Reducción de la pobreza en Latinoamérica se estancaría en 2023: secretario ejecutivo de Cepal

En entrevista exclusiva con Bloomberg Línea, José Manuel Salazar-Xirinachs dijo que es posible que la pobreza en la región haya tenido una “breve” disminución en 2022

José Manuel Xirinachs, secretario ejecutivo de la Cepal. Foto: Cepal
25 de agosto, 2023 | 04:00 AM

Santiago — José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas (Cepal), anticipa que, luego de una posible leve disminución de los niveles de pobreza en 2022 en Latinoamérica, se podría producir un “estancamiento” en la tendencia de descenso durante 2023 debido, en gran medida, a la desaceleración de la economía mundial.

Según las últimas estimaciones del organismo, América Latina y el Caribe podría alcanzar una tasa de crecimiento promedio del 1,2% durante este año. “Creo que la revisaremos un poquito hacia arriba, pero todavía (seguirá) muy baja”, dijo el titular de Cepal en una entrevista con Bloomberg Línea.

Foto: Cepal

Lo cierto es que, con dicho escenario, una mejora en los hogares más vulnerables se hará cuesta arriba en el corto plazo. En todo caso, la Cepal aún está realizando cálculos que dará a conocer en unos meses.

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La comisión económica de la ONU para la región está elaborando una nueva edición de su informe Panorama Social de América Latina y el Caribe, que será publicado en noviembre. Basándose en las mediciones realizadas el año pasado y actualmente analizadas, Salazar-Xirinachs espera “una breve disminución de la pobreza y de la pobreza extrema en 2022″.

Casas en el barrio Villa Fátima de Buenos Aires, en Argentina, el viernes, 3 de marzo de 2023. Foto: Bloomberg

Nueve meses atrás, la proyección del organismo regional apuntó a un 32,1% de la población en situación de pobreza en América Latina y el Caribe, de los cuales un 13,1% se encontraron en pobreza extrema. Esto representaría un leve disminución de la pobreza, aunque un ligero aumento de la pobreza extrema respecto de 2021. “No son buenas noticias, de ninguna manera”, dijo Salazar-Xirinachs.

Al examinar el comportamiento de los países, el encargado de la Cepal valora los resultados obtenidos Chile, donde la pobreza bajó de 10,7% en 2020 a 6,5% en 2022 debido a las ayudas del Gobierno otorgadas en pandemia, según datos de la Encuesta de Caracterización Socioeconómica (CASEN) conocidos a finales de julio.

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La siguiente conversación, realizada vía Zoom el 18 de agosto, fue editada por motivos de extensión y claridad:

Bloomberg Línea: Chile redujo su pobreza medida por ingresos a niveles históricos en 2022. ¿Cuál es su interpretación?

Salazar-Xirinachs: Es muy buena noticia que las cifras oficiales de Chile muestren una disminución en la pobreza y la pobreza extrema. Los datos son bajos comparado con el resto de América Latina.

Eso está relacionado con una política de largo plazo de este país, un sistema de protección social integral, registros sociales muy robustos para identificación de la población en situación de vulnerabilidad. También con el espacio fiscal y la respuesta de transferencia y demás en años recientes.

Eso no quiere decir que se carezca de grandes desafíos, pero es un sistema potente, con bastante cobertura de políticas y servicios sociales. Esto, a pesar de que el crecimiento económico de Chile es bastante bajo en este momento.

¿Cuáles son esos desafíos a los que se refiere?

El crecimiento. Si uno está pensando en bienestar social, parte de ello está en una política social que coloca una especie de piso a la pobreza o, incluso, a la situación del hambre.

Es muy importante dinamizar el crecimiento y el mercado de trabajo. Ahí está uno de los retos más grandes, porque las tasas de crecimiento de Chile han sido muy bajas y se espera que este año también sean así. Nuestra expectativa es de una tasa (de crecimiento) muy mediocre.

¿Qué están viendo en términos de mercado laboral?

No es posible dinamizar el mercado laboral, o es poco lo que se puede hacer, cuando la tasa de crecimiento es cercana a cero o está por debajo del 1%.

Mucho dependerá de los precios de los productos, que es parte de lo que está afectando. Lo otro son el tipo de políticas de desarrollo productivo, las apuestas a sectores nuevos, más dinámicos.

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El problema es que la economía mundial no está ayudando, está afectando el desempeño de Chile y de toda América Latina.

Si uno ve la última década –y no tiene relación con la “cascada” de crisis de la pandemia–, la tasa promedio de crecimiento de América Latina desde 2014 hasta este año es solo 0,8%. Eso es menos que el 2% de crecimiento anotado durante la llamada “década pérdida” de los años ochenta.

¿La fórmula chilena puede ser aplicable a otros países más vulnerables de la región?

Siempre hay lecciones y buenas prácticas. Pero una formula completa para aplicar no es, generalmente, lo conveniente porque hay capacidades institucionales diferentes.

Una lección chilena está en contar con políticas sociales, que se han ido afinando durante el tiempo; una agenda integral de respuestas. Pero creo que cada país tiene que ver su trayectoria y la aspiración a la universalidad de las políticas sociales, lo que es importante para que nadie quede atrás en la medida que fiscalmente la situación lo permita.

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Ahora están las nuevas tecnologías, además, y eso es otra característica de Chile, donde existen bases de datos muy completas. La digitalización permite políticas sociales de precisión, así que hay que también entrar en ese mundo para sacar el máximo provecho a la revolución digital. Son rutas positivas de mejoramiento en las políticas sociales.

¿Cuál es su conclusión?

La reducción de la pobreza depende, por un lado, de las políticas sociales que, a la vez, requieren de instituciones de calidad. Hay que usar políticas sociales de precisión y tener la capacidad financiera.

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Tras la cascada de crisis, el espacio fiscal está muy reducido. Por eso, toda la discusión de renegociación o reestructuración de la deuda externa, y están en el tapete reformas tributarias para movilizar recursos fiscales.

Pero mucho de que un país logre reducir pobreza está en crear empleos de buena calidad, para no tener que depender de la política social. Allí hay una doble ganancia, porque es una manera efectiva de reducir la pobreza y, en la medida que se avance por ese camino, se reduce el costo de la política social.

¿Cuáles países de Latinoamérica esperan que controlen más rápidamente la inflación y cuáles demorarían más?

En términos generales, los principales determinantes de la evolución reciente de la inflación en América Latina y el Caribe son factores externos, incluyendo las disrupciones a las cadenas de suministro observadas durante la recuperación post pandemia, así como el repunte de precios internacionales de alimentos y combustibles ocasionado por la invasión de Ucrania por parte de Rusia.

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La velocidad y transmisión de estos factores externos a los precios internos depende, entre otros aspectos, al dinamismo de la demanda interna, a la evolución del tipo de cambio nominal, a la composición de las canastas de consumo, así como de las respuestas de la política macroeconómica.

Precios por las nubes en Argentina, el tercer país con más inflación en el mundo / Fotógrafa: Sarah Pabst/Bloomberg

A nivel regional, las perspectivas apuntan a que la demanda agregada interna seguirá en descenso en las economías de la región, al igual que los precios de la energía y los alimentos en los mercados internacionales. Estos factores contribuirían para el cierre de 2023 a que la inflación acumulada sea menor a la registrada en los dos años previos.

El consenso de proyecciones indica que la inflación regional se mantendrá por encima del promedio registrado en el quinquenio previo a la pandemia (2015-2019), 4,3%.