Bogotá — Se estima que un 82% de los hogares encuestados por la Cámara Nacional Inmobiliaria en el Valle de Aburrá, una subregión del departamento de Antioquia que incluye a Medellín, vive en arriendo y el 68% de estos destinan hasta un 30% del presupuesto mensual para el pago de esa obligación, por lo que el incremento de precios en medio de la ola inflacionaria está golpeando su economía.
Los efectos de la inflación se han trasladado en Colombia a la vivienda, en tanto que algunos de los incrementos que se presentan están indexados con el IPC, como es el caso de los arriendos. Este año los arriendos se ajustarán hasta un 13,12% una vez se cumplan los 12 meses desde la firma del contrato.
El aumento de los precios de los arrendamientos ha tenido especial eco en ciudades como Medellín, en medio de la contracción de la venta de vivienda ante diversos factores que están golpeando a ese mercado en el país como menores iniciaciones totales y lanzamientos, así como los impactos en los costos de construcción.
En este escenario, Bloomberg Línea conoció casos sobre pedidos de incremento en los arriendos no solo por encima de la inflación, sino que incluso pueden llegar hasta el 20%, de acuerdo a fuentes del sector.
En una de estas solicitudes de incremento que han sido compartidas con este medio, un arrendador solicita “un reajuste inmediato en el precio del canon de arrendamiento para el próximo mes del 20% para un valor de $3,7 millones entre junio a diciembre de 2023″.
Asimismo, pide un reajuste del canon de arrendamiento en enero de 2024 acorde con el incremento del coste de vida de este año y con vigencia a partir de ese mismo mes y hasta diciembre.
“De no ser atendida nuestra propuesta, no estaríamos interesados en la renovación del contrato para la próxima vigencia a partir de diciembre de este año”, se lee en el mensaje.
La analista económica Claudia Bustamente, coautora del informe junto a la Cámara Nacional Inmobiliaria, explica a Bloomberg Línea que este tipo de casos estarían siendo cada vez más recurrentes.
Dijo que en el marco del informe las agencias inmobiliarias del Valle de Aburrá les comunicaron que los propietarios de los inmuebles les están pidiendo a los arrendatarios los bienes incluso sin que estos completaran un año del contrato.
“Porque como no le pueden subir más de lo permitido, entonces le dicen a la agencia: ‘No, yo necesito que me lo desocupe, o sino me lo va a desocupar, que me pague cierto porcentaje demás. Las agencias han estado en una encrucijada impresionante ante esas presiones que tienen de los propietarios. Eso está rayando en la ilegalidad, la presión que están ejerciendo para que les entreguen el inmueble y eso es para alquilarlos al precio que ellos deseen”, dijo Bustamente a Bloomberg Línea.
Para la analista, la situación de cara al remate de año se podría poner incluso peor, porque dice que es un fenómeno que está en furor y a medida que se vaya completando el año del contrato van aumentando los precios: “Conozco gente que ha dicho: ‘¿Será que si le subo 20% al bien inmueble que tengo es mucho o será que le subo más?’. A medida que van cumpliendo contrato van escalando”.
“Cuando ven que la zona está costosa, que los arriendos han subido, cuando sienten el ruido de que los arriendos en Medellín se volvieron impagables, entonces dicen: ‘Este es el momento en el que le voy a subir a mi bien inmueble. No solo es la llegada de nómadas digitales, de Airbnb, o ese tipo de cosas. El problema es muy claro: hay una escasez de bienes inmuebles en toda al área metropolitana, muchos proyectos retrasados y gente que ha desistido cuando van a hacer los créditos y miran la tasa de interés que finalmente no les da”, apuntó.
De acuerdo a un informe de la Cámara Nacional Inmobiliaria, el 43% de los consultados considera que es poco probable que deje de pagar arriendo para comprar vivienda ante los actuales precios, en tanto que un 29% dice que es nada probable.
Entre quienes viven en alquiler en el Valle de Aburrá, un 45% afirmó que lleva más de 6 años pagando arriendo.
Cambiar de estrato para alivianar costos
Otro aspecto que mostró la encuesta tiene que ver con la migración de las personas en esa subregión hacia estratos socioeconómicos más bajos para hacer frente al aumento del costo de la vivienda.
De hecho, con el propósito de disminuir costos, un 52% de los encuestados en el Valle de Aburrá aceptó que ha considerado mudarse a otro estrato inferior.
Entre tanto, un 43% de quienes pagan alquiler manifestó que se han reagrupado o consideran hacerlo en una sola vivienda con la familia y/o su pareja.
A propósito de estos resultados, Claudia Bustamente advierte sobre el posible encarecimiento de los barrios a los que migran estas personas ante el aumento de la demanda: “Esos estratos más bajos, incluso siendo populares, van a adquirir un mayor valor (…) suben arriendos y locales comerciales. Se volvieron indispensables para tener un ahorro en los hogares. Es un tipo de gentrificación que se da porque unos estratos altos están expulsando a cierta cantidad de población a otros estratos”.
Felipe Echavarría, gerente de Crecimiento de la plataforma de compra de vivienda Home Capital Outlet, dice en conversación con Bloomberg Línea que la subida de los arriendos en Medellín está relacionada con la disminución de la oferta de vivienda que se ha venido experimentando desde hace algún tiempo.
“La cantidad de proyectos en desarrollo es insuficiente para satisfacer la demanda tanto de residentes nacionales como de extranjeros y turistas. Muchas personas buscan propiedades para residir durante largos períodos y trabajar desde Medellín, pero también hay aquellos que visitan la ciudad por períodos cortos con fines turísticos”, dijo.
De acuerdo al directivo, se prevé que estos precios seguirán aumentando debido a la creciente necesidad.
“Esto implica una presión adicional para las familias, ya que muchas de ellas no podrán permitirse pagar los arriendos en los sectores donde solían vivir, lo que las obliga a desplazarse hacia otras áreas de la ciudad. En algunos casos, incluso se ven obligadas a mudarse a estratos inferiores y renunciar a ciertas comodidades, como espacio en metros cuadrados o el número de habitaciones, entre otras cosas”, remató.
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