La dura advertencia de Fitch Ratings a Brasil: “Los retos fiscales persisten”

La calificadora de riesgo reconoció el buen momento de la macroeconomía, pero alertó sobre los números del Gobierno

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Bloomberg Línea — La calificadora de riesgo Fitch Ratings elevó sus previsiones de crecimiento para el Producto Interno Bruto (PIB) real de Brasil de 1,7% a 2,8% para el 2024. Sin embargo, la firma estadounidense dejó en claro su preocupación por los magros resultados fiscales del gigante sudamericano.

Fitch reconoció que “la economía brasileña sigue mostrando un fuerte impulso”, pero alertó que “esto no se está traduciendo en un rendimiento similar en sus finanzas públicas. Además, proyectó que los retos fiscales persisten y se intensificarán el próximo año.

Resultados fiscales inferiores a los previstos

“El fuerte crecimiento ha ido acompañado de unos resultados fiscales inferiores a los previstos en las previsiones presupuestarias iniciales para 2024″, destacaron los analistas de Fitch Ratings.

Asimismo, subrayaron que si el rendimiento fiscal es débil cuando el crecimiento es fuerte, podría deteriorarse aún más en una desaceleración inesperada. “Las inciertas perspectivas de consolidación son, por tanto, una vulnerabilidad macroeconómica clave que limita la calificación soberana ‘BB’/Estable de Brasil”, detalla el informe.

Por otro lado, Fitch recuerda que el Gobierno del Presidente Luiz Inácio Lula da Silva se ha fijado como objetivo una consolidación fiscal gradual en 2024-2026, después de dejar que el déficit aumentara en 2023 para acomodar el aumento del gasto social. Para ello, Lula pretende aumentar sustancialmente los ingresos y contener el gasto para que no supere el crecimiento económico, pero “se enfrenta a dificultades en ambos frentes”, según la calificadora de riesgo.

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En septiembre, el Gobierno preveía un déficit primario del 0,6% del PIB en 2024. Este es el máximo permitido por su regla fiscal dado su objetivo del 0% y el rango de tolerancia de +/-0,25%, y un margen de 0,35 puntos porcentuales para el gasto relacionado con las inundaciones. Fitch espera que el Gobierno lo consiga, pero no sería un buen comienzo para el proceso de saneamiento.

Otro detalle que destaca el informe es que las principales medidas en materia de ingresos son transitorias o de beneficios inciertos. Y aclara que las medidas administrativas, a saber, la resolución de litigios fiscales facilitada por la reforma de los tribunales CARF, no han generado los ingresos previstos. Para compensar, el Gobierno recurrirá al aumento de los dividendos del banco de desarrollo (BNDES) y de los cánones, y promulgará otras medidas diversas aprobadas por el Congreso, como la utilización de depósitos bancarios ociosos.

“Estas medidas improvisadas muestran un compromiso con los objetivos fiscales, pero no ofrecen mejoras fiscales estructurales”, sostiene Fitch.

También el estudio reflexiona que “la contención del gasto está resultando difícil” y puntualiza que las pensiones han subido este año más de lo previsto, lo que ha obligado a recortar los gastos discrecionales para cumplir el techo de gasto. La indexación y la asignación a fines específicos mantendrán la presión sobre el gasto social en los próximos años, lo que exigirá un nuevo recorte del gasto discrecional para compensar que podría llegar a ser inviable.

Para evitar esto último, las autoridades están trabajando para reducir el fraude en los programas sociales y estudiando cambios en algunas normas y mecanismos de indexación. “Pero el apetito político por cambios que supongan un alivio importante sigue sin estar claro”, indica Fitch.

En concreto, Fitch prevé ahora un déficit primario del 1% del PIB en 2025, frente a la previsión anterior del 0,7%. Esto superaría el máximo del 0,6% permitido por la regla fiscal, dado el objetivo del 0% y el intervalo de tolerancia de 0,25 puntos porcentuales, y una exención de 0,35 puntos porcentuales para las deudas judiciales.

Las previsiones fiscales y de tasas de interés actualizadas de Fitch, junto con la previsión de que el crecimiento del PIB volverá a su ritmo tendencial del 2% a partir de 2025, significan que ahora la calificadora espera que la deuda/PIB aumente del 74,4% del PIB en 2023 al 77,8% en 2024 y al 83,9% en 2026. Esto es más rápido de lo previsto anteriormente, ampliando la brecha a la mediana de los países de categoría BB del 55%.

“La actividad se ha mostrado resistente a la estricta política monetaria, se ha reanudado el crecimiento del crédito, los indicadores del mercado laboral son sólidos y el impacto de las graves inundaciones de mayo fue limitado”, especifica el estudio de Fitch.