Bolivia — Recortar las subvenciones a los combustibles o corregir “el casi irrelevante” tipo de cambio oficial ante el fortalecimiento de los mercados paralelos, están entre las fórmulas que podría aplicar Bolivia para tratar de palear la crítica situación de escasez de dólares, que está más relacionada con un déficit fiscal crónico y la dependencia de ingresos por exportaciones de materias primas, dijo a Bloomberg Línea el macroeconomista del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), el boliviano Jonathan Fortun.
Fortun cree que la solución a estos problemas requiere políticas fiscales y económicas estructurales, como la diversificación de la economía, la mejora en la gestión de ingresos y gastos públicos, y la atracción de inversiones extranjeras directas en sectores productivos.
A pesar de las medidas implementadas por Bolivia para tratar de palear la escasez de dólares en el país, estas han tenido “escasos resultados” y “el tipo de cambio oficial es cada vez más irrelevante”, ya que cada vez menos agentes tienen acceso a este debido al endurecimiento de las restricciones, respondieron a Bloomberg Línea analistas del banco de inversión global BancTrust & Co.
“El Banco Central (BCB) ha recortado sustancialmente la oferta de divisas a los bancos, obligando a los particulares a acudir al mercado negro y los flujos comerciales se encuentran afectados por las comisiones bancarias sobre los pagos internacionales”, respondieron a Bloomberg Línea el jefe de Investigación de esa firma, Ramiro Blazquez, y el economista especializado en Bolivia, Mariano Ortiz.
Explican que si bien las reservas internacionales se han estabilizado, se encuentran en niveles “peligrosamente bajos”. Las reservas totales incluyen US$1.690 millones en oro y solo US$139 millones en efectivo.
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Para paliar la situación, el Gobierno boliviano se ha reunido con los distintos sectores productivos y ha acordado con los exportadores que traigan el 100% de las divisas al país, pero estas medidas han generado tensión y han derivado en protestas de diferentes ramos de la economía.
Al mismo tiempo, la estrategia del Banco Central boliviano se ha centrado en continuar con su política de compra de oro para enfrentar la caída en las reservas, pero desde BancTrust & Co. consideran que “esto no es eficaz y solo hace cambiar la composición de la hoja de balance, ya que el BCB está comprando oro que se hubiera terminado exportando en última instancia”.
“Hasta el momento, las autoridades se han mostrado muy reacias a adoptar medidas que podrían tener un mayor impacto para aliviar la crisis cambiaria, como recortar las subvenciones a los combustibles o corregir el tipo de cambio oficial”, ahondaron.
En medio de la actual escasez de dólares en Bolivia, fuentes consultadas por Bloomberg Línea señalan que hay hasta 14 tipos de cambio en el mercado paralelo, incluyendo el de los librecambistas de las agencias de cambio paralelas, el que se negocia en las fronteras, el que sirve para la adquisición de bienes inmobiliarios y de activos fijos, entre otros. En este contexto, el soporte del dólar oficial, fijado en Bs.$6,9 por dólar desde 2011, se desvanece en los mercados informales.
Parte de la respuesta puede estar en la importación de combustibles y la subvención en Bolivia
El analista económico boliviano Jaime Dunn, exoperador de la Bolsa de Nueva York, dice a Bloomberg Línea que en el país hay un alto componente de subsidios a los combustibles, que se evidencia en que el precio interno del barril es de unos US$27,1.
En opinión de Dunn, las subvenciones a los combustibles “se han salido de control” ante una balanza hidrocarburífera que se ha vuelto negativa y estas pasaron de representar unos US$570 millones en 2021 a US$1.500 millones en la actualidad. De los combustibles que importa el país, un 70% corresponde al diésel y la gasolina contribuye con el 30%.
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“El problema es que si se quita toda la subvención tendrías ya precios internacionales y eso obviamente afecta toda la cadena del sector productivo, del consumo. (…). El problema del Gobierno y la falta de dólares se da por este componente que es el principal, yo te diría 70% u 80% del problema es este, la importación de combustibles y la subvención. Entonces se vuelve urgente el atacar este tema”, dijo Dunn.
Asimismo, explica que si algunos sectores productivos han manifestado el interés de importar su propio combustible, el Gobierno no ha habilitado los canales para que esto se ponga en marcha.
Según el analista, cerca de un 60% de la subvención de los combustibles va directamente a la clase media-alta y la población a la que realmente debería llegar ni siquiera tienen automóviles.
Dice además que hasta un 20% de la subvención se va a corrupción y reexportación de combustibles: “Traen aquí al precio internacional de US$80, se revende a precios de US$27, y muchos de estos lo vuelven a reexportar a precios de US$80″.
La crisis en Bolivia genera más incertidumbre
Luego de la crisis desatada en el país a finales de julio por el intento del golpe de Estado contra el Gobierno de Luis Arce, el banco de inversión británico BancTrust & Co. señaló que esta situación “no modifica los desequilibrios estructurales de la economía boliviana, que son la razón última de la escasez de divisas”.
“Sin embargo, el tenso clima político y la debilidad del gobierno probablemente dificulte el acceso a financiamiento externo tanto del sector público como privado, lo cual podría incluso agravar la situación”, advirtió a Bloomberg Línea.
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En este marco, el socio director de la firma de consultoría en el área energética Gas Energy Latin America, el boliviano Álvaro Ríos Roca, dice a Bloomberg Línea que se requiere principalmente “reconfigurar el modelo económico del país”, que definió como “estatista, nacionalista y que no permite la llegada de capitales extranjeros”.
En segundo lugar, expresó que en el sector hidrocarburos los impuestos son demasiado elevados y terminan impactando a las empresas. Y por último, también se refirió a los precios subsidiados en el mercado interno y las diferencias con los precios internacionales.
“Por ejemplo, a un productor de petróleo se le remunera a US$27 el barril, pero nos encanta importar gasolina y diésel a US$85 el barril. Entonces, hay una discordancia y la empresa privada que está en Bolivia o afuera se espanta al ver estos términos económicos”, apuntó.