El ministro de Finanzas de Brasil atribuye la caída del apoyo a Lula a problemas mundiales

“Estamos en un momento difícil para los gobiernos de todo el mundo. No es un momento fácil para nadie”, dijo el ministro de Finanzas, Fernando Haddad.

El presidente Luiz Inácio Lula da Silva, a la izquierda, y el ministro de Hacienda Fernando Haddad.
Fuente: Bloomberg
Por Travis Waldron - Martha Beck
28 de marzo, 2025 | 04:30 PM

Bloomberg — La popularidad del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se desplomó a mínimos históricos debido en gran parte a los desafíos económicos que asolan a los líderes de todo el mundo y no a sus propios errores políticos, dijo el ministro de Finanzas, Fernando Haddad, en una entrevista.

La aceleración de la inflación y la ralentización del crecimiento han pesado sobre Lula, minando la confianza de los inversores y de los brasileños de a pie en los últimos meses. Pero problemas similares habían sacudido los mercados financieros y trastornado la política mundial incluso antes de que el regreso de Donald Trump al poder avivara la incertidumbre económica internacional, y el gobierno de Lula pretende mantener el rumbo en lugar de reaccionar con alarma, según el titular de Hacienda.

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“Puede que haya habido uno o dos errores, pero el proyecto general avanza en la dirección correcta”, dijo Haddad a Bloomberg News el jueves en su oficina de Brasilia. “Estamos en un momento difícil para los gobiernos de todo el mundo. No es un momento fácil para nadie”.

Eso puede proporcionar poco consuelo inmediato a los brasileños que luchan contra el aumento del costo de los alimentos, el 53% de los cuales dijeron que desaprobaban a Lula en febrero, según LatAm Pulse, una encuesta realizada por AtlasIntel para Bloomberg News.

Pero Haddad, que reconoció que el aumento de los costos ha hecho que los brasileños se sientan “incómodos”, dijo que confía en que un enfoque paciente acabe generando una mejora de la situación económica del país.

El banco central de Brasil, que la semana pasada subió las tasas de interés al 14,25%, el nivel más alto en nueve años, está trabajando para solucionar la inflación, afirmó. La estabilización continuada del real brasileño, que ha ganado cerca de un 7% frente al dólar este año tras situarse como una de las divisas con peor comportamiento del mundo en 2024, también ayudará a bajar los precios.

“Parte de la inflación es el resultado del fortalecimiento del dólar”, dijo. “No controlamos todas las variables internacionales, y a menudo ni siquiera las internas”.

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Medidas estructurales

Los inversores no están tan seguros. Actualmente se prevé que la inflación se mantenga por encima del objetivo del banco central del 3% hasta 2028, mientras que los operadores esperan que la Selic de referencia suba al menos al 15,5% a finales de este año. El jueves, el banco central recortó su previsión de crecimiento para 2025 al 1,9% desde una estimación anterior del 2,1%.

Los mercados financieros, que ya estaban preocupados por las cuentas fiscales y la creciente deuda pública de Brasil, temen ahora que la caída de la aprobación de Lula le impulse a gastar a lo grande para recuperarse.

Su gobierno ya ha dado a conocer una serie de nuevas medidas destinadas a beneficiar a los votantes pobres y de clase trabajadora que constituyen su base. La más importante fue un plan para eximir de impuestos sobre la renta los salarios mensuales de hasta 5.000 reales (US$869), una propuesta que provocó una liquidación de la moneda a finales del año pasado.

Haddad rechazó la idea de que las medidas estén destinadas a reforzar la aprobación, afirmando que forman parte de una “revisión estructural” de la economía brasileña que dará sus frutos a largo plazo.

La reforma fiscal es un pilar de los esfuerzos de Lula por reducir la desigualdad en un país donde los pobres acaban pagando más impuestos que los ricos, dijo. Un nuevo programa de crédito para los trabajadores del sector privado, añadió, pretende frenar los altos niveles de endeudamiento de los hogares permitiendo a los brasileños renegociar los préstamos existentes a tasas de interés más bajas.

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Los responsables políticos aún no han analizado el impacto del programa de préstamos, dijo el jefe del banco central, Gabriel Galipolo, en una conferencia de prensa el jueves. Pero Haddad desestimó las preocupaciones de que las medidas dificultarán el trabajo del banco central, diciendo que las propuestas están “muy bien pensadas” y que es poco probable que tengan un “fuerte impacto” en la inflación.

“No es posible demostrar” un compromiso con la responsabilidad fiscal “más de lo que ya lo ha hecho el presidente Lula”, dijo Haddad. “Esta propuesta de reforma fiscal estaba en su plataforma de 2022. No tiene nada que ver con las encuestas electorales, ni con la aprobación”.

Las luchas de Lula, de 79 años, junto con su operación cerebral de emergencia en diciembre, han alimentado las preguntas sobre si buscará la reelección el próximo año. Pero Haddad, quien es ampliamente visto como un heredero potencial, dijo que Lula está lo suficientemente saludable como para postularse nuevamente si así lo desea.

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“Se trata de una persona cuyo ritmo de trabajo es comparable al de alguien 20 o 30 años más joven”, dijo Haddad. “Una persona de 50 o 60 años que vaya a acompañar a Lula terminará el día más cansada que él”.

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Relaciones con EE.UU.

El titular de Hacienda expresó su preocupación por Trump, afirmando que es “la primera vez que veo a gente seria hablando, escribiendo y reflexionando sobre la calidad y la fuerza de la democracia en Estados Unidos”.

Haddad dijo que Brasil está trabajando para diversificar las asociaciones económicas con Europa y especialmente con Medio Oriente mientras “navega por las turbulencias internacionales”.

Pero Haddad ve pocas perspectivas de una batalla comercial sin cuartel entre las dos naciones, incluso después de que Trump impusiera nuevos aranceles sobre los metales que suponen un riesgo para uno de los mayores proveedores de acero de Estados Unidos.

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“No hay razón para desviarse de un comercio sano que no aporte ventajas exageradas a ninguna de las partes”, dijo Haddad. “La relación bilateral entre Estados Unidos y Brasil es muy equilibrada y respetuosa. No veo ninguna ganancia en crear un problema que no existe entre los dos países, y que, en realidad, nunca existió”.

Con la colaboración de Marisa Gertz.

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