Bogotá — El mundo y Colombia viven una tragedia silenciosa en medio del agite vehicular de su día a día. Para el año pasado, el país tuvo uno de los mayores índices de víctimas fatales por siniestros viales de todos los tiempos, tras registrar, según la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), que 8.264 personas fallecieron en 2022 en las vías del país, lo que representó un aumento del 13,7% con respecto a 2021.
Desde hace años, los accidentes de tránsito se convirtieron en la segunda causa de muerte violenta en el país y la mayoría de ellos ocurre por errores humanos que podrían ser evitados, puesto que algunos de los factores más comunes de estos siniestros, son por exceso de velocidad, no conservar la distancia de seguridad; impericia, es decir, la falta de conocimiento o entrenamiento en temas de movilidad; no respetar las señales de tránsito o la distracción, entre otras tantas razones.
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“Existen muchos factores adicionales, pero el comportamiento es el protagonista”, asegura Diego Ramírez, el CEO de WayGroup, quien agrega que desde hace mucho tiempo logró entender que la mayoría de accidentes en las calles “no son accidentes, sino incidentes que se pueden prevenir”.
Para combatir los siniestros viales se han desarrollado simuladores de realidad virtual inmersiva con integraciones hápticas, quiere decir que integra software con hardware.
Esta es una solución, que para el año pasado logró salvar la vida de más de 36.954 actores viales, entre los que se encontraban, varios conductores, puesto que permiten representar situaciones en las que las personas se ven inmersos durante un posible accidente de tránsito.
“Nuestros simuladores, por ejemplo, te hacen manejar como si tuvieras un microsueño en carretera, o como si estuvieras en estado de embriaguez o si contestaras una llamada al conducir, o si excedieran la velocidad en pasos peatonales o cometieras diferentes imprudencias. El propósito es no esperar a que eso pase en la vida real para poder cambiar el comportamiento, sino educar, desde las emociones, con experiencias inmersivas que permite la tecnología y poder prevenir”, explica el ejecutivo.
Los simuladores de realidad virtual inmersiva con integraciones hápticas acuden al tacto, la visión y el oído para recrear escenarios peligrosos, lo que permite aleccionar al usuario sobre los errores que se cometen y que se graben en su memoria para que así no los vuelvan a cometer así se ayuda en los cambios de comportamiento seguro de los actores viales.
La premisa, por lo tanto, es sencilla y perfecta a la vez, puesto que busca que los usuarios aprendan en entornos interactivos que parezcan reales donde puedan cometerse errores sin sufrir sus consecuencias y de esta forma se logra potenciar la efectividad del aprendizaje.
Lo más interesante es que estas tecnologías, si bien recurren a otros sentidos, uno de los que más usa es el visual, algo fundamental teniendo en cuenta que el cerebro recibe el 90% de información por medio del mismo.
Lo que al estimularlo, permite al ser humano tener un mayor pensamiento crítico y una mejora en la resolución de problemas, y, por lo tanto, tener una mejor absorción, análisis y comprensión de diferentes conocimientos.
Advierte que el trabajo de simulación tiene establecidos varios parámetros que hacen más eficaz el propósito de salvar vidas a través de la prevención. “Por ejemplo –dice–, si alguien maneja bien el simulador, yo no lo voy a poner a chocarse o algo así, porque eso va a confundir el cerebro, todo depende mucho del comportamiento del usuario”.
Además, si bien en temas de seguridad vial se utilizan sobre todo simuladores de una motocicleta, un carro o un camión, las tecnologías que han sido desarrolladas también incluyen representaciones de situaciones con presencia de manejo seguro de extintores, de manejo de vehículos de carga pesada y transporte de pasajeros, conducción segura de motocicletas, bicicletas y hasta de reanimación cardiopulmonar (RCP), entre otros que se suman a las 12 referencias de simuladores para distintos tipos de situaciones.
Todos y cada uno de ellos están compuestos por varias partes como los cascos de realidad virtual para lograr una visión 360 y escuchar un sonido 3D y para el componente háptico (el tacto) utilizan motores y sensores para integrar plataformas de movimiento y temperatura.
“Con todo ello, lo que terminamos generando es un ecosistema de seguridad vial, pues el propósito es la prevención para salvar la vida”, concluye Ramírez, quien resalta que además de estar trabajando en diferentes proyectos en Colombia, también han llegado a Chile y España; pero esperan este año entrar a trabajar con empresas y organizaciones en México.
Vale la pena recordar que los accidentes viales dejan 1,3 millones de personas muertas y 50 millones más heridas de gravedad en el mundo cada año, cifras que llevaron a reunir a la Asamblea General de las Naciones Unidas para buscar soluciones a estas problemáticas. Tal vez, la educación inmersiva sea la clave para que muchos más conductores puedan salvarse de un accidente de tránsito.