¿Qué pueden aprender otros países de LatAm de la transición energética de Chile?

En entrevista con Bloomberg Línea, la directora ejecutiva de ACERA, Ana Lía Rojas, compartió la experiencia chilena en la transición energética y los desafíos que afronta el país

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19 de abril, 2024 | 08:07 AM

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Bloomberg Línea — Marcos regulatorios estables, el fomento de las alianzas público-privadas y los compromisos ambientales le han permitido a Chile estar entre los líderes de la transición energética en Latinoamérica, pero la distribución desigual de esta energía a lo largo del día sigue siendo uno de los retos pendientes, dijo a Bloomberg Línea la directora ejecutiva de la Asociación Chilena de Energías Renovables y Almacenamiento (ACERA), Ana Lía Rojas.

En Chile, el crecimiento de las energías renovables no convencionales ha sido notable en los últimos años, representando un 40,7% de toda la energía eléctrica consumida en el país el primer trimestre de 2024.

Si se suma la contribución hidroeléctrica (que en el país no se clasifica dentro de las no convencionales), esto se traduce en una penetración del 66% de energías renovables, lo que supone “un récord tanto para Chile como para la región”, expresó Rojas en la entrevista realizada en el marco del Séptimo Encuentro y Feria Renovables Latam, que se celebra hasta este viernes en la ciudad caribeña de Barranquilla.

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Chile, junto con Brasil, que es primero a nivel regional, está entre los países de Latinoamérica más atractivos para inversiones en energías renovables, según el último modelo de Climatescope de BloombergNEF. Se estima, además, que el mercado de energías renovables de la región pasó de unos US$17.000 millones en 2020 a US$30.000 millones solo dos años después.

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La ejecutiva asocia el avance en la transformación energética Chile a:

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  • Una visión “consistente” por parte de los entes gubernamentales con la transformación del sector eléctrico. Destaca que existe un marco regulatorio que se ha mantenido estable a lo largo de las distintas Administraciones y con políticas continuas. “Todos están de acuerdo en que ese es un norte”, dijo.
  • La apertura natural al comercio exterior de Chile y una economía globalizada que ha permitido “conocer primero y adoptar luego”.
  • Un país que está abierto a la tecnología y a la innovación con modelos de negocio distintos que puedan ser plasmados luego en una regulación flexible. “Va a ser clave nuestra relación con los países proveedores de innovación y tecnología, tradicionalmente el hub de EE.UU., Europa y la incidencia de la industria de la tecnología china”.
  • Las alianzas público-privadas y los compromisos ambientales.

Sin embargo, la directora ejecutiva de ACERA se refiere al obstáculo de Chile de tener una distribución desigual de esta energía renovable a lo largo del día.

“Lo que nos pasa es que tenemos un altísimo aporte de energías renovables durante las horas solares, entre comillas, a propósito de la gran dotación de parques solares, la problemática que tenemos que solucionar es cómo distribuimos este gran porcentaje de penetración renovable en el resto de las horas del día, eso que llamamos las colas”, dijo.

La directora ejecutiva de ACERA manifestó que entre el 60% y el 75% de la penetración renovable ocurre entre las 9 a.m. y hasta cerca de las 6 p.m. Y desde las 7 p.m. hasta las 8 a.m. del día siguiente esta es mucho más baja.

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“Eso nos obliga a utilizar otros combustibles, otras tecnologías, y ahí entramos de nuevo entonces a la utilización de combustibles fósiles que tienen emisiones asociadas a su generación”, dijo.

Asimismo, se refirió a los altos vertimientos de energía renovable no convencional, por lo que considera “un sin sentido” el hecho de “poder producir energía eléctrica, limpia, barata y sin emisiones y no poder integrarla a la red” por aspectos como las limitaciones de la transmisión.

La lección de Chile en tiempos de sequía

Directora ejecutiva de la Asociación Chilena de Energías Renovables y Almacenamiento (ACERA), Ana Lía Rojas.

Rojas cree que Latinoamérica tiene que apelar a la diversificación energética ante las presiones que generan las sequías en los mercados altamente dependientes a las hidroeléctricas, en medio de los desafíos que afrontan países como Colombia o Chile por el fenómeno de El Niño.

“En Chile, entre el 95% y el 98% de todos los proyectos que se están construyendo y que se están evaluando son energías renovables no convencionales y almacenamiento. A nadie se le está ocurriendo construir una hidroeléctrica, menos la hidroeléctrica de embalse, a nadie se le está ocurriendo construir una planta de gas nueva, hay reconversiones”, expresó.

