Bogotá — La emisión de una moneda digital en Colombia genera debate en diferentes escenarios y por eso el Banco de la República elaboró un documento en el que expuso cuáles son los riesgos y la pertinencia de hacerlo, y entre otras, concluye que este no es el momento adecuado para aventurarse en ese tipo de iniciativas.
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Asegura el Emisor que uuno de los riesgos más estudiados es el de la posible desintermediación financiera por la sustitución entre depósitos bancarios y la moneda digital.
Este riesgo depende de si las tenencias del público en la moneda son remuneras con intereses. Si se introduce una moneda digital no remunerada o si se remunera con intereses menores a los de los depósitos o cuentas bancarias, no habría presiones hacia una potencial desintermediación financiera.
Si, en cambio, la tasa de remuneración de la moneda digital es alta, el grado de desintermediación será mayor entre más competitivo sea el mercado bancario ya que, con un suficiente poder de mercado, los bancos pueden ajustar sus tasas de interés al alza y evitar la transferencia de depósitos hacia la misma.
La creciente digitalización de las economías y la innovación tecnológica en los mercados financieros ha motivado una revisión del rol de los bancos centrales en el ecosistema de pagos electrónicos.
Los últimos 20 años han sido testigo de innovaciones en la prestación de servicios de pago a través de las Fintech, los desarrollos alrededor de los pagos móviles y el comercio electrónico, y el advenimiento de los criptoactivos basados en tecnologías como la DLT (Distributed Ledger Technology).
El Banco dela República advierte que con dichos avances se han generados nuevos riesgos financieros, operativos y legales, así como desafíos asociados con asequibilidad y potenciales ineficiencias de mercado.
Frente a estos retos, los bancos centrales han venido actualizando las regulaciones, promoviendo los sistemas de pagos inmediatos, con resultados exitosos como el de PIX en Brasil y UPI en India; y estudiando el posible marco estructural y operativo de las denominadas monedas digitales de banco central.
Concluye el Emisor que los avances privados y las acciones públicas están bien alineados para enfrentar los principales desafíos que tienen el ecosistema de pagos minorista.
Dice el documento que los retos del ecosistema minorista no están asociados a la naturaleza del medio de pago digital (moneda digital versus dinero bancario) sino a fricciones en la prestación de servicios.
La emisión de una moneda digital minorista representa riesgos operativos y reputacionales significativos sin casos de uso que garanticen su aporte en bienestar y sin que sea claro que pueda ser más eficiente que la estrategia actual del Banco de la República de fortalecer los pagos inmediatos.
De otro lado, advierte que una moneda digital mayorista podría ser superior a los criptoactivos como activo de liquidación en nuevas infraestructuras financieras donde se requiera, por ejemplo, que el medio de pago sea tokenizado (ej. en plataformas DLT) y sea recomendable que la liquidación se haga en dinero de banco central.
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Adicionalmente, dicha moneda mayorista podría ayudar a resolver fricciones en los pagos transfronterizos. Las plataformas multi-MDBC podrían reducir la intermediación, automatizar procesos, lograr mayor transparencia, y reducir riesgos en la liquidación de obligaciones.
No obstante, no se vislumbran casos de uso o funcionalidades que ameriten la implementación de desarrollos de una moneda digital mayorista en el corto plazo.
Con esto en mente, el banco central colombiano concluyó que por ahora, no hay razones suficientes para la emisión de una moneda digital (minorista o mayorista) en Colombia.
Explica que, en cualquier caso, la emisión potencial de una moneda de estas características requerirá de un estudio cuidadoso de los requerimientos regulatorios para llevarla a cabo, además de ajustes legales antes mencionados que le permitan, entre otros, ser moneda de curso legal.
El Banco de la República asegura que continuará estudiando los desarrollos en la moneda digital y su potencial en la economía.
Dice que evaluará tendencias que puedan ameritar su emisión, como una menor aceptación del efectivo, innovaciones financieras y de digitalización nacionales o internacionales, o fallas de mercado en la prestación de servicios de pago electrónicos.
Así mismo, continuará desarrollando su agenda de experimentación con nuevas tecnologías como la DLT y evaluando, en ambientes controlados, los posibles beneficios y riesgos de la emisión de una moneda digital.
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