Bogotá — Durante el saludo al fuero diplomático que reside en Colombia, evento que se llevó a cabo en la Casa de Nariño este martes, el presidente Gustavo Petro dio pistas sobre una reelección.
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“Los que me critican se reeligieron. Yo no quiero reelegirme ni creo que una Constituyente sea el instrumento adecuado aún, pero no niego esa posibilidad en un futuro porque el poder constituyente tiene que expresarse”, dijo el jefe de Estado.
A lo que agregó: “tal cual como cuando los liberales y conservadores hicieron la paz, para poder hacer la paz. Y en eso estamos”.
Las reacciones a estas declaraciones no se hicieron esperar: el exministro de Justicia, Wilson Ruiz, señaló que Petro vuelve a irrespetar a la rama judicial y a través de amenazas y confusiones deja abierta la puerta a la Constituyente y a la reelección, por encima de lo que dicta la Ley.
“Todo esto, para imponer sus lesivas reformas, que lo han llevado a tener una desaprobación del 65%. ¿Cómo se atreve a decir que los expresidentes mueven las decisiones de los magistrados? Esta es una acusación sin fundamento y dirigida a deslegitimar equilibrio de poderes”, sostuvo el exfuncionario.
Y le envió un mensaje a Petro: “Presidente, ¡La independencia judicial se respeta! Le recomiendo tomar clases de derecho constitucional y administrativo”.
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El presidente Gustavo Petro también manifestó que la historia democrática ha mostrado que la base de la democracia es el poder del pueblo, eso es lo que significa la palabra democracia y “asustarse con eso es simplemente no entender la democracia por parte de la oligarquía colombiana”.
Petro habló, además, de la paz y de su alcance actual. “En Roma hablamos de una posibilidad que le transmití al Papa Francisco, que es poder realizar una ronda de paz, de diálogos sobre la paz con el ELN, que siempre se ha atribuido una fuente cristiana en su fundación”.
Lo anterior, explicando que considera que ello podría juntar el deseo de paz de tantas gentes en las regiones de Colombia “martirizadas y un buen lugar podría ser allá, bajo el cobijo diplomático del Estado Vaticano”.
