Luego de las tensiones que se generaron en la tarde del 26 de junio, con el ingreso de grupos militares a a Plaza Murillo, miles de bolivianos se acercaron a estaciones de servicio en busca de combustible, por temor a un desabastecimiento. En ese contexto, la petrolera estatal YPFB intentó llevar calma a la población mediante un comunicado.
“El abastecimiento de combustibles en los nueve departamentos del país se desarrolla con absoluta normalidad”, sostuvo el equipo de prensa de la compañía.
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Asimismo, el comunicado refiere que “el suministro de gasolina y diésel al transporte público y privado no sufrió interrupción alguna”, publicó la estatal petrolera, en un comunicado.
En línea con esto último, YPFB señaló: “Las plantas de almacenaje de combustibles tienen los volúmenes necesarios para atender la demanda del mercado interno”.
No generar alta demanda
La Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) adoptó una postura similar a la de YPFB, al comunicar a la población que “el abastecimiento de combustibles líquidos en todo el país está garantizado para su comercialización normal y continua”.
“Pedimos mantener la calma para no generar una alta demanda”, expresó en su escrito la ANH. Y añadió: “Como entidad reguladora, estamos realizando el control a la comercialización de carburantes en todas las estaciones de servicio, porque no existe razón de generar filas innecesarias”.
Más tarde, el organismo aprovechó sus redes sociales para repudiar el avance de una parte del Ejército: “La Agencia Nacional de Hidrocarburos denuncia y rechaza el intento de golpe de Estado militar contra el Gobierno constitucional y democrático del Presidente Luis Arce Catacora”, expresa este segundo documento.
Además, la ANH consignó: “Exigimos respeto al voto ciudadano, a la democracia y a la Constitución política del Estado, advertimos ante la comunidad internacional este intento de Golpe de Estado. El presidente Luis Arce no está solo, el pueblo está a su lado”.
Por último, el escrito sentencia: “La democracia siempre vencerá”.
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El contexto
En la tarde del miércoles 26 de junio, Luis Arce denunció una intentona golpista, tras el movimiento inusual de tropas militares en la plaza Murillo de la ciudad de La Paz.
El movimiento de las tanquetas militares inició pasadas las 14:30 locales. Se apostaron en alrededores de la plaza Murillo, centro del poder político de Bolivia, donde funcionan los órganos Ejecutivo y Legislativo.
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Minutos más tarde, Arce posesionó al nuevo Alto Mando de las Fuerzas Armadas. El nuevo comandante del Ejército, José Sánchez, ordenó a los militares movilizados a retornar a sus unidades y aseguró el respaldo al gobierno legalmente constituido.
A raíz del fracasado intento de golpe de Estado, se formaron largas filas en las estaciones de servicio en busca de diésel y gasolina, según explica un artículo publicado por la Agencia Boliviana de Información (ABI).