Bloomberg Línea — La agresiva política migratoria que Donald Trump implementa en los albores de su segunda gestión como presidente de Estados Unidos repercute en Latinoamérica con el rechazo por parte de distintos gobiernos. Primero, Brasil, y ahora, Colombia. El presidente colombiano Gustavo Petro exigió que los migrantes “deben ser tratados con la dignidad que un ser humano merece”, y ordenó devolver los aviones militares estadounidenses.
“No puedo hacer que los migrantes se queden en un país que no los quiere; pero si ese país los devuelve debe ser con dignidad y respeto con ellos y con nuestro país”, dijo el mandatario en X.
Esta fue una respuesta a las medidas de la administración de Trump, que en las últimas horas publicó fotos y videos de las autoridades arreando a los inmigrantes a los C-17. El Gobierno republicano detuvo a presuntos delincuentes, pregonó estadísticas sobre cuántas personas han detenido y ha prohibido vuelos de refugiados en ruta hacia EE.UU.
Según Petro, la acción debe ser con aviones civiles y sin trato de delincuentes. “Un migrante no es un delincuente y debe ser tratado con la dignidad que un ser humano merece”, dijo.
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Otro Gobierno en reaccionar fue Brasil, al condenar “el desprecio a los derechos fundamentales” de cerca de 80 migrantes brasileños deportados desde Estados Unidos. El Ministerio de Justicia brasileño ordenó a los autoridades estadounidenses la “inmediata retirada de las esposas” cuando el avión aterrizó a Manaos, capital del Estado de Amazonas.
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Además, Petro advirtió que hay 15.666 ciudadanos norteamericanos en condiciones irregulares. “No me verán jamás quemando una bandera gringa o haciendo una ‘ratzia’ para devolver los ilegales esposados a EEUU”, dijo. Y agregó: “Los libertarios de verdad jamás agrediremos la libertad humana. Somos lo contrario de los Nazis”.