Bogotá — Luego de seis meses desde que el Gobierno del presidente Gustavo Petro definiera un arancel del 40% a la importación de ropa en Colombia, los textileros locales son positivos, pero no consideran suficientes estas medidas que se aplicaron con miras a proteger a la industria colombiana, que se ha visto presionada por los productos que llegan de regiones como Asia y África a muy bajos costos.
“Los aranceles han tenido un efecto positivo en la industria. Sin embargo, al cierre de 2022, cuando no se habían puesto en marcha los aranceles, entró mucha mercancía, aprovechando que todavía no habían entrado los aranceles. Las importaciones de confecciones subieron un 29%”, dijo a Bloomberg Línea el miembro y fundador de la junta directiva de la Cámara Colombiana de la Confección y Afines, Guillermo Criado.
Criado asumió nuevamente la vocería del gremio luego de que el anterior presidente, Camilo Rodríguez, dejara su cargo, por lo que la junta directiva de la Cámara deberá reunirse para elegir a su nuevo líder.
Los aranceles nos van a proteger, nos van a ayudar un poco. Pero hay otro tema: los aranceles de las materias primas que no se producen en el país tendrían que ser revaluados porque con estos costos laborales nuevos va a perder competitividad el producto frente a la mercancía importada. No son suficientes los aranceles del 40%.
El también gerente general Comercial en la firma textil Patprimo indica que los importadores inundaron a Colombia de mercancía de otros países en ese período, pues los productos que estaban en tránsito ya estaban cobijados por la normatividad anterior.
Con la entrada en vigencia de los aranceles, confían en que en el segundo semestre de este año la situación mejore para la industria textil, privilegiando la producción nacional: “Tenemos fe de que va a tener un impacto positivo en el empleo”, aseguró.
En todo caso, Guillermo Criado considera que para Colombia es difícil competir con los mercados asiáticos y africanos porque no se tiene un plan estratégico para este sector, como sí lo han hecho esos mercados.
En lo corrido del año hasta marzo, Colombia importó un total de US$24,653 millones en productos del capítulo de los “demás artículos textiles confeccionados”, menor a los US$35,689 millones reportados en los tres primeros meses del 2022.
En “tejidos especiales y superficies textiles con pelo”, Colombia importó este año US$8,333 millones hasta marzo, menor también a los US$12,918 millones del mismo período del 2022. Ya en el capítulo de “alfombras y materias textiles” se tiene que Colombia ha importado US$6,231 millones, menos que los US$7,641 millones del mismo lapso del 2022.
Dado que desde la Cámara calculan que materias primas esenciales como el hilo se importan en un 90% en la actualidad y se pagan unos aranceles del 10%, los textileros ven necesario adoptar medidas adicionales.
“Le pedimos al Gobierno que nos quite los aranceles a las materias primas, que no se producen en el país o son escasas”, apuntó Guillermo Criado, quien también se refirió al impacto que están generando en el sector las altas tasas de interés.
“Pedimos que haya una especie de aranceles inteligentes, también para que los costos nuestros no se vean afectados”, complementó.
La visión de la industria textil de la reforma laboral
Además de las cuestiones arancelarias, la industria está siguiendo de cerca la evolución de la reforma laboral que plantea el presidente Gustavo Petro.
Desde el sector textil le piden al Gobierno trabajar de la mano con los empleadores “para buscar alternativas que incentiven la formalización y la transición hacia un mercado laboral, pero sin afectar la productividad del país”.
A pesar de que destacan la intención de beneficiar a la fuerza laboral del país con medidas como el ajuste de las horas nocturnas y los recargos, les preocupa el “impacto mixto” que pueda generarse por estas mismas acciones.
“La reforma laboral colombiana tendrá un impacto mixto en relación con los objetivos de desarrollo sostenible (…) pero, por otro lado, tiene unas desventajas que es la desaparición de los empleos flexibles, el aumento del costo laboral para una empresa, y eso va a llevar al sector textil-confección a hacer cambios en los procesos de producción, porque ya las fábricas pequeñas, medianas y microempresas no van a recibir trabajos después de las 6:00 p.m., ni los fines de semana, ni los puentes, ni los festivos”, afirmó el directivo.
Agregó que el sistema moda, en sus 142.000 empresas, genera más de 2,5 millones de empleos. De esos, cerca de 1,5 millones son del sector textil-confección.
Comparado con los principales destinos de fabricación de textiles, argumentó que Colombia paga salarios promedios más altos mensuales que Bangladés, Vietnam, India y países africanos que “tienen jornadas laborales de más de 60 horas semanales”.
Además, señala que los costos de la energía en el sector son más altos en comparación con la India (con una diferencia del 20%), Bangladés (38%), China (48%) y Vietnam (77%), de acuerdo a cifras de la Cámara Colombiana de la Confección y Afines.
“Consideramos que no se le puede dar la misma mirada a todos los sectores con la reforma laboral. En Colombia, hay un panorama que en este momento podemos considerar dramático, en especial en el sector nuestro”, dijo al referirse a las cifras de desempleo en el país.
Según cifras de la Cámara, la confección aporta el 29% del empleo en el sector manufacturero.
Dijo que es importante considerar la viabilidad de las medidas que se proponen en la reforma, partiendo también de que la informalidad en el sector es de cerca del 60% en la actualidad.
La gran mayoría de las empresas del sistema moda “no están listas para asumir esta cascada de costo país”, lo que podría tener repercusiones de las micro, pequeñas y medianas empresas y afectar la competitividad del producto, insistió.
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