Bogotá — El miércoles se vivió una jornada de marchas en varias ciudades del país. El propósito del Gobierno, según dijo, fue pedir apoyo a las reformas que promueve en el Congreso, pero expertos lo ven, además, como una búsqueda de respaldo a los candidatos del Gobierno en las elecciones regionales.
El 29 de octubre los colombianos acudirán a las urnas para elegir gobernantes regionales, es decir, alcaldes, gobernadores, ediles y concejales.
En Bogotá, ciudad que tradicionalmente elige gobernantes con corriente de izquierda, como lo han sido Claudia López, Luis Eduardo Garzón, Samuel Moreno y el propio Gustavo Petro, podría dar este año un giro y elegir alcalde de centro derecha.
Para Carlos Andrés Arias, gerente de Comunicación Pública y Política en Estrategia & Poder, la marcha si bien se “vendió” como una búsqueda de respaldo a las reformas del Gobierno, no tendrá ningún impacto en la aprobación de los proyectos, y a su juicio, lo que realmente se buscó con las movilizaciones era apoyo para los candidatos afines al presidente Petro.
“A pesar de que Gustavo Petro haya dicho que la marcha era para apoyar sus reformas, estoy completamente seguro de que no fue así. Esta marcha, por la cual pagó y luego convocó, se hizo para generar un golpe de opinión político electoral en las capitales de departamentos, pero en especial en Bogotá que tiene secuelas en otras 3 manifestaciones el fin de semana en las localidades de Engativá, Suba y Kennedy”, dijo Arias tras ser consultado por Bloomberg Línea.
De hecho, para Arias el objetivo principal de la marcha en Bogotá era conseguir el golpe de opinión que lograra impulsar al candidato del Pacto Histórico, Gustavo Bolívar.
“Fue una marcha para buscar favorecer, no solo a sus candidatos, en especial a Gustavo Bolívar, sino a sus estructuras de concejos y edilatos”, sostuvo Arias.
Más allá de eso hay que precisar que Bolívar a través de sus redesha venido invitando a la ciudadanía a participar de las marchas, y la noche previa a que se realizara les pidió a sus seguidores hacerlo sin material alusivo a su campaña para evitar que se relacionara la movilización con su candidatura.
El Gobierno ha calificado sus reformas como “de la vida”, sin embargo, para Daniel Gómez Gaviria, exsudirector del DNP, y hoy vicepresidente del Consejo Privado de Competitividad, se puede estar a favor de la vida y en contra de los proyectos que impulsa el Gobierno. “Es muy hábil bautizar una marcha “por la vida.” Así todo el que no esté con la marcha estará contra la vida o por la muerte. Pero resulta que hay mucha gente “por la vida” pero que difiere en las reformas y políticas propuestas para lograrlo. Mucha gente que no es particularmente amiga de las reformas del gobierno, ni del gobierno en general, también se moviliza desde el amor por la educación de los jóvenes, la salud digna, las pensiones de los trabajadores y el desarrollo rural”.
De hecho, algunos congresistas, que en oportunidades anteriores han sido afines al Gobierno, han criticado las formas y los fines con los que se llevó a cabo la marcha.
¿Despeja el camino a las reformas?
Más allá del efecto que pueda tener la movilización del miércoles en las elecciones regionales, el discurso del Gobierno apunta a que lo que pretende es permitirles a las reformas abrirse paso en el Congreso.
No hay que perder de vista que en el primer semestre del año el Congreso hundió la reforma laboral y tiene en “stand by” la discusión de los demás proyectos que radicó el Gobierno.
A pesar de la masiva afluencia de manifestantes, la mayoría de ellos indígenas, Arias no ve en la movilización un impulso contundente a las reformas y cree que todo estará en pausa hasta que concluya la contienda electoral.
“Estoy en desacuerdo en que esto vaya a generar una presión sobre la aprobación de las reformas en el Congreso porque se sabe que hoy la agenda legislativa está avanzando muy lentamente. Los congresistas están ocupados y cualquier persona que esté en el mundillo político tiene claridad de que hoy las reformas no son la preocupación central del Congreso”, dijo Arias.
Incluso, el experto recordó que hay legisladores que se han quejado de cómo los congresistas están priorizando la contienda electoral y no los trámites legislativos.
“La preocupación central del Congreso, o de la mayoría de ellos, dicho incluso por Juan Carlos Losada después de un debate fallido del tema cannabico, es sacar sus candidatos a alcaldías y gobernaciones, por eso no se puede creer que esta marcha tuvo el interés de apoyar las reformas. Esa fue la forma de venderla, ese fue el discurso y la narrativa, pero el verdadero objetivo fue otro y por eso no van a lograr presionar su aprobación porque hasta que no se acabe el proceso electoral los ojos de los congresistas no se volcarán a las reformas”, sostuvo Arias.
Finalmente, para Arias la negociación entre ejecutivo y Legislativo para la aprobación de las reformas no dependerá de movilizaciones sino de cómo se logren pactar cargos relevantes que están próximos a definirse.
“Las marchas no generan ningún tipo de presión porque los más o menos 11.000 indígenas que trajo el Gobierno pagados, con logística, alimentación y transporte, más el refuerzo positivo a las organizaciones participantes, prepagados con contratos millonarios por muchas entidades del Estado, no tienen incidencia directa en algunas de las bancadas de Gobierno, seguro esas reformas tendrán otro tipo de negociación relacionadas con la conformación de la terna para fiscal, procurador y el nuevo contralor, en donde ahí sí habrá mermelada para lograr aprobar las reformas, en especial, la de salud”, finalizó el experto en comunicación política y estratégica.