado que los consumidores reduzcan el consumo de café fuera del hogar y que migren hacia productos de menor calidad, según los especialistas.
De acuerdo a la Organización Internacional del Café, efectivamente la desaceleración de las tasas de crecimiento económico mundial para este año y “el aumento dramático en el costo de vida” tendrá efecto directo en el consumo.
Y aunque se espera que este aumente, lo haría a una tasa de desaceleración del 1,7 % hasta los 178,5 millones de sacos globalmente.
“Se espera que la desaceleración global provenga de países no productores, y se prevé que el consumo de café en Europa sufra la mayor disminución entre todas las regiones, con tasas de crecimiento que caerán al 0,1 % en el año cafetero 2022/23, a diferencia de la expansión del 6 % registrada en el año cafetero 2021/22″, explica.
En la otra cara, en julio los precios de compra en el mercado mundial del café siguieron cayendo, en detrimento de la economía de los productores.
Justamente, el precio indicativo compuesto de la OIC (I-CIP) cayó un 7,2 % de junio a julio de 2023, con un promedio de 171,25 centavos de dólar/libra para este último y un valor medio de 158,4 centavos de dólar/libra.
Entre tanto, el precio medio indicativo de todos los grupos cayó en julio de 2023, siendo los suaves colombianos los que experimentaron la mayor pérdida con un 10% y alcanzando una media de 190,58 centavos de dólar/libra.
“El arbitraje, tal como se evaluó entre los mercados de futuros de Londres y Nueva York, se contrajo un 16,9 % a 45,95 centavos de dólar/libra en julio de 2023, mientras que la tasa de crecimiento de los robusta superó al mercado de Nueva York”, detalló la OIC en su informe.
Desde el Consejo de los Exportadores de Café brasileño precisaron que el “mercado del grano ha fluctuado significativamente por una serie de razones, con caídas significativas en las últimas semanas, con el progreso de la cosecha de café en Brasil y el registro de buenos volúmenes y aumento gradual de las exportaciones, así como otras variables geopolíticas, incertidumbres en las economías, las tasas de inflación, los tipos de cambio y las tasas de interés en el mundo”.