Bogotá — En el mundo día a día aumenta el número de patrimonios en las familias, pues se estima que el dinero que se invierte en estos ‘negocios familiares’, logra mover entre el 70% y el 90% del PIB global y le aportan al empleo mundial entre un 65% y 75%.
Según el Global Wealth Report de Credit Suisse publicado en 2022, el 1,2% de la población tiene más de un millón de dólares de riqueza y en sus manos están 221 trillones de dólares o el 47,8% de la riqueza de las familias de todo el mundo.
En América del Norte, Europa, China y Asía-pacífico son los lugares con mayor concentración de riquezas en patrimonios familiares, las cuales superan el 17,5% y alcanzando hasta el 34,1% de participación a nivel mundial.
Según Confecámaras, en Colombia el 85,5% de las empresas son familiares y, aunque solo el 13% de ellas llegará a la tercera generación, es necesario tener en cuenta algunos factores que facilitan que estas continúen creciendo, manteniéndose en el tiempo y generando beneficios a nivel económico, social y ambiental.
“Hay factores que afectan los patrimonios familiares como la distribución de los recursos entre distintos herederos, las disputas, la falta de acuerdos, entre otros. Sin embargo, en orden de que estos continúen generando valor tanto a la sociedad como a sus accionistas, es fundamental promover escenarios propicios para el desarrollo de los negocios y mantener asesorías a la medida en materia legal, de inversiones, tributaria y de administración de bienes”, comenta Mario Estupiñán, presidente de la Fiduciaria de Occidente.
Para el ejecutivo hay cuatro elementos importantes que se deben administrar para lograr que los patrimonios familiares perduren, crezcan y generen impactos positivos en las comunidades a lo largo del tiempo:
1. Mantener la sucesión del dinero. Según un estudio realizado por Oxford Place en 2019, la segunda generación logra mantener un 30% del patrimonio, la tercera generación el 9% y a la cuarta generación solamente el 1%, es decir, de cada 100 patrimonios altos, solamente 1 permanecerá hasta la cuarta generación familiar.
Por esta razón, es esencial enseñarles a las futuras generaciones sobre el manejo de los negocios y del patrimonio de la familia, para mantener la sucesión del dinero en tantas generaciones como sea posible.
2. Preservar y aumentar el patrimonio. El capital de un patrimonio familiar va más allá del dinero y de los bienes. Por eso, también es necesario cuidar y cultivar los siete tipos de capitales que, a pesar de ser intangibles en algunos casos, contribuyen con la conservación y crecimiento del patrimonio: social, intelectual, operativo, humano, financiero, relacional y espiritual.
3. Consolidar negocios con propósito: la inversión social estratégica, la promoción de sociedades equitativas e inclusivas, el cuidado del medioambiente y, en general, cualquier objetivo a largo plazo que de cuenta del impacto positivo que puede generar la empresa en su entorno, permite vincular emocional y racionalmente a los colaboradores y aportar a la construcción de mejores sociedades.
4. Buscar asesoría de expertos: cada empresa es un mundo diferente y, por ello, es importante contar con expertos que ayuden a gestionar los patrimonios teniendo en cuenta las necesidades y preocupaciones específicas.
En este sentido, se deben buscar esquemas fiduciarios altamente flexibles y personalizables que permitan, entre otras cosas “definir reglas claras para la transición generacional de las riquezas, crear inversiones en distintos activos para conservar y crecer el patrimonio, generar espacios para la prevención y solución de eventuales conflictos familiares, separar los negocios personales de los familiares y mantener una estricta confidencialidad”, puntualiza Estupiñán.
