¿Cuánto pierde Bolivia por no tener salida al mar? El costo de la geografía

La mediterraneidad afecta profundamente la competitividad de Bolivia en los mercados internacionales, pero no es el único obstáculo. Las dificultades internas, arraigadas en la estructura económica y política del país, también contribuyen.

Bolivia
21 de noviembre, 2024 | 06:00 AM

Bloomberg Línea — La derrota de Bolivia en la Guerra del Pacífico (1879-1884) significó un punto de inflexión para el país andino con la pérdida de la salida al mar, lo que ha marcado su historia económica y social hasta ahora, aunque más allá de su enclaustramiento geográfico, las dificultades internas, arraigadas en la estructura económica y política del país, “también contribuyen significativamente a sus limitaciones”, según fuentes consultadas por Bloomberg Línea.

La Guerra del Pacífico, que enfrentó a Chile contra la alianza de Bolivia y Perú, concluyó con una redefinición geográfica en la región a favor del primer país. El conflicto se inició con la invasión de Chile a ese territorio luego de que Bolivia presuntamente violara un acuerdo comercial firmado en 1874 con la imposición de aranceles.

Bolivia perdió su acceso al Océano Pacífico luego de la cesión del desierto de Atacama una vez finalizada la guerra. Tras el fin de la Guerra del Pacífico, se fijó una nueva delimitación territorial en el tratado firmado en 1904, que terminó con la pérdida de 120.000 kilómetros cuadrados de territorio y 400 kilómetros de costa boliviana.

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A pesar de los intentos de Bolivia por recuperar su acceso al mar, en 2018 la Corte Internacional de Justicia (CIJ) determinó en La Haya que no existe una obligación de Chile a negociar con ese país, en tanto que los términos de la delimitación están fijados en el tratado de 1904.

Chile otorga a Bolivia acceso a los puertos chilenos de Arica y Antofagasta para el paso de sus mercancías con tarifas preferenciales de almacenamiento. No obstante, la contraparte boliviana ha señalado en los litigios que ese país no garantiza los derechos acordados en el tratado de 1904. El Gobierno boliviano denuncia sobrecostes logísticos por parte de autoridades y empresas chilenas, algo que estas últimas niegan.

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En todo caso, “la falta de acceso al mar es un factor crucial que limita la competitividad de Bolivia, pero no es el único obstáculo. Las dificultades internas, arraigadas en la estructura económica y política del país, también contribuyen significativamente a sus limitaciones”, dijo a Bloomberg Línea el economista del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF) Jonathan Fortun.

Entre las razones, se refiere al tamaño reducido del sector formal y privado, así como un predominio del sector informal, que representa más del 60% de la fuerza laboral. Atado a lo anterior, “el entorno regulatorio en Bolivia también desincentiva el desarrollo del sector privado formal. La carga tributaria es alta, y las regulaciones laborales son consideradas rígidas, lo que desalienta a los empresarios a registrar formalmente sus negocios”.

El costo para Bolivia de no acceder al mar

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Desde el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), una asociación empresarial mundial de instituciones financieras, explican a Bloomberg Línea que Bolivia pierde entre el 1,5% y el 3,4% de su PIB cada año debido al sobrecosto logístico de no contar con acceso soberano al mar, lo que equivale a entre US$400 millones y US$1.000 millones anuales.

Estos sobrecostos incluyen gastos en transporte, almacenamiento y seguros asociados al uso de puertos chilenos y peruanos como Arica, Antofagasta, Ilo y Matarani. Además, calculan que los paros laborales en puertos extranjeros han generado pérdidas acumuladas de al menos US$500 millones en los últimos cinco años.

“La mediterraneidad impone un costo directo sobre la economía boliviana”, respondió a Bloomberg Línea el analista internacional y economista del IIF Jonathan Fortun, quien considera que “Bolivia puede mitigar los efectos de su enclaustramiento geográfico y construir un futuro económico”.

Jaime Dunn, economista y analista boliviano, cita estudios de la ONG Oxfam para indicar que el crecimiento de los países en vías en desarrollo sin litoral era de entre el 1% al 2% inferior a aquellos que sí tienen costa.

En el caso boliviano, esto se agrava teniendo en cuenta que los costos de transporte desde Bolivia hasta puertos chilenos son significativamente altos. Además, los transportistas enfrentan demoras en las fronteras, con tiempos de espera promedio de 30 a 40 horas, lo que incrementa aún más los costos logísticos. Estos factores, junto con las tensiones diplomáticas históricas entre Bolivia y Chile, afectan la competitividad internacional del país.

Por su parte, el economista y profesor de IE University Juan Carlos Martínez dice a Bloomberg Línea que si bien es difícil de precisar la pérdida económica que para Bolivia supone no tener acceso soberano al mar, “el Gobierno boliviano lo estimó en una perdida de 2 puntos de PIB al año”.

