¿Reforma laboral de Petro resolverá los mayores problemas de empleo en Colombia?

Este Día Internacional del Trabajo se conmemora en Colombia en medio de los debates en el país por la reforma laboral del Gobierno de Gustavo Petro

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Bogotá — Colombia conmemora una nueva jornada del Día Internacional del Trabajo en medio de las discusiones sobre la reforma laboral que pretende devolverles garantías a los trabajadores, pero ¿bastará para resolver los problemas de fondo?

El desempleo ha comenzado a dar señales de desaceleración y en marzo llegó al 10%, lo que significó una caída de 2,1 puntos frente al mismo mes del 2022.

En marzo, la población ocupada llegó a 22,794 millones (57,9% del total) y hubo una ganancia de 1,114 millones de personas ocupadas.

Entre tanto, 14,045 millones de personas están fuera de la fuerza laboral (35,7%) y la población desocupada totaliza 2,542 millones (6,5%).

Este Día Internacional del Trabajo se conmemora en medio de los debates en el país por la reforma laboral del Gobierno de Gustavo Petro, que devuelve la jornada de trabajo diurna de 6:00 a.m. a 6:00 p.m. y la nocturna de 6:00 p.m. a 6:00 a.m.

Asimismo, el proyecto radicado en el Congreso establece que ni el sector privado ni el público podrían hacer contratos de prestación de servicios si estos trabajadores desempeñan labores de la actividad principal de la empresa o entidad.

Entre otros aspectos, amentaría la remuneración del recargo dominical (el pago sería del 100% sobre el salario ordinario y no del 75% como ocurre actualmente), restablece el preaviso al empleador sin importar la finalidad o las modalidades de huelga, entre otros.

¿Cuáles son los principales retos del mercado laboral colombiano?

Henry Amorocho, profesor de Hacienda Pública de la Universidad del Rosario, opina en diálogo con Bloomberg Línea que “el problema laboral colombiano está fuertemente relacionado en la manera en como hemos adelantado y llevado el modelo económico”, lo que se refleja, a su juicio, en el enfoque de maquinización de la productividad, en reducir personal en muchos casos o en apelar a contratos de prestación de servicios.

“Esta suma de factores y de la manera en la que se ha venido llevando a cabo la política laboral y la política pública laboral en Colombia, ha llevado al uso generalizado de contratación por prestación de servicios tanto en sector privado como en entidades públicas. Sin embargo, esta situación de los contratos por prestación de servicios, lleva a que en la práctica se configure una relación laboral, pero sin las prestaciones debidas”, expuso.

Consultada por Bloomberg Línea, la doctora en Economía y profesora de la Escuela de Administración de la Universidad del Rosario, Clara Inés Pardo, explica que entre los principales retos está reducir los niveles de informalidad, mejorar la productividad laboral, definir las estrategias para reducir y/o reubicar los empleos que se van a perder en los próximos años debido a la transformación digital.

Asimismo, nombra otros desafíos como reducir los desajustes laborales, generando una formación que sea pertinente para el sector real, así como promover una mayor formación y un ambiente laboral que atraiga empresas que requieran empleos intensivos en capital, lo cual mejora la calidad en los puestos ofertados.

También considera clave el fortalecimiento del emprendimiento y la creación de nuevos empleos, entre otros.

La especialista en Derecho de la Seguridad Social y en Derecho Laboral de la Universidad Javeriana, Juliana Morad, resalta en conversación con Bloomberg Línea que en el mercado laboral colombiano “la regla es la informalidad” y por ello el gran reto es “crear estrategias que permitan el tránsito a la formalidad de todos los trabajadores”.

Analiza además que Colombia es un país con salarios medios muy bajos y por ello el desafío es encontrar una fórmula para incrementarlos, aunque advirtió que esto “no se puede hacer abruptamente a través de costos laborales porque esto lo que puede generar es una mayor brecha entre la formalidad y la informalidad”.

