Los cuellos de botella de Colombia en su afán por avanzar en la transición energética

El Gobierno Petro tiene como prioridad que las energías limpias ganen terreno dentro de la matriz energética, pero tras dos años de administración no hay una hoja de ruta que permita establecer cuál es el camino para ello

Los cuellos de botella de Colombia en su afán por avanzar en la transición energética
23 de julio, 2024 | 12:00 AM

Bogotá — La transición energética en Colombia es una de las ambiciones del presidente Petro, sin embargo, se han identificado varios cuellos de botella que han impedido que la política de energías limpias tenga el éxito que el mandatario quisiera.

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En foros internacionales el ministro de Minas y Energía, Andrés Camacho, ha manifestado que “Países como Brasil, México y Costa Rica han hecho avances significativos en la producción de energía solar, eólica e hidroeléctrica. Colombia, sobre todo en los últimos dos años, ha lanzado importantes proyectos de energía solar y eólica, contribuyendo a diversificar nuestra matriz energética y a reducir las emisiones de carbono”.

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Sin embargo, Amylkar Acosta, exministro de la cartera, asegura que entre las oportunidades de mejora que tiene Colombia está “destrabar la instalación de los parques eólicos en La Guajira, con una capacidad de generación de 2.400 MW. Los primeros han debido entrar en 2022, hasta la fecha no ha entrado ninguna”.

Una de las mayores críticas que tiene la política energética del Gobierno Petro es el hecho de que la exministra Irene Vélez anunció recién llegada al cargo la elaboración de una hoja de ruta de la transición energética, la cual hasta ahora no se ha entregado.

“La Hoja de ruta de la Transición Energética justa, contemplada en la Ley 2294 del PND, todavía la estamos esperando desde que la anunció la ex ministra de Minas y Energía Irene Vélez en noviembre de 2022, en el marco de la COP 27″, criticó Acosta.

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Julio César Vera, presidente de XUA Energy, asegura que una de las principales medias que se debe tomar para avanzar certeramente hacia una transición energética justa es el desmonte del subsidio al diésel el cual actualmente tiene Colombia.

“Avanzar en el proceso de desmonte de subsidios al diésel en el país dado que es imposible pensar en avanzar en la profundización de la movilidad sostenible en el país y el uso de energéticos de cero o bajas emisiones y la modernización tecnológica de nuestro parque vehicular si mantenemos subsidios a los combustibles y en especial al diésel de originen fósil”, dijo Vera.

Adicionalmente, Acosta pide que se hagan cumplir las leyes 142 y 143 de 1994, la Ley 2099 de 2021, así como la orden impartida por el Tribunal Administrativo de Cundinamarca, ratificada por el Consejo de Estado de nombrar en propiedad los seis expertos comisionados de la CREG, la cual está actualmente desintegrada.

Finalmente, Acosta considera que para seguir adelante con la transmisión energética es indispensable “disipar el clima de desconfianza e incertidumbre reinantes en el sector, debido al discurso antiempresas, a anuncios irresponsables de intervención del mercado y de un proyecto de reforma de la Ley de servicios públicos que pretende atribuirle todo el poder regulatorio al Presidente de la República”.

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Advierte el exministro que de prosperar dicha iniciativa las decisiones regulatorias se tomarían con criterio político y no técnico. “Ello ahuyentaría las inversiones en los proyectos de generación y transmisión, que solo estaría en capacidad de hacerlas el sector privado porque el Estado no tiene el espacio fiscal para asumirlas”.

Tareas pendientes

Para Vera, de XUA Energy, uno de los temas clave para avanzar en la transición energética es pensar en aumentar el impuesto al carbono de US$5 por tonelada emitida a niveles por encima de los US$10 a US$20 por tonelada y promover el desarrollo de proyectos de reforestación y eficiencia energética que le apunten no solo a la descarbonización de las actividades, sino a la reducción de emisiones del país.

De igual forma, ve necesaria la profundización en los diferentes sectores de los programas de eficiencia energética, reducción de los consumos de energía y reducción de las emisiones contaminantes, con el uso de tecnología, reducción y control de emisiones fugitivas en las operaciones y el uso de combustibles alternativos.

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Considera que es fundamental reforzar y profundizar el liderazgo, seguimiento permanente y la coordinación interinstitucional por parte de las autoridades energéticas y en especial de parte del Ministerio de Minas y Energía a la evolución y puesta en operación de los proyectos de energías renovables, en especial aquellos correspondientes a las subastas del cargo por confiabilidad de 2019 y 2024 y la subasta de renovables de 2021 y sus subsistemas respectivos (líneas de transmisión, estaciones de regulación, etc.), que no solo es clave que entren en funcionamiento, sino en los tiempos previstos.

Vera advierte que el gas natural no solo está llamado a ser el energético de la transición, sino el energético que garantizará la confiabilidad y la estabilidad a las energías renovables y de la seguridad y soberanía energética del país, como lo probó su importancia en lo sucedido en el Fenómeno de El Niño de finales del año pasado y principios del presente año, además de su importancia para el país como el energético que hoy usan más de 35 millones de colombianos como su principal energético.

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Finalmente, Corficolombiana elaboró un documento en el que concluye que las características de la economía colombiana demandan una transformación en su modelo de desarrollo productivo en el marco del cambio climático, que reduzca su vulnerabilidad macroeconómica a los nuevos patrones de producción global.

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Dice que hay al menos cuatro sectores que pueden contribuir a mejorar la productividad del país y recomponer sus principales fuentes de ingresos fiscales y externos. La explotación de minerales clave para la transición energética, la agroindustria, la generación de energía verde y el ecoturismo, se presentan como una oportunidad para que, en el marco de las dotaciones geográficas y las capacidades productivas con las que cuenta la economía colombiana, el aparato productivo nacional aproveche fuentes de valor agregado y productividad.

Sin embargo, para materializar este potencial. Colombia enfrenta grandes desafíos de coordinación público-privada, regulación y estrategias de fomento.

La transformación de la economía global presenta oportunidades interesantes de desarrollo para el país, ante las cuales debemos y podemos ser ambiciosos, si actuamos a tiempo y con estrategias efectivas.

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