Inversiones sostenibles: ¿una alternativa para pensar en el largo plazo?

Los gestores de fondos deben abordar problemas de rendimiento a corto plazo, no se puede evitar el hecho de que las amenazas relacionadas con el clima seguirán dominando los riesgos

Por

Bogotá — Han sido un par de años difíciles para los inversores sostenibles. Tras los buenos resultados del sector en 2020, se ha producido una especie de reacción en materia de ESG, impulsada por la crisis energética en Europa, las divisiones sobre la política energética en EE.UU. y el bajo rendimiento de los fondos con etiqueta ESG.

Ver más: Cinco razones por las cuales los inversionistas deberían mirar a América Latina

Ante eso mucho se preguntan ¿qué pasará con este sector? Los expertos de Natixis Investment Managers dieron sus proyecciones al respecto.

La guerra de Rusia con Ucrania, la subida de los tipos de interés, los elevados costes energéticos y los sesgos sectoriales -los fondos ESG suelen estar más expuestos a determinados sectores, como el tecnológico y el de crecimiento- han supuesto un cambio de fortuna para los inversores sostenibles durante 2022 y 2023.

Al mismo tiempo, los inversores sostenibles son cada vez más exigentes. Tanto es así que, bajo presión, los gestores de activos se han retractado de sus proclamas de sostenibilidad -también conocidas como «greenhushing»- por miedo a ser acusados de «greenwashing» (transmitir una falsa impresión o proporcionar información engañosa sobre cómo los productos de una empresa son respetuosos con el medio ambiente) o de prometer demasiado en sus credenciales ESG.

Sin embargo, aunque 2022 fue un año de pruebas de estrés para los factores ESG, es importante recordar los años de rentabilidad superior entre 2010 y 2020.

Hervé Guez, director global de activos cotizados de Mirova, especialista en sostenibilidad, dijo que los matices de la inversión sostenible deben sopesarse adecuadamente. “La inversión sostenible es un estilo de inversión complejo, en el que es necesario obtener resultados tanto financieros como no financieros, el enfoque tiene como objetivo mejorar los aspectos extrafinancieros de las empresas, que tendrían un mejor desempeño a largo plazo”.

Ver más: Renta fija: ¿Cómo blindarse ante las tensiones geopolíticas?

Si bien los gestores de fondos deben abordar los problemas de rendimiento a corto plazo, no se puede evitar el hecho de que las amenazas relacionadas con el clima seguirán dominando los riesgos que se plantean a las poblaciones mundiales.

Como señaló Laura Kaliszewski, Head of Client Sustainable Investing de Natixis Investment Managers, el cambio crítico en los sistemas de la Tierra, la pérdida de biodiversidad y el colapso de los ecosistemas, la escasez de recursos naturales y la contaminación representan cinco de los diez riesgos más graves que se percibirán que se enfrentarán durante la próxima década. “Está claro que el cambio climático va a seguir siendo un determinante clave del crecimiento económico y uno de los mayores impulsores de la toma de decisiones políticas y del cambio social en la próxima década, se necesitará una inversión masiva, y esto requerirá una estrecha cooperación entre el sector público y el sector privado, el gobierno, las ONG, las empresas y, por supuesto, el sector financiero”, aseguró.

Para los gestores activos, existe la oportunidad de nadar contra la corriente del pesimismo y dejar que brillen sus auténticas credenciales ecológicas.

Al fin y al cabo, mientras otros sectores y clases de activos se suben a la ola de la volatilidad, la verdadera inversión sostenible pone su mirada más allá del horizonte inmediato.

Ver más: Fundadores de startups en Colombia revelan las principales causas por las que fracasan

En palabras de Laura Kaliszewski, “a pesar de la reacción en materia de ESG, el cambio climático está ocurriendo y no hay vuelta atrás”.