Bloomberg — El regreso de Codelco al mercado de deuda esta semana muestra que la minera estatal chilena seguirá adelante con un ambicioso plan por US$40.000 millones para ajustar sus operaciones, a pesar de los llamados a hacer una pausa.
El gigante del cobre vendió US$2.000 millones en bonos para ayudar a financiar proyectos que están tan retrasados y por encima del presupuesto que la producción ha caído al nivel más bajo en un cuarto de siglo.
De hecho, el aumento de los costos y la reducción de las ganancias llevaron la semana pasada a Moody’s Investors Service a colocar a la compañía en revisión para una posible rebaja de su calificación crediticia. El centro de investigación Cesco instó a la empresa a reevaluar los proyectos de crecimiento como parte de sus esfuerzos por reducir el riesgo de insolvencia.
Pero, bajo el liderazgo del nuevo titular, Rubén Alvarado —su tercer presidente ejecutivo en poco más de un año—, Codelco aumentará el gasto en lugar de reducirlo.
Los nuevos bonos ayudarán a financiar US$4.100 millones en gastos este año en medio de planes para reactivar la producción. La compañía dijo esta semana que su objetivo es producir 1,7 millones de toneladas al año para fines de la década, frente a la directriz de 2023 de hasta 1,35 millones de toneladas.
“Aunque puedan estar discutiendo internamente, no pueden dejar de levantar dinero, pues su liquidez es baja y no pueden detener los proyectos que ya están lanzando”, dijo Juan Carlos Guajardo, director ejecutivo de la consultora Plusmining.
Este debería ser un buen momento para estar en el negocio del cobre. Se espera que la construcción de nuevas líneas de transmisión para permitir la transición energética, junto con la creciente popularidad de los vehículos eléctricos, agregue millones de toneladas de demanda anual en los próximos años.
Pero Codelco corre el riesgo de perderse el auge —y ceder su estatus como el mayor productor mundial de cobre— debido al envejecimiento de las minas y a años de inversión insuficiente por parte de los sucesivos Gobiernos de Chile. Sin nueva capacidad, la producción caerá a la mitad durante la próxima década, aproximadamente.
A pesar de la última inyección de efectivo, los desafíos persisten. Codelco está haciendo malabares con una serie de proyectos en un momento de persistentes interrupciones en la cadena de suministro, alta inflación y cuellos de botella en la construcción. La toma de decisiones corporativas es menos ágil que la del sector privado.
Sin embargo, si bien los bonos de la compañía han tenido un rendimiento inferior al de sus pares, la nueva emisión tuvo una demanda 4,7 veces mayor a la oferta.
El estatus de Codelco como empresa estatal es un arma de doble filo, ya que, si bien tiene que entregar la mayor parte de sus ganancias al Estado, también cuenta con el respaldo de Chile, uno de los países menos endeudados de la región.
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