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Aclaró que “no hay perspectivas” de nueva infraestructura hidroeléctrica “precisamente por la constatación y la concientización de que el recurso hídrico va a ser cada día más escaso”.

La ejecutiva dijo que Latinoamérica tiene que avanzar en la diversificación con base en energías renovables no convencionales y poner mayor foco en el almacenamiento y la transmisión para generar “un mejor aprovechamiento de la red”.

Ana Lía Rojas considera que la adopción de energías renovables, la modernización de la infraestructura eléctrica y la promoción de tecnologías sostenibles son elementos clave para avanzar hacia un futuro energético más limpio.

Expresó que en el caso chileno ha habido avances en estos aspectos después de la megasequía ocurrida entre 1998 y 1999, que provocó un racionamiento eléctrico en el país, que se vio agravado por la falta de inversión en transmisión.

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“Fue una elección superaprendida, después de eso buscamos la diversificación de fuentes de energía eléctrica”, dijo.

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Durante la crisis Chile se volcó a Argentina, que tenían sendos recursos de gas, pero “por razones políticas, técnicas, y económicas” hubo un corte de ese suministro.

“¿Y qué ocurrió? De nuevo, en este concepto de que busquemos diversificar, nos carbonizamos. Ahí es donde entra el carbón fuerte en la matriz energética chilena. Y a propósito de estar un par de años con estas tres fuentes, termoeléctricas, carbón e hidroelectricidad, empezaron las renovables tímidamente a finales del 2005-2006″, dijo.

Recordó en su momento que se trataba de una alternativa más costosa y que el mercado no apostaba en esta alternativa, pero que luego ocurre una baja brusca de los costos de la tecnología para energías renovables, especialmente solar y eólica.

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Fue “una elección aprendía desde el trauma, desde la sensación de decir: ‘Bueno, aquí hay un racionamiento eléctrico por la sequía’. Y nosotros tenemos ciclos de sequía de 14 años (…) y siempre está la amenaza de cómo va a venir el suministro eléctrico”.

Afrontar los desafíos de la transición energética

Paneles fotovoltaicos al atardecer en el desierto de Atacama

Para abordar los desafíos de la transición energética, dijo que se requiere una transformación integral del sistema, que no solo incluya la generación, sino también la transmisión, distribución y almacenamiento de energía.

En este sentido, Rojas enfatiza la importancia de la modernización de la infraestructura eléctrica, así como el fomento de la generación distribuida y el autoabastecimiento.

La directora ejecutiva de ACERA ve importante que los países de Latinoamérica avancen hacia el concepto de la descentralización en la instalación de nueva generación renovable, lo que significa que el día de mañana cualquier persona tenga un panel solar en casa con una batería para poder autoabastecerse.

En este sentido, considera que es clave que se sigan desarrollando tecnologías inteligentes para la gestión y el monitoreo del consumo de energía.

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Avanzar en la transición energética desde las políticas públicas

En cuanto a otros países de la región, Rojas reconoce que la transición energética puede verse influenciada por factores económicos y políticos, especialmente en aquellos países productores de hidrocarburos como Colombia.

Sin embargo, destaca la importancia de establecer políticas públicas que fomenten la diversificación de la matriz energética y la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Citó la experiencia del Reino Unido sobre cómo se pueden utilizar políticas fiscales para influir en el comportamiento y promover la adopción de energías más limpias con la adopción de un impuesto al carbono.

“Este es un impuesto correctivo. Reino Unido empieza a disminuir tanto que las brechas de utilización de combustibles fósiles en términos de la presencia del carbón llegan a casi cero. Entonces, es una política que se implementa desde la conciencia de la importancia de un hidrocarburo dentro de la economía, de las cuentas nacionales, de la generación de empleo que produce una industria que fue tradicional en un país, pero se logra equilibrar con herramientas recaudatorias, pero también correctivas como el impuesto al carbono, y que fueran acelerando la penetración renovable”, dijo.

Para Ana Lía Rojas, es estratégico que los países ofrezcan respuesta por medio de las políticas públicas en el corto plazo a aquellas personas e industrias que no necesariamente están preparadas para asumir los costos de la transición energética, dado que los equipos para generar las adecuaciones del sistema de transmisión y de distribución, y ofrecer las condiciones de balance de red por tener una generación intermitente, tienen un precio significativo.