El salario medio más alto en Colombia se reconoce en los sectores extractivo y financiero y no supera los $3 millones. Eso significa que somos un país de salarios reales muy bajos”, apuntó.

Atado a lo anterior, dijo que Colombia es un país con salarios medios reales que se pagan en la informalidad muy por debajo del mínimo.

Además, manifestó que en el país también hay obstáculos asociados a las dificultades de los jóvenes para encontrar trabajo (el estudio ya no es garantía de ingreso al mercado laboral formal y de ahí se explica la disminución de matrículas en las grandes universidades), a que el gran empleador en Colombia sigue siendo el microempresario (empresas que no tienen más de cinco empleados o el autoempleo) y además la cotización de pensiones es muy baja y esto impacta la informalidad de los trabajadores. “Deben crearse mecanismos que faciliten la cotización a pensiones”.

Para Juliana Morad existen oportunidades para que el país pueda explotar el potencial del campo y del turismo, a medida que se produce una transición en el campo energético que abrirá nuevos espacios y mercados. Pero para ello, señala que se requerirán políticas que incentiven la productividad y faciliten la migración a la formalidad.

“Somos además un país en donde las mujeres siguen teniendo preponderantemente actividades de cuidado no remunerado. Asumen en mayor proporción estas actividades y esto se traduce en una menor participación en el mercado laboral. Creo que ahí tenemos un reto que es acomodar los sistemas de cotización, sobre de seguridad social, que amarran la formalidad a estas dinámicas de las mujeres trabajadores a tiempo parcial. Ahí debemos generar medidas de flexibilización, menos estrictas en cobertura de seguridad de social”, complementó.

¿La reforma laboral de Petro podrá resolver estos problemas de base?

La doctora en Economía Clara Inés Pardo opina que “la reforma laboral planteada no resuelve de forma integral los retos del mercado laboral, ya que se focaliza en puntos específicos”.

Detalla, por ejemplo, que la reforma laboral no profundiza en la coyuntura global de la transformación digital y cómo la asume el país, no se realiza un análisis de riesgos de las medidas, el fortalecimiento de un ecosistema para generar emprendimiento y nuevos empleos de calidad para reducir la informalidad, entre otros, opinó.

A su juicio, “la idea de estas reformas es poder trabajar en los temas prioritarios y cómo va a afrontar el país los nuevos retos del mundo laboral a raíz de la cuarta revolución industrial”.

Henry Amorocho, de la Universidad del Rosario, matiza que la reforma laboral colombiana “hace algunos esfuerzos desde el punto de vista normativo para alcanzar una mayor equidad y mejora de los términos de contratación y salarios para incidir en el bien de los trabajadores”.

“Busca una muy buena solución que es formalizar ya de una manera mucho más objetiva el trabajo de las trabajadoras domésticas, desde luego formalizándolo. En esa misma idea y perfil incrementando la formalización en el trabajo agrario y realizado por personas migrantes. También son importantes los avances que se hacen dadas las nuevas tendencias que se presentan en la economía, como es buscar la mejora a las condiciones laborales de cerca de 100.000 personas vinculadas a plataformas digitales”, dijo.

No obstante, reconoció que el gran dilema sigue siendo la informalidad en el país, por lo que hace falta contemplar una “política clara y con recursos claros” en la economía popular.

Para atacar la informalidad, Clara Inés Pardo dice que es clave atender las observaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) que apuntan a la definición de un marco legal y político que tenga en cuenta el desarrollo empresarial, los ingresos fiscales, la solidez de las instituciones, la competencia leal de los mercados, condiciones de trabajo dignas, desarrollo inclusivo y el estado de derecho.

Entre otras acciones, promover un entorno empresarial y de inversión propicio; fomentar el acceso a la educación, el aprendizaje permanente y el desarrollo de habilidades; fomentar la transición de la escuela al trabajo de los jóvenes; establecer esquemas de protección social para los informales, entre otros.

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