¿Cómo implementar el Sistema de autocontrol y gestión de lavado de activos en Colombia?

El propósito del SAGRILAFT, regulado por la Supersociedades, es evitar que las organizaciones sean utilizadas para actividades ilícitas, manteniendo la confianza del mercado y las autoridades

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Filantropía
30 de marzo, 2024 | 01:00 AM

Bogotá — Es indispensable que las empresas colombianas comprendan y apliquen las regulaciones pertinentes para prevenir prácticas ilícitas. De ahí radica la importancia de implementar el Sistema de Autocontrol y Gestión Integral del Riesgo de Lavado de Activos y Financiación del Terrorismo (SAGRILAFT).

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Este Sistema, regulado en el capítulo 10 de la Circular Básica Jurídica de la Superintendencia de Sociedades, permite a las organizaciones identificar, evaluar, controlar y monitorear estos riesgos y su objetivo primordial es evitar que las organizaciones sean utilizadas para actividades ilícitas, manteniendo la confianza del mercado y las autoridades.

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Manuel Arévalo, CEO de Cesce Colombia, explicó que las empresas pueden detectar y mitigar los peligros asociados a actividades ilícitas mediante la adopción de medidas de control adaptadas a su perfil de riesgo. “Al realizar transacciones con clientes, proveedores y demás terceros de la cadena de valor, contar con esta evaluación es un indicador de transparencia y garantiza la legitimidad de los recursos, evitando así problemas legales y de reputación que podrían afectar la estabilidad empresarial”.

¿Cómo funciona este Sistema en Colombia?

El SAGRILAFT es recomendado para todas las empresas, pero solo es obligatorio para las de mayor tamaño y para algunos sectores económicos más vulnerables a los riesgos mencionados. Su metodología consta de cuatro etapas:

  • Identificación de riesgos: implica reconocer y clasificar las fuentes generadoras, como contrapartes, productos, actividades y jurisdicciones, estableciendo metodologías para detectar amenazas asociadas, determinar condiciones y prioridades para la debida diligencia, y aplicar medidas para conocer y distinguir los factores de riesgo de manera efectiva.
  • Medición o evaluación: se deben establecer metodologías para determinar la probabilidad de ocurrencia y el impacto, tanto a nivel individual como consolidado, frente a cada factor de riesgo identificado, incluyendo situaciones específicas, así como evaluar contratiempos al expandirse a nuevos mercados o introducir nuevos productos.
  • Control: se implementan metodologías, como la creación de una matriz, para definir los mecanismos de evaluación adecuados de los factores de riesgo identificados, así como establecer controles y herramientas para detectar operaciones inusuales y sospechosas, reconociendo que a mayor riesgo se necesita un nivel de control más alto.
  • Monitoreo: permite vigilar el perfil de riesgo y detectar operaciones inusuales y sospechosas, realizando seguimientos periódicos de eventos, desarrollando un monitoreo continuo para corregir deficiencias. Se garantiza la integridad y eficacia de los controles, además de asegurar que los riesgos residuales estén dentro de los niveles de aceptación establecidos por los directivos.
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¿Qué beneficios trae para las empresas?

Protección de la reputación: adoptar medidas efectivas contra el lavado de activos y la financiación del terrorismo ayuda a preservar la imagen y la credibilidad de la empresa ante el mercado y las autoridades.

Continuidad operativa: reduce los riesgos operativos asociados con el uso no autorizado de la empresa para actividades ilícitas, lo que puede resultar en el cierre de operaciones.

Cumplimiento legal: cumplir con las regulaciones relacionadas con el lavado de activos y financiación del terrorismo es fundamental para evitar sanciones y elevadas multas por parte de las autoridades.