Bogotá — A principios de 2023 Banco Pichincha cerró la mitad de sus oficinas en medio de un proceso de “reinvención”. Así lo calificó su presidente, Germán Rodríguez, en entrevista con Bloomberg Línea. Resultado de ello surgió Pibank, una solución digital de depósitos que ya representa casi la mitad de los clientes totales de la entidad financiera y que ahora es un canal de banca directa que le compite a Nubank y a Lulo Bank en Colombia.
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“Hoy el 40% de los clientes del Banco Pichincha son de Pibank. Además, el 88% de los activos y pasivos de la entidad financiera vienen de depósitos, y de esos, el 80% vienen de particulares. Todo esto movilizado a través de Pibank, entonces al Banco le ha generado un cambio tremendo en el perfil de sus depósitos, en el perfil de clientes y generando un beneficio para los clientes”, expresó Rodríguez.
El banquero explicó que se trata de hacer una cuenta con una rentabilidad muy buena, con unas condiciones de uso muy sencillas y características de adquisición muy rápidas, propias del mundo digital.
Sobre el total de clientes de Pibank, Rodríguez enfatizó que es una cifra que todos los días se mueve porque “la pendiente de crecimiento de este negocio ha sido brutal. Nosotros estamos ya superando los 80.000 clientes y con un crecimiento muy grande, creo que dentro de poco estaremos llegando a los 100.000″.
En cuanto a sus características, indicó que no es un público tan joven y que hace referencia a un ahorrador ya más maduro, por lo que la media está en personas entre 35 y 45 años que han vivido una transformación en su vida que los hace que sepan manejar lo digital. Gente que ya ha trasladado toda su operación al mundo digital, pero que tiene recursos para ahorrar también.
“Nosotros partimos de nuestro propósito de poder ofrecer a los clientes mecanismos de ahorro que les permitan crecer y lograr sus objetivos financieros. Lanzamos Pibank, una cuenta remunerada para ahorrar, no es una cuenta transaccional, sino es una cuenta que permite tener rentabilidad a partir de las transferencias que se hagan a esa cuenta y así va creciendo de manera electrónica y digital”.
A lo que añadió que a partir de la creación de ese producto, más jugadores se han sumado y se está creando una dinámica muy positiva en la cual los clientes están tomando conciencia de que los recursos q a veces dejaban en la cuenta apartados como ahorro, pueden tener un mejor destino a cuentas que, desde una rentabilidad, permiten que esos ahorros crezcan y también son día a día.
Hoy el Banco Pichincha tiene solo 24 oficinas en 14 ciudades “y probablemente lo que pase, al igual que lo que está pasando en toda la banca, es que en la medida que los clientes demanden menos infraestructura física, esa infraestructura física se va a transformar de manera radical”.
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En marzo de 2023 se presentó al mercado la oficina Pibank, ubicada al norte de Bogotá, y definida por el banquero como un espacio sin caja, sin efectivo. Un centro de negocios donde se asesora a los clientes muy lejos de un tema transaccional de poner sellos, pasar papeles y recibir cheques.
Inversiones forzosas y nueva tributaria
El presidente del Banco Pichincha destacó que las inversiones obligatorias son adicionales y son un mal camino para lograr los objetivos que está buscando el Gobierno de incentivar la financiación a ciertos sectores. De hecho, mencionó, las experiencias que recientemente han tenido en ese sentido, no son muy exitosas.
“Más que la canalización del crédito hacia esos segmentos o a esos sectores que el Gobierno tiene que incentivar, creo que hay otros instrumentos mucho más efectivos, que podremos trabajar en conjunto entre la banca y el Ejecutivo, como se ha hecho en muchos otros casos”. Dio el ejemplo del programa Mi Casa Ya o de incentivos de precios en el sector vivienda, lo que en su momento ha reflejado buenos resultados.
Respecto a la nueva tributaria, sostuvo que hay que reconocer que la carga impositiva para las empresas, y especialmente para el sector financiero, es bastante alta. “Entonces, eso de los ingresos tributarios depende de dos cosas. Primero, tener un entorno económico que permite que las empresas vayan creciendo y de esa manera tener más ingresos tributarios para el Estado, o la otra es la carga impositiva”.
Por lo que resumió que en este momento juntar un incremento de carga impositiva para subir los ingresos tributarios del Estado, en una desestabilización económica, no es muy buena idea. “Yo pensaría en cómo logramos tener una dinámica de inversión que se recoja en una mayor actividad que permita lograr al Estado un mayor nivel de ingresos tributarios”.
Tres mercados principales
El banquero expresó que desde hace un par de años el Banco Pichincha ha venido reorientando su negocio para centrarse en tres prioridades: la primera es tener productos de ahorro que permitan a los clientes ahorrar, y en ese sentido ofrecen la cuenta remunerada en Pibank, donde se ha iniciado una dinámica que tiene mucha más tracción de cuentas remuneradas.
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”Donde los clientes están viendo que tienen la posibilidad ya a través de cuentas de ahorro de ver cómo su ahorro crece día a día, y no solamente el uso de esas cuentas para la transaccionalidad, para los pagos, para retirar dinero en cajeros, sino realmente un mecanismo de crecimiento a partir de la disciplina del ahorro, y eso creo que ha sido un tema bastante exitoso y que tiene todavía mucho recorrido en el país”.
El segundo, CDT, estrategia vinculada a tener productos que permitan a los clientes lograr sus objetivos a partir del ahorro; y el tercero, desde el punto de vista de los préstamos, han centrado sus esfuerzos en crédito de libranza y en crédito empresarial.
Guerra de baja de tasas
Frente a la baja de tasas para créditos hipotecarios que emprendieron bancos como Davivienda, Bancolombia, Scotiabank Colpatria, entre otros, Rodríguez expresó que se esperaba, “en la medida que la inflación va bajando y que hay una actividad económica que crece, pues es necesario dar incentivos a la actividad económica del país para retornar a una senda de crecimiento saludable”.
A lo que agregó que se espera que en este proceso haya un acceso a la financiación mucho más barato por parte de las empresas y de las personas. “Yo no lo llamaría una guerra de tasas, sino que es la dinámica normal del mercado y en un entorno en el que sabemos todos que tenemos que poner de nuestra parte para retornar a una senda de crecimiento económico”.
