Bloomberg — Los aliados del presidente Gustavo Petro corren el riesgo de perder el control de casi todas las principales ciudades de Colombia en las elecciones regionales del domingo, lo que indica una posible parálisis a medida que los nuevos alcaldes chocan con el gobierno.
Petro, el primer líder de izquierdas del país, ha visto caer en picado su popularidad mientras lucha por mantener unida su coalición política en el Congreso.
Las últimas encuestas muestran que los candidatos afines a sus ideas van camino de la derrota en Bogotá, Medellín y Barranquilla, la primera, segunda y cuarta ciudades más grandes de Colombia. La contienda en Cali, la tercera más poblada, podría decantarse hacia cualquier lado.
Si los rivales de Petro ganan el poder, el gobierno podría recortar la financiación municipal o negar la aprobación de grandes proyectos de infraestructura, según Sergio Guzmán, director de la consultora Colombia Risk Analysis, con sede en Bogotá.
“Si el gobierno pierde en las elecciones regionales, podrían ser tres años de parálisis”, dijo Guzmán en una entrevista. “Esto debería obligar al gobierno a moderarse, pero el presidente Petro no es conocido por aceptar derrotas”.
En la capital, Carlos Fernando Galán, ex senador centrista que promete luchar contra la delincuencia y construir nuevas carreteras, encabeza las encuestas. El candidato del gobierno, Gustavo Bolívar, va segundo y su campaña se basa en la expansión de la educación en inglés. Juan Daniel Oviedo, ex director de la agencia de estadística, va tercero. Las encuestas sugieren que Bolívar perdería contra cualquiera de sus competidores en una posible segunda vuelta.
Bogotá, una de las pocas grandes ciudades latinoamericanas sin metro, está construyendo una línea elevada de transporte rápido. Petro y su candidato quieren trasladar un segmento de la misma bajo tierra, una idea a la que se oponen los demás. Si las encuestas se mantienen y Bolívar pierde, la cuestión podría convertirse en un punto álgido, dado que el gobierno de Petro financia el 70% del proyecto, de 3.300 millones de dólares.
En Medellín, se espera que el ex candidato presidencial de derechas Federico Gutiérrez, que perdió frente a Petro en 2022, gane de forma aplastante. Lo mismo ocurre con Alejandro Char, empresario y miembro de una de las familias más ricas de Colombia, en el puerto caribeño clave de Barranquilla.
Mano debilitada
Petro comenzó su presidencia con una ola de popularidad, prometiendo eliminar gradualmente los combustibles fósiles y revisar el modelo económico conservador de Colombia. Pero 14 meses después, con las reformas clave estancadas, su índice de aprobación ha caído a cerca del 30%.
Una gran derrota en las elecciones regionales de este fin de semana podría obstaculizar aún más sus esfuerzos, según Andrés Mejía, consultor político que enseña en la Universidad de los Andes de Bogotá.
“La percepción de que un presidente es más o menos popular le da o le quita influencia en el Congreso”, dijo Mejía. “Estas elecciones nos permitirán estimar cuánta fuerza tiene realmente el Gobierno”.
Preocupación por la seguridad
Petro ha estado en conversaciones con los grupos rebeldes que quedan en Colombia e incluso con capos de la droga, buscando poner fin a todas las fuentes de violencia en el país. Sin embargo, su impulso negociador aún no ha producido una tregua duradera.
Aunque la tasa de homicidios ha disminuido ligeramente en el último año, el secuestro ha aumentado un 70%, y tanto el robo como la extorsión han subido más de un 15%. La mayoría de los candidatos regionales intentan sacar provecho de estos indicadores débiles, y una encuesta de octubre mostró que la inseguridad superaba a la economía como el problema más acuciante del país por primera vez desde que Petro asumió el cargo.