Los esfuerzos fiscales que llevaron a cabo los países latinoamericanos para afrontar el impacto de los confinamientos horadaron sus arcas. En ese contexto, Chile viene intentando reacomodar sus variables fiscales, pero uno de los principales bancos de inversión del mundo aseguró en un informe que lo hecho por la actual administración aún no es suficiente.
“En Chile, tras el desmesurado estímulo fiscal de 2020-21, se produjo un visible ajuste fiscal en 2022 (una variación de 9 puntos porcentuales que llevó a un superávit primario del 2,1% del PIB)”, reseña un documento del banco estadounidense, Goldman Sachs.
Sin embargo, el documento aclara que la base fiscal se deterioró de nuevo en 2023 debido a la disminución de los ingresos y el aumento del gasto.
Ante esta situación, Goldman Sachs menciona que sus analistas prevén una pequeña mejora (40 puntos básicos) de la base fiscal primaria.
“Es fundamental un saneamiento presupuestario estructural adicional, especialmente en un contexto de elevada demanda de más gasto a medio plazo y de dinámica alcista de la deuda”, mencionan los analistas.
El Gobierno chileno viene trabajando junto al Congreso en la rúbrica de un pacto fiscal. En la última semana, el ministro de Hacienda, Mario Marcel, presentó un borrador con doce principios para un sistema tributario moderno —surgidos en el extenso proceso de consultas con la ciudadanía y actores económicos y sociales iniciado en abril de 2022 y que se ha venido actualizando desde entonces—y 27 propuestas de medidas para el cumplimiento de las obligaciones tributarias, que son parte del eje de Fortalecimiento del Sistema Tributario.
Esto dijo Goldman Sachs sobre la cuenta corriente
Al estudiar lo que viene sucediendo en las principales economías de Latinoamérica, en materia de comercio exterior, Goldman Sachs puntualizó que los déficits por cuenta corriente aumentaron significativamente en 2021-22, pero se ajustaron en 2023, sobre todo en Chile y Colombia (donde los desequilibrios externos alcanzaron niveles muy elevados en 2022), impulsados por una demanda interna más débil y el efecto retardado de la depreciación de la moneda.
Goldman Sachs espera que los déficit por cuenta corriente en los países latinoamericanos se mantengan en niveles moderados, financiados por el ingreso de Inversión Extranjera Directa (IED).
