Bogotá — Las hidroeléctricas en Colombia suelen ser las responsables de la generación del 70% de la energía en el país, pero por cuenta del impacto asociado al Fenómeno de El Niño su participación es de apenas 45,8%.
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En Colombia, los bajos niveles de lluvias han desencadenado un deterioro acelerado de los embalses en el país, que hoy tocan mínimos desde 1992.
En marzo, la entidad estimó probabilidades de lluvia para abril superiores a 70% en varias zonas del Meta, Cundinamarca, Antioquia, Casanare y Atlántico. Sin embargo, en sus más recientes predicciones para el mismo mes se esperaban probabilidades de lluvia entre 40% y 50% en las mismas zonas.
Si bien en los últimos dos días se han presentado ligeras recuperaciones en el nivel de los embalses, todavía estamos lejos de superar la situación crítica en el sector. En esta coyuntura, de mantenerse la tendencia en la reducción de los niveles de embalse que hemos observado en promedio en los últimos 10 días en el país (volumen útil reduciéndose 0,7% diariamente), llegaríamos al nivel crítico de 27% el 30 de abril, dice Corficolombiana.
Los riesgos hacia adelante
La generación hidráulica, que normalmente aporta entre el 70% y 80% de la generación de energía eléctrica total, hoy solamente está generando el 45,8%.
Como es habitual en estas coyunturas, la menor actividad a partir de fuentes hídricas ha sido compensada por el incremento en la generación térmica, especialmente con gas y carbón, representando a la fecha el 52% del total.
No obstante, las plantas térmicas de gas y carbón ya se acercan a su máxima capacidad, ubicándose en un 95% y 87%, respectivamente.
La menor disponibilidad hídrica ha repercutido indudablemente sobre la cotización diaria de la energía. Los precios de la energía en bolsa superaron el precio de escasez en varios días del mes de abril y hoy están al borde de este valor de referencia.
Destaca Corficolombiana que en sólo un mes, los precios en bolsa han aumentado un 94%. Explica que esto es relevante puesto que cuando el precio de bolsa supera el precio de escasez, se genera una señal de que hay una situación crítica en el sistema y se activan mecanismos de generación de respaldo, que hoy están llegando a su máxima capacidad.
“Respecto al traslado del precio en bolsa a los precios de contratos de largo plazo de energía, nuestras estimaciones sugieren que un choque al alza en los precios en bolsa en +100% variación anual agrega 0,4 puntos porcentuales (p.p.) y 1,1 p.p. al crecimiento anual de los precios regulados y no regulados de los contratos de largo plazo, respectivamente”, dicen en Corficolombiana.
Demanda al triple
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La demanda de energía se encuentra en máximos históricos y está creciendo a un ritmo tres veces superior al promedio de 2011-2019 (promedio marzo-abril 2024: 7,5% vs 2,8%), en respuesta las mayores necesidades de refrigeración y enfriamiento dadas las altas temperaturas en varias zonas del país.
Este aumento ha estado explicado principalmente por el segmento regulado (consumo residencial y pequeñas industrias) ya que, además de representar el 70% de la demanda de energía eléctrica en el país, el consumo ha aumentado 11,2% en promedio durante marzo y abril.
En menor medida, el segmento no regulado, conformado especialmente por el sector productivo, aumentó su demanda de energía en 0,8% en promedio en el mismo periodo.
¿Qué pasa si hay racionamiento eléctrico?
En caso de llegar a un punto de crítico, la respuesta necesaria será un recorte de energía, como lo sucedido en el año 1992. Además de los impactos que puede tener este tipo medidas en el día a día de la población sin luz, es esencial dimensionar su impacto sobre la actividad económica.
Esta situación es aún más crítica en un momento en el que la economía colombiana atraviesa un periodo de ajuste y sus motores de crecimiento siguen contrayéndose, lo que dificulta su reactivación y agrega más riesgos a su potencial.
Solo tres sectores concentran el 74% de la demanda de energía no regulada en el país. La industria es el sector con la mayor participación (39,3%), seguido por la explotación de minas y canteras (29,7%) y comercio (5,1%).
Corficolombiana dice que cualquier medida que implique recortes o restricciones en el suministro podría afectar negativamente el proceso de recuperación observado en el primer trimestre del año.
Un eventual racionamiento energético tendría indiscutiblemente un costo económico y deteriorará las perspectivas de crecimiento del país. Los tres sectores con la mayor participación en la demanda de energía no regulada aportan el 24,1% del PIB (industria: 11,6%, comercio: 8,7% y minería: 3,9%).
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Además, restricciones en el consumo de energía residencial y pequeñas industrias, podrían afectar la dinámica del consumo de los hogares en el PIB, específicamente en la división de “alojamiento, agua, electricidad y gas”, que representa el 10,8% del PIB nacional.
Estas cifras reflejan el impacto directo, sin embargo, se debe reconocer que la energía ejerce una influencia transversal en toda la economía.