Cinco retos que enfrentan las empresas para ser sostenibles

Según datos de Sistema B, en Latinoamérica existen cerca de 1.200 empresas B, siendo Colombia, uno de los cuatro países con más compañías vinculadas a esta comunidad, detrás de Brasil, Chile y Argentina

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Bogotá — La sostenibilidad está a la orden del día. De acuerdo con datos de Sistema B, en Latinoamérica existen cerca de 1.200 empresas B, siendo Colombia, uno de los cuatro países con más compañías vinculadas a esta comunidad, detrás de Brasil, Chile y Argentina.

En el país, estas organizaciones definidas como aquellas que no solo persiguen rentabilidad económica, sino resultados sociales y ambientales, aportan alrededor del 1 % al PIB nacional y generan más de 30.000 empleos.

“Las empresas B constituyen un movimiento global que está transformando la forma de hacer negocios a través de modelos de triple impacto. Por eso, redefinir el sentido de la economía y poner sobre la mesa el bienestar de las comunidades y los impactos positivos medioambientales, debe ser el propósito del sector privado y público de cara al futuro”, indicó María Camila López, directora de sostenibilidad de Juan Valdez.

En ese sentido, la experta señaló cinco retos que deben encaminar las empresas para ser sostenibles en Colombia:

1. Contaminación: el mundo enfrenta una grave crisis de contaminación relacionada con un sistema lineal de producción enfocado en extraer recursos, consumir y descartar. Según la Asociación Internacional de Residuos Sólidos, solo el 14% de residuos reciclables se reciclan en el mundo. Por esta razón, las organizaciones deben considerar un sistema de economía circular en el que los materiales sean aprovechados en varios ciclos productivos para evitar que estos terminen en vertederos o rellenos sanitarios, contribuyendo así al aumento de las emisiones causantes del calentamiento global.

2. Cambio climático acelerado: el planeta está enfrentando un calentamiento global sin precedentes, que según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) es consecuencia ineludible de la actividad humana.

Para poder detener el riesgo latente de pérdida de biodiversidad, calentamiento de los océanos, entre otros, la ONU ha definido limitar el aumento de la temperatura de la tierra a 1,5 ºC. Si las compañías no actúan de manera contundente, será imposible frenar esta tendencia, cuyas consecuencias afectan la viabilidad de los recursos naturales y con ello, la de los negocios.

3. Trazabilidad de las cadenas de abastecimiento: la mayoría de los impactos ambientales y sociales de una corporación suceden en su cadena de abastecimiento. La historia ha comprobado que, como empresas, ya no basta con desarrollar prácticas sostenibles en la operación, también hay que extenderlas a lo largo de toda la cadena de valor o de lo contrario pueden materializarse riesgos relevantes de tipo ambiental como: contaminación o mal uso de recursos naturales; sociales: malas prácticas de contratación y trabajo infantil; y de gobernanza: corrupción y soborno.

4. Globalización como riesgo u oportunidad: en un mundo interconectado y globalizado, los desafíos sociales y ambientales generalmente son compartidos bien sea porque son transversales a todos los territorios o porque el consumo de los mercados más desarrollados pone presión sobre las realidades de los países productores.

Según la OECD, el 70% del comercio internacional involucra cadenas de valor globales, donde las materias primas, los servicios y productos viajan numerosas veces de un país a otro hasta llegar a consumidores de todo el mundo.

Por esta razón, se ha dado un incremento en términos de regulación a nivel regional y global para garantizar mínimos en materia de reducción de la contaminación, control de la deforestación, derechos humanos, entre otros. En ese sentido, el mayor reto está en dar cumplimiento a la reglamentación emergente y en asegurar que los negocios sean competitivos.

5. Desafíos sociales: es necesario que las empresas concentren su atención en las problemáticas que enfrentan sus grupos de interés, ya que estos son actor clave en toda la cadena de valor, puesto que están estrechamente vinculados con la capacidad que tiene cualquier negocio de conseguir sus objetivos.

De acuerdo a esto, se deben desarrollar estrategias que fomenten aspectos como: la inclusión, la equidad de género, la reducción de las desigualdades y la lucha contra la pobreza.

Según ONU Mujeres y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Colombia presenta una de las tasas más elevadas de pobreza interna en comparación con otros países de la región. Esta situación impacta de manera significativa a las mujeres.

Para el año 2022, el 29,8% de los hogares encabezados por mujeres se encontraba en situación de pobreza multidimensional. Esta circunstancia está vinculada, en parte, al hecho de que una de cada 12 mujeres rurales entre los 6 y 21 años no estudia debido a sus responsabilidades en el hogar, que incluyen el trabajo doméstico y de cuidado no remunerado.

En las áreas rurales, el 80% del tiempo dedicado a estas labores es aportado por mujeres, y una de cada dos mujeres rurales tiene menos de 30 años.