Bloomberg — El petróleo ha superado a la soja como principal producto de exportación de Brasil, un rendimiento sin precedentes que subraya el estatus del anfitrión de la COP30 como campeón de los combustibles fósiles.
El valor de las exportaciones brasileñas de crudo aumentó un 5% hasta alcanzar los US$44.800 millones en 2024, la primera vez que el petróleo eclipsa todas las demás ventas al exterior de la mayor economía de América Latina, según datos del ministerio de comercio publicados el lunes. El volumen de los envíos de petróleo aumentó un 10%. China fue el principal destino de los barriles brasileños, con cerca del 44%, seguida de EE.UU., España y los Países Bajos.
La caída de los precios de la soja y el descenso de los volúmenes de venta favorecieron el ascenso del aceite a la cima, según José Augusto de Castro, presidente ejecutivo de la Asociación Brasileña de Comercio Exterior (AEB). Castro espera que la oleaginosa recupere el primer puesto este año con unas exportaciones de US$49.500 millones.
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“A medida que se recupere la cosecha agrícola, es posible que la soja vuelva a ser el principal producto de exportación”, declaró Herlon Brandão, director de estadísticas del Ministerio de Comercio, durante una rueda de prensa.
La potencia sudamericana fue el octavo mayor proveedor mundial de crudo en 2023, impulsado por la perforadora estatal Petrobras. La producción total de los pozos brasileños alcanzó una media de unos 3,4 millones de barriles diarios el año pasado, según el grupo industrial IBP.
Desde 2016, el comercio exterior del sector petrolero brasileño arroja un saldo neto positivo. La proporción de petróleo enviado fuera del país ha crecido progresivamente desde entonces, representando cerca del 50% de los suministros globales hasta noviembre, según StoneX.
El IBP prevé que las exportaciones diarias de crudo alcancen los 2,5 millones de barriles en 2027 con la expansión de la producción y la creciente demanda exterior de petróleo brasileño por su huella de carbono relativamente baja. El crudo de los yacimientos de Tupi y Buzios, por ejemplo, tiene menos de la mitad de intensidad de carbono que la media mundial.
"Las refinerías europeas buscarán petróleo que emita la menor cantidad posible de CO2", declaró el presidente del IBP, Roberto Ardenghy, en una reciente rueda de prensa. "Vemos un aumento de la competitividad del producto brasileño".
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Brasil quiere pulir sus credenciales ecológicas mientras se prepara para acoger la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, conocida como COP30, en noviembre. El evento tendrá lugar en la ciudad de Belem, en la selva amazónica, mientras el presidente Luiz Inácio Lula da Silva intenta llevar adelante una ambiciosa agenda verde al tiempo que busca el desarrollo económico.
Un punto muerto sobre una licencia de perforación para que Petrobras explore una cuenca potencialmente rica en petróleo frente a la costa norte del país ilustra el conflicto interno sobre los combustibles fósiles dentro del gobierno de Lula. La ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, se opone al proyecto, mientras que la jefa de Petrobras elegida a dedo por el presidente, Magda Chambriard, advierte de que la nación corre el riesgo de volver a la condición de importador de petróleo después de 2030 sin nuevas exploraciones.
Con la colaboración de Giovanna Serafim.
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