Bogotá — Ricardo Arango García sobrevivió a la crisis del UPAC en los 90 y tras cinco décadas haciendo parte del mundo financiero y bursátil de Colombia se animó a escribir un libro: Lo vi y lo viví, en donde hace un recorrido por esos 50 años en los que vio crecer a Sarmiento Angulo y los Santo Domingo, pero también vio caer a Interbolsa, a pesar de que desde el principio se veía que iba a caer.
Bloomberg Línea habló con Arango quien recuerda como alcanzó a soñar con “ser un Sarmientico” refiriéndose a que el imperio de Sarmiento Angulo nació de una manera muy simular a la que usó él y con la que creó Ultrabursátiles, que acabó siendo una de las compañías de bolsa más icónicas del mercado colombiano.
Desfalco anunciado
“Desde el desayuno se sabe cómo va a ser el almuerzo”, es el nombre del capítulo en el que Arango cuenta cómo se veía venir el colapso de Interbolsa en 2012. “Desde el principio se veía que Interbolsa venía con problemas de marca mayo”, dice Arango quien recuerda que la comisionista de bolsa de Rodrigo Jaramillo pasó de ser la más pequeña entre las 40 que llegó a tener el mercado colombiano a la más grande.
Y recuerda que se veía desde el principio cuál iba a ser el desenlace de la firma “porque se asoció con un tipo que ya había echado de la Bolsa de Bogotá por temas absolutamente al margen de la ley. Eso le significó la expulsión”.
En el capítulo dedicado a la extinta Interbolsa, en donde se perdieron más de COP$800 mil millones, Arango explica que Juan Carlos Ortiz, ese socio oscuro de Jaramillo, llegó a Interbolsa a hacer lo mismo por lo cual fue expulsado de la bolsa de Bogotá.
“Especulación con posición propia, mala información a los clientes, engaño, ambición desmedida. De especulador de deuda pasó a ser especulador de empresas”, cuenta el expropietario de Ultrabursátiles.
En el libro recuerda a Mauricio Botero, su equipero en la lucha contra el descalabro que se veía venir. “Con él fuimos a palacio (Palacio de Nariño) y nos reunimos con José Roberto Arango que era el secretario privado del presidente Uribe y le explicamos lo que estaba haciendo Interbolsa para que le contara al presidente y actuara el ministro. Se lo dijimos dos años antes de que se reventara y se reventó.
Cuenta en el libro que por desgracia para el mercado bursátil “todo aparentemente estaba legal y tenían mucho poder político porque Luis Fernando Jaramillo era muy amigo de Uribe (hermano de Rodrigo Jaramillo). Tenían el Gobierno completico a favor”.
“Nos decían envidiosos”, cuenta Arango, que era la respuesta de las autoridades (incluido el exministro Óscar Iván Zuluaga) cuando alertaban sobre lo que estaba pasando “decían que nos había avasallado y nos estaba quitando los clientes”.
Incluso Arango lo sentencia, “si hubiera habido una segunda reelección de Uribe, Interbolsa no se quiebra, algo se inventaban para salvarla”.
Ver crecer a los gigantes
Arango, mitad barranquillero y mitad cartagenero, arrancó su historia trabajando para Luis Carlos Sarmiento Angulo y desde adentro de su organización vio cómo “el pez chico se comió al grande”, es decir, cómo pasó de tener “tres o cuatro cosas, todas enfocadas hacia la construcción, a tener el grupo económico más importante”.
Asegura que “la compra del Banco de Occidente fue la clave para volverse el empresario más importante de Colombia”. Cuenta que a través de ese banco aprendieron de banca y eso le sirvió para “armar todo el paquete financiero para poder comprar el Banco de Bogotá”.
En esa época, cuando Sarmiento Angulo se disputaba el banco con José Alejandro Cortés (Cabeza del Grupo Bolívar), Arango era gerente regional en Barranquilla “todos estábamos buscando comprar acciones y apalancar determinados productos para poder afrontar esa compra”.
El caso de Santo Domingo “es idéntico”, dice Arango, quien recuerda que Bavaria era “de cachaos” que decidieron comprarle a Mario Santo Domingo Águila y Cervecería Barranquilla para “apoderarse del mercado de la costa a cambio del 12% de Bavaria”.
“Nunca se imaginaron que con ese 12% se iba a poner a comprar acciones por ventanilla y a adquirir poder hasta llegar a la Asamblea con más del 40% de las acciones y pasaron de ser los dueños de Águila a los dueños de Bavaria, ahí otra vez, el pez chico comiéndose al grande”.
Excesos de confianza
Arango, tras 50 años dentro del mercado financiero ve un común denominador en las crisis que a lo largo de estos años se han vivido en el país: el exceso de confianza.
“Pensamos que con Interbolsa habíamos aprendido y llegaron las libranzas, y mira todo lo que ha seguido pasando, Rocha con ganado, siempre habrá gente queriendo aprovecharse y habrá gente haciendo apuestas a mucho riesgo”, explicó.
A su juicio “hoy Colombia no se quiebra” y explica que, mientras en la crisis del UPAC en los 90 “los bancos se quebraron y quebraron al país, en la pandemia no pasó nada, más allá de algunos sectores que se vieron afectados”.
Es por eso que concluye que “mientras haya sector financiero no se quiebra el país”. En el libro recuerda a Guillermo Sarmiento como su protector para no haberse quebrado en esa crisis y resalta que “él y la decisión oportuna” le evitaron el trago amargo de la quiebra.
Explicó que con la crisis de 1998 las empresas financieras pequeñas estaban condenadas a desaparecer, pero oportunamente optó por la liquidación voluntaria a pesar de que habría podido intentar sortear la situación unos meses más.
Pero no fue la única vez que estuvo al borde de la quiebra. En la crisis de Interbolsa las declaraciones en la Cámara de Representantes de Simón Gaviria (hijo del expresidente César Gaviria) pusieron en jaque su posición ante los bancos.
“Luego del desastre que tuvo por no leer la reforma a la justicia dijo en Cámara que como algunos trader de Ultra salían hacia Interbolsa, y viceversa, éramos un mismo grupo”, recuerda Arango quien explicó que su pasado como banquero en el Grupo Sarmiento y la reputación que construyó durante esos años, lo “salvaron”.
“Me tocó explicarles a los banqueros que yo no tenía nada que ver. Me hubieran cerrado el canje internacional el banco de Occidente, el Citi y Bogotá y me quiebran. Vivo muy agradecido con Germán Salazar que era el vicepresidente financiero y compañero mío en el consejo de la bolsa. Mientras investigaban que no era cierto lo que Gaviria decía, yo ya estaba quebrado”.
“No somos río para no devolvernos”
A lo largo de la evolución del mercado de capitales ha cambiado la regulación y la forma de supervisarlo, y para Arango, hoy sin negocios en el sector, hay “muchas cosas que se deberían deshacer, pero no lo van a hacer”.
La concepción del negocio es errada hoy en día, según Arango, porque “pasó de un excesivo protagonismo del trader y muy poco control al otro extremo, en donde el trader ya no existe, hay un comercial que trae plata y punto”.
Concluye diciendo que hoy en día la actividad reguladora es “asfixiante”, y por ello hay que buscar la forma de “revivir las capacidades asesoras del trader, porque las mataron”.