Bogotá — Sin duda, la educación financiera y el ahorro no solo son clave para asegurar la estabilidad financiera de las personas, sino que también desempeñan un papel crucial en la construcción de sociedades sólidas y prósperas.
En Colombia, esta materia resulta muy retadora, tal como lo revela el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), que en su índice de educación financiera Colombia obtiene 12,5 puntos de un máximo de 21.
Conceptos como ahorro, inversión, deuda, planeación financiera, gastos, costos, presupuesto, entre otros, aún siguen siendo desconocidos para muchos y es importante entenderlos e integrarlos para que se conviertan en pilares que ayuden a tomar decisiones informadas y así evitar prácticas dañinas para nuestra salud financiera.
¿Qué tenemos que tener en cuenta si queremos alcanzar un estado de bienestar financiero?
Presupuesto y Planificación.
La base de cualquier estrategia financiera sólida es un presupuesto bien armado. La educación financiera enseña a las personas a registrar sus ingresos y gastos, lo que les permite identificar en qué están gastando y detectar áreas donde pueden ahorrar.
Esto puede incluir por ejemplo, reducir gastos innecesarios o eliminar deudas de alto interés. Si no tiene un presupuesto, una buena práctica de las finanzas personales indica que siga la regla de 50/30/20 para entender cómo podría distribuirse nuestro dinero: a. 50% de ingresos se destinará a gastos fijos (alquiler, deudas, cuotas, servicios). b. 30% se destina a gastos variables (comida, transporte, ocio, salidas) c. 20% se debería destinar a ahorro (separarlo antes de comenzar el mes).
Ahorro como prioridad
La educación financiera nos enseña a hacer del ahorro una prioridad en la vida cotidiana. Se destaca que el ahorro no es simplemente el dinero que queda después de gastar, sino una parte planificada de los ingresos que se guardan para gastos futuros.
Esto puede tomar la forma de un fondo de emergencia, ahorro para metas a corto plazo (como unas vacaciones) y ahorro para metas a largo plazo (como la jubilación).
Otra buena práctica es la automatización del ahorro, lo que significa que se establecen transferencias automáticas para separar el ahorro tan pronto como llega un ingreso.
Hacer frente a la deuda
Para hacer frente a la deuda, es esencial comprender cómo gestionarla de manera efectiva. Esto implica desarrollar estrategias para pagar primero las deudas con altas tasas de interés, como las asociadas a las tarjetas de crédito y evitar acumular deudas innecesarias.
Según el DANE, en 2020, aproximadamente el 45,6% de los hogares colombianos tenía algún tipo de deuda. De estos hogares endeudados, alrededor del 38,3% recurrió a servicios bancarios para ampliar los tiempos de pago, con tasas de interés que pueden variar según la entidad financiera; en general, las tasas aceptables pueden oscilar entre el 3% y el 6%.
Es importante tener en cuenta que la situación actual del país, marcada por la disminución de la actividad económica, la baja inversión y la caída en la producción, también puede influir en la capacidad de pago de las deudas de los hogares.
Inversiones y Crecimiento del Patrimonio
La educación financiera no se trata solo de ahorrar dinero, sino de comprender todos los recursos que tenemos para acercarnos a nuestras metas financieras.
Esto implica familiarizarse con los instrumentos disponibles para invertir; como acciones, bonos, bienes raíces o criptomonedas, entendiendo los riesgos y beneficios asociados a cada uno de ellos.
“Para quienes recién están comenzando a adentrarse en el mundo de las inversiones es importante tener en claro los objetivos financieros, el plazo, y sobre todo, el riesgo que se está dispuesto a asumir. Sin eso claro, es probable que tomemos decisiones incorrectas” asegura Alex Robbio, CEO de GLIM.
Diversificación de Activos
Una buena práctica de las finanzas en general, que también aplica a las personales, es el concepto de diversificación de activos para reducir el riesgo. Una forma de diversificar el riesgo es saliendo del mercado local, a través de compra de moneda extranjera.
El dólar estadounidense, por ejemplo, es ampliamente considerado como una moneda de refugio seguro en los mercados financieros internacionales.