Santiago — El Banco Central de Chile estima que la tasa de interés clave concluirá 2023 con un nivel de entre 7,75 y 8%. En su informe de política monetaria (IPoM) publicado este miércoles, el instituto rector prevé que los costos de endeudamiento continuarán cayendo a lo largo de este año.
El escenario macroeconómico está evolucionando de acuerdo con lo anticipado por el ente emisor, proyectándose que el índice de precios al consumidor (IPC) convergerá a la meta del 3% anual durante el segundo semestre de 2024. “La magnitud y temporalidad del proceso de reducción de la TPM seguirán sujetas a la evolución del escenario macroeconómico y sus implicancias para la trayectoria inflacionaria y el logro de meta de 3% dentro del horizonte de política”, dijo el IPoM de septiembre.
Desde que el Banco Central de Chile comenzó su ciclo de recorte a finales de julio la tasa de interés de referencia ha disminuido en 175 puntos básicos. El último recorte se dio el martes, cuando los consejeros del ente emisor llevaron la tasa de política monetaria desde 10,25% a 9,50%.
¿De qué dependerá que la TPM baje más o menos?
El IPoM de septiembre sugiere reducciones de la tasa de entre 150 y 175 puntos básicos, en total, en las dos siguientes reuniones de política monetaria para este año.
Detalla que, respecto de los escenarios de sensibilidad, el borde superior del corredor refleja escenarios en que el proceso de convergencia inflacionario es menos favorable que lo previsto. Como ejemplo, el documento señala que esto se podría dar en una situación en que la economía global muestre una mayor resiliencia, particularmente en Estados Unidos, y haya nuevos aumentos en los precios de las materias primas.
Si esto sucediera, provocaría mayores presiones inflacionarias a nivel mundial, lo que se transmitiría a los precios en Chile. “Sus efectos inflacionarios de mediano plazo podrían ser más persistentes si se diera una corrección de las expectativas de inflación”, indica el informe.
Pero el borde inferior del corredor refleja escenarios en que la convergencia inflacionaria es más rápida que lo anticipado. “Esto podría darse si la economía enfrenta presiones de demanda menores que las previstas. Una situación como esta se daría si la actividad está sometida a shocks que reducen el impulso externo; si se da un deterioro de la confianza de empresas y hogares que perjudique el desempeño de la inversión y el consumo; o si el impacto de las condiciones crediticias es mayor al inicialmente considerado”, explica el IPoM.
¿Cuáles serían los riesgos?
Pero siempre hay elementos que podrían trastocar la trayectoria de la política monetaria. Sobre los riesgos, el IPoM precisa que estos siguen asociados mayormente a la situación macrofinanciera global. “Al igual que en junio, sigue resaltando la posibilidad de que un deterioro mayor de ella desencadene episodios de alta volatilidad, reducción de la liquidez e incentivos a la salida de capitales desde el mundo emergente”.
A esto se suma la incertidumbre sobre China, particularmente por la evolución de su economía y mercado financiero. “Las implicancias de estos escenarios para la política monetaria dependerán de cómo la combinación y magnitud de dichos elementos afecten las perspectivas de convergencia inflacionaria de mediano plazo”, concluye el IPoM.