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En cualquier caso, explica que la no salida al mar de Bolivia “no es una excusa para su débil desarrollo económico. El problema de la economía boliviana es su falta de diversificación y su dependencia de la explotación de recursos naturales, y no creo que esa situación cambiase por gozar de una salida al mar soberana”.

Uno de los impactos más notorios de la falta de acceso soberano al mar se refleja en el comercio internacional, dado que las exportaciones bolivianas se ven reducidas en alrededor de 45% debido a los altos costos de transporte y las barreras administrativas, según el análisis de Jonathan Fortun.

Entre 1975 y 2020, añade Fortun, estas pérdidas acumuladas llegaron a los US$35.700 millones, al tiempo que Bolivia enfrenta brechas en materia de exportaciones con respecto a países vecinos como Chile o Perú, “atribuible en parte a desafíos logísticos y estructurales que limitan su competitividad en el comercio internacional”.

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Bolivia también tiene un impacto en competitividad e inversión

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Para un país sin salida soberana al mar como Bolivia, los efectos también se reflejan en los costos logísticos de exportación del país andino, que ascienden a aproximadamente el 19% del valor comerciado.

Esta cifra está muy por encima del promedio regional del 14,7%, de acuerdo a los cálculos compartidos a este medio por el analista del Instituto de Finanzas Internacionales.

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“Estos costos adicionales limitan el acceso de los productos bolivianos a mercados globales, reduciendo sus márgenes de ganancia y encareciendo los precios finales”, dijo Fortun.

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Bolivia tiene la logística más débil de Latinoamérica

La condición de Bolivia también genera repercusiones en la inversión extranjera directa (IED), que cayó en 2022 en US$578 millones, lo que contrasta con el aumento del alrededor del 55% en América Latina y el Caribe durante el mismo período (según datos del Banco Central de Bolivia y de la Cepal citados por el especialista de IIF).

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Explica que aunque en 2023 se observó una leve recuperación, la IED en 2024 volvió a contraerse en US$158 millones a junio de 2024, lo que “subraya la necesidad de reformas estructurales que reduzcan los costos logísticos, mejoren el entorno de negocios y la seguridad jurídica para inversores extranjeros”.

De acuerdo al índice de desempeño logístico (LPI) del Banco Mundial, Bolivia compartió el puesto 115 entre 139 países, lo que a juicio de Fortun “refleja sus limitaciones en infraestructura, procesos aduaneros y eficiencia logística en comparación con sus pares de la región. Estas desventajas estructurales contribuyen significativamente a su baja competitividad en los mercados internacionales”.

La IED en Bolivia se ha resentido recientemente

“Es posible superar las limitaciones geográficas con estrategias económicas inteligentes”: Fortun

A pesar de las limitaciones geográficas, el economista boliviano considera que es posible superar estas barreras “mediante estrategias económicas inteligentes”, a través de infraestructura estratégica, diversificación económica y reformas profundas.

En su opinión, proyectos como el Corredor Ferroviario Bioceánico -un proyecto ferroviario priorizado por el gobierno de Bolivia- y la expansión de infraestructura fluvial en el río Paraguay-Paraná “son esenciales para reducir costos logísticos y mejorar la integración comercial”.

Además, menciona que sectores como el turismo, la tecnología y los servicios financieros ofrecen oportunidades para diversificar la economía más allá de los recursos naturales.

El economista del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), Jonathan Fortun.

Según Fortun, Paraguay ofrece un ejemplo para Bolivia por su contexto similar en Sudamérica, destacándose por aprovechar el sistema fluvial del río Paraguay-Paraná para acceder al océano Atlántico. Esto ha consolidado su posición como exportador de productos agrícolas, apoyado por una infraestructura portuaria eficiente que reduce costos logísticos.

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Además, la generación hidroeléctrica de las represas Itaipú y Yacyretá ha diversificado su economía y generado importantes ingresos, impulsando a la economía de Paraguay a crecer un 4,7% en 2023 y con la proyección de que su PIB se expanda 3,9% en 2024 y 3,6% en 2025, según el Banco Mundial.

En Europa, explica que países como Suiza y Luxemburgo han construido economías diversificadas a pesar de su condición mediterránea. Austria y Eslovaquia también destacan, con economías orientadas a la exportación y la manufactura, respectivamente, logrando altos niveles de inversión y crecimiento económico.

“Integrar estas lecciones, adaptándolas a sus propias fortalezas y desafíos, podría ayudar a Bolivia a mitigar los efectos de su mediterraneidad y avanzar hacia un desarrollo económico más sostenible y competitivo”, apuntó Fortun.

Pero para alcanzar estas metas, “Bolivia debe establecer primero una estabilidad institucional y política, libre de corrupción, que inspire confianza en los inversores extranjeros. Reformas estructurales que simplifiquen la regulación, fortalezcan el sistema judicial y promuevan la formalización económica son esenciales para crear un entorno propicio para el desarrollo”.