Bogotá — Aunque no es una sorpresa que la economía de Colombia se desacelerará en 2023, después del rebote que tuvo tras la crisis del 2020 derivada por el conoravirus, algo que está preocupando a los expertos es la alta dependencia de la economía al consumo de los hogares.
Después de la crisis del 2020 cuando la economía nacional cayó 7,3%, la reactivación del consumo de los hogares fue clave para volver a impulsar al Producto Interno Bruto (PIB) que rebotó al 11% en 2021 y luego creció al 7,5% en 2022. Para 2023 el promedio del mercado prevé que el crecimiento del país será del orden del 1,2%, en gran parte por un menor consumo de las familias.
¿Qué pasa con el consumo de los hogares?
“Más allá de la desaceleración de este año, vemos riesgos importantes de que la economía esté perdiendo capacidad de crecimiento potencial ante las condiciones adversas para la inversión privada y la elevada dependencia a que el consumo de los hogares se mantenga como el motor de la economía, en un contexto de inflación alta persistente y condiciones financieras apretadas”, explica un informe reciente del equipo económico de Corficolombiana.
En el documento también se expone que la composición del crecimiento representa nuevamente un reto para mantener la capacidad de crecimiento potencial en el mediano y largo plazo, pues depende del dinamismo del consumo en un contexto de inversión a la baja y exportaciones moderadas. “En nuestro escenario base, la inversión fija se estancaría en niveles inferiores a los de 2019 en un entorno de incertidumbre, alto costo de uso del capital y leve dinamismo de sectores económicos estratégicos”.
Respecto al consumo, “el aumento en la tasa de desempleo junto a una menor dinámica del crédito y las remesas -por la desaceleración global- soportan nuestra expectativa de desaceleración. Esto en un contexto de elevada carga financiera de los hogares”, agregan los expertos en su informe donde también exponen que Colombia crecería 1,6% en 2023 y 2,1% en 2024.
En medio de inflaciones históricas y altas tasas de interés, el bolsillo de los consumidores se ha ido resintiendo y con este, el crecimiento de la economía. Para poner un ejemplo, mientras que en el primer trimestre de 2022 el crecimiento anual del gasto de consumo final de los hogares fue de 10,9%, entre enero y marzo de 2023 el crecimiento fue tres veces menor (3,6%).
Cabe recordar que el consumo de los hogares durante el primer trimestre del año lo que hizo fue verse impulsado por el consumo de bienes no durables como la comida y el mercado; además de los servicios porque de todas maneras hay que ir al colegio, tomar transporte, entre otros. Sin embargo, los bienes durables de la economía (televisores, automóviles, entre otros), se desaceleraron, inclusive cayeron durante el primer trimestre del presente año, explicó hace unos días Sergio Olarte, economista principal de Scotiabank Colpatria.
Además, según las cifras más recientes del gasto de los hogares en Colombia, en abril el gasto fue de $76,4 billones, un 3,3% menos frente al mismo mes del año pasado, lo que confirma que la Semana Santa no incentivó las compras como se esperaba, de acuerdo a un informe de la consultora Raddar.
Con este panorama, la consultora explica que los resultados del gasto muestran que “el bolsillo de los hogares aún se encuentra bastante golpeado por el constante crecimiento de la inflación”. De hecho, “todas la ciudades principales registraron un decrecimiento del gasto real, lo que demuestra una afectación generalizada por la situación inflacionaria”.
No solo el consumo de los hogares preocupa
De acuerdo con expertos de investigaciones económicas del Banco de Bogotá, aumentan las preocupaciones relacionadas con la inversión. “El crecimiento visto desde la demanda aumentó las preocupaciones relacionadas con el rubro de inversión, también conocida como la Formación Bruta de Capital (FBK)”
La formación bruta de capital se contrajo 10,3% anual en el primer trimestre, pausando así siete trimestres consecutivos de crecimiento. Si bien la contracción se explicó principalmente por el rubro de inventarios, que cayó más de 60% anual, aumentan las preocupaciones de los otros rubros, dicen los expertos.
Por ejemplo, el segmento de maquinaria y equipo se contrajo 8% anual, siendo la mayor caída desde septiembre de 2020. Esto es reflejo de la pérdida de fortaleza que vienen presentando las importaciones, haciendo énfasis en las compras de bienes de capital y bienes intermedios, comentaron los expertos del banco.
“En este sentido, aumentan los riesgos sobre la inversión, rubro que sería protagonista en el crecimiento en 2023 por la desaceleración que se espera del consumo, pero las primeras señales no son positivas (...) no solo se incrementan las preocupaciones sobre el sector en particular, sino también por los efectos que pueda tener en el crecimiento potencial”.
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