Así se ve el cierre económico 2023 de las 5 principales economías de América Latina

Brasil y México tendrán los mayores crecimientos, mientras que Colombia experimentará la desaceleración más fuerte. El 2024 comprenderá el tramo final del ajuste de este ciclo económico

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Bogotá — Entre 2020 y 2022, Colombia, Brasil, Chile, México y Perú (Las 5 principales economías de América Latina) experimentaron un ciclo económico sincronizado.

La llegada de la pandemia provocó una profunda contracción económica en 2020; pero la actividad se recuperó rápidamente en el año siguiente, principalmente por el levantamiento de las medidas de contingencia que impulsó el dinamismo del consumo de los hogares.

En 2022, el ritmo de crecimiento económico se desaceleró en buena parte como resultado del aumento de las tasas de política monetaria que realizaron los bancos centrales para combatir el aumento de la inflación.

Corficolombiana elaboró un documento en el que explica que en 2023 se registró una desaceleración del crecimiento en los 5 países analizados, aunque de forma desincronizada.

Brasil y México sorprendieron positivamente, presentando un crecimiento acumulado hasta septiembre de 3,2% y 3,4%, respectivamente.

La firma espera que cierren el año con un crecimiento superior a su potencial, con un impulso importante de la inversión y las exportaciones.

En contraste, Chile, Colombia y Perú registraron por lo menos un trimestre de cifras negativas de crecimiento en 2023, en medio del profundo deterioro de su demanda interna, particularmente, de la inversión y del consumo.

Detalla la entidad que, desde finales del 2022, Brasil experimentó un boom en la producción del sector primario que impulsó sus exportaciones agrícolas, las cuales representan una cuarta parte de sus exportaciones totales.

Entre los factores que explicaron este repunte, destacan las cosechas récord de cereales del último bienio, la apuesta por mejorar la infraestructura logística y el acuerdo de suministro de maíz a China pactado al cierre del año pasado.

Con esto, Brasil logró reemplazar a Estados Unidos como el principal proveedor global de cereales, pese a la llegada del fenómeno de El Niño a la escena global.

México, por su parte, enfrentó un proceso de recuperación de la actividad económica más tardío, y en 2023 tuvo un desempeño sobresaliente gracias al dinamismo de los sectores secundario y terciario. La industria manufacturera de México representa el 22% del PIB, donde destaca la producción de la industria alimentaria y de fabricación de equipo de transporte.

Recientemente, la actividad manufacturera se ha visto favorecida por la mayor inversión en maquinaria y equipo, alineada con la recuperación de la confianza empresarial y con la tendencia global hacia el nearshoring, que atrajo la inversión de empresas que buscan relocalizarse más cerca a EE. UU.

Por su parte, la demanda de servicios estuvo impulsada por la resiliencia del consumo privado, que se sustentó en condiciones externas favorables y en el crecimiento de los salarios reales.

En cambio, Colombia entró en una fase de ajuste de la demanda interna este 2023, en una coyuntura en la que Banco de la República adoptó una postura de política monetaria contractiva y el proceso desinflacionario empezó más tarde y ha sido más lento que en los otros países.

El ajuste ha sido a través de una moderación del consumo privado, liderado por las menores compras de bienes durables y semidurables, y una preocupante caída de la inversión. En este último aspecto, Colombia es el país con peor desempeño entre las 5 economías más grandes de LatAm, en medio del alto costo de uso del capital, la mayor carga tributaria de las empresas y la pérdida de confianza de los inversionistas por la ajustada agenda de reformas.

Por su parte, en lo corrido del año hasta septiembre el PIB de Chile y Perú se contrajo 0,3% y 0,6%, respectivamente. En particular, la economía peruana sufrió el impacto de los conflictos sociales de los primeros meses del año, mientras que el sector primario reflejó los efectos adversos del fenómeno de El Niño.

Los eventos climáticos marcaron el colapso de la actividad agrícola y pesquera. No obstante, la minería logró compensar este efecto, gracias al inicio de operaciones de la mina Quellaveco en septiembre de 2022.

Ahora bien, el retroceso de la construcción, ante una lenta recuperación del sector inmobiliario, y la baja confianza empresarial se reflejaron en una caída de la producción del sector secundario.

