Bogotá — Fitch Ratings confirmó la calificación de riesgo de crédito a largo plazo en moneda extranjera (IDR) de Colombia en ‘BB+’ con perspectiva estable.
Asegura que las calificaciones de Colombia reflejan el historial de estabilidad macroeconómica y financiera del país, respaldado por un banco central independiente con un régimen de objetivos de inflación y una moneda de libre flotación.
Las calificaciones se ven limitadas por los elevados, aunque decrecientes, déficits fiscales, que ya han dado lugar a aumentos relativamente grandes de la deuda y de la carga de intereses en los últimos años, así como por la elevada dependencia de las materias primas y la debilidad de las cuentas exteriores.
Adicionalmente, dice la agencia que el éxito inicial del presidente Petro en la creación de una coalición en el Congreso tras su toma de posesión en agosto de 2022 y la aprobación de una importante reforma fiscal en noviembre de 2022 se ha topado con obstáculos a mediados de 2023.
Asegura que su propuesta de reforma a la salud dividió a su coalición y provocó su colapso. Como resultado, la capacidad política de Petro para aprobar reformas a la salud, pensional y laboral se ha vuelto más incierta.
Dice también que una propuesta de reforma laboral fue rechazada en el Congreso en junio de 2023, aunque el presidente promete volver a presentarla.
Las reformas de la salud y las pensiones de Petro también se enfrentarán a una ardua batalla en el Congreso, pero los compromisos sobre algunos de sus aspectos más controvertidos podrían facilitar su aprobación.
Se prevé que durante el próximo año persista la incertidumbre política, sobre todo en lo que respecta a las industrias extractivas. Sin embargo, la administración Petro se ha comprometido a respetar el marco fiscal y monetario de Colombia, incluida la independencia del banco central y la regla fiscal actualizada.
Fitch espera que el crecimiento se ralentice significativamente hasta el 1,5% en 2023, desde el 7,3% de 2022, como consecuencia de un agresivo endurecimiento monetario y un importante ajuste fiscal, incluida la reducción de la subvención a los combustibles.
Se espera que el crecimiento siga siendo mediocre, del 1,2% en 2024, debido al efecto retardado de la política monetaria restrictiva, que pesará sobre la demanda interna, y a que el menor crecimiento mundial también afectará negativamente a las exportaciones y a los precios del petróleo.
La agencia cree que la incertidumbre política pesará probablemente sobre la inversión en los próximos dos años y espera que el crecimiento alcance el 2,8% en 2025, ligeramente por debajo de su evaluación del potencial, gracias a los recortes de tipos y a un repunte del crecimiento mundial.