Entre tanto, la economía chilena estuvo marcada por una inversión estancada y el retroceso del consumo privado. Este último explicado por el agotamiento de las ayudas económicas otorgadas durante la pandemia, el retroceso del mercado laboral y el menor poder adquisitivo de los hogares por la inflación en niveles elevados.

Por su parte, la caída de la inversión se vio reflejada en el retroceso del sector secundario, que en lo corrido del año hasta septiembre, se contrajo 1,0%. En cambio, el sector terciario creció marginalmente, impulsado por la generación de electricidad, gas y agua, gracias a la mayor generación de energía renovable.

Perspectivas 2024: continuación del ajuste

El 2024 comprenderá el tramo final del ajuste de este ciclo económico para las 5 economías principales de LatAm, enfrentando vientos cruzados que mantendrán un desempeño heterogéneo en las economías de la región.

Del lado positivo, esperamos que la inflación siga retrocediendo y converja gradualmente al rango meta de los bancos centrales, excepto en Colombia.

Lo anterior permitirá que los bancos centrales recorten sus tasas de interés y empiecen gradualmente a relajarse las condiciones financieras. En este sentido, el panorama para el consumo y la inversión el próximo año será mejor que en 2023.

Adicionalmente, un escenario de menor incertidumbre política en la región podrá actuar en beneficio de la confianza empresarial y la inversión.

Es importante destacar que el calendario de eventos políticos en 2024 contempla el inicio del Gobierno de Javier Milei en Argentina y las elecciones presidenciales en México (junio).

La magnitud del fenómeno de El Niño –que se prevé se extienda hasta el verano de 2024– será un factor de riesgo adicional para el crecimiento económico por el impacto sobre la producción del sector primario, principalmente en las economías andinas.

En particular, las altas temperaturas tienen efectos sobre el rendimiento de los cultivos, a la vez que alteran las corrientes oceánicas, afectando la disponibilidad de ciertas especies marítimas.

Además, un fenómeno de mayor intensidad podría provocar incendios forestales y/o deslizamientos en aquellas zonas en donde este fenómeno se manifiesta con fuertes lluvias.

Con esto en mente, México y Perú serían quienes lideren el crecimiento económico dentro de este grupo de países en 2024. Por un lado, Perú vería una recuperación gradual de los efectos adversos de la primera mitad del 2023, lo que beneficiará el desempeño de la inversión privada.

Esto lo llevaría a crecer 2,3% en 2024, tras haber presentado un crecimiento marginal este año. En todo caso, es importante mencionar que, en los próximos años, será importante la gestión de la inversión en infraestructura y minería.

Por su parte, México seguirá recibiendo el impulso de la tendencia de la industria al nearshoring, en un contexto de altas tensiones geopolíticas y recuperación de la confianza empresarial en este país.

Además, mientras que la inflación siga convergiendo a la meta del Banxico, y con una industria en auge que posibilitó el incremento de la masa salarial este 2023, el consumo privado podrá seguir siendo un modesto motor del crecimiento sin necesariamente generar un recalentamiento, pues igualmente se vería impactado por las altas tasas de interés.

Así pues, el ritmo de crecimiento seguirá desacelerándose, alineado con la tendencia de su principal socio comercial, EE. UU., una situación que podría reducir la entrada de remesas y el comercio. Así, se espera que México crezca 2,1% en 2024, desde 3,2% en 2023.

El crecimiento del PIB de Brasil se ralentizará el próximo año, en lo que sería un ciclo de desaceleración económica más tardío que sus pares suramericanos. Principalmente, se espera que se modere el impulso del repunte de la actividad agrícola, pues el factor climático de El Niño podría afectar los rendimientos de los cultivos en la región sur.

En este sentido, se prevé que la economía brasilera pase de crecer 2,9% este año a 1,5% en 2024. En contraste, Chile experimentará un rebote de la actividad económica en 2024 de la mano de la recuperación del consumo privado, con lo que el PIB crecería 1,8% desde -0,2% este año.

Finalmente, Colombia seguirá teniendo un crecimiento débil el próximo año, consistente con la pérdida de los niveles de inversión y con un aporte menos favorable de las exportaciones netas.

En este panorama, anticipa Corficolombiana que la economía colombiana se desacelerará nuevamente en 2024 y crecerá 1,0% desde 1,2% este año, pero es importante mencionar que el ajuste ocurre desde niveles altos de actividad económica, de manera que seguirá teniendo el mejor desempeño acumulado respecto a 2019 dentro de este grupo de países.