La cruzada del Presidente argentino Javier Milei contra la inflación ha tenido un comienzo desigual en el primer año. El ritmo anual de la escalada de precios, aunque se desacelera, se mantiene por encima del 200%. Pero los inversores apuestan a que el próximo año el progreso será mucho mayor y que la inflación caerá de abruptamente.
Los precios en el mercado local de bonos indican que los operadores prevén que el ritmo de inflación mensual caerá a un promedio del 1,9%, lo que arrastrará la velocidad anual hasta el 25%, según PPI, un bróker local. Esa cifra está por debajo del consenso de los economistas del 35% y marcaría la tasa anual más baja en siete años.
Los argentinos han vivido inflación de tres dígitos durante casi dos años. El costo de vida ha bajado, pero sigue siendo elevado: alcanzó una tasa anualizada del 209% en septiembre, en comparación con su pico anterior del 289,4% en abril y del 138% durante el mismo período del año anterior, según el instituto de estadísticas INDEC.
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“La gente le había dado a Milei un mandato muy claro: bajar la inflación, pasara lo que pasara”, dijo Bárbara Guerezta, estratega de Delta Asset Management en Buenos Aires. “Milei sabe que tiene que cumplir una promesa de campaña y lo está haciendo”.
El llamado “break even”, o la diferencia entre el rendimiento de los bonos a tasa fija y los vinculados a la inflación, muestra que el mercado está pronosticando niveles de inflación más bajos que los que predicen los economistas.
Muchos de ellos estiman que llegará a una tasa anualizada del 35% en 2025, según una encuesta reciente del Banco Central del país. Delta Asset Management, por otro lado, prevé que se desplome hasta un 20% para el año. ¿Demasiado bueno para ser verdad?
¿Una repetición de 2017?
Lo que está en juego es mucho, no sólo para el gobierno de Javier Milei, sino también para los inversionistas. “Esta operación se basó en una confianza total en el plan del gobierno”, dijo Alejo Costa, economista jefe del bróker Max Capital.
Los inversionistas que participaron creen que el gobierno logrará reducir la inflación, depreciando el peso oficial y fortaleciendo el contado con liquidación, el tipo de cambio paralelo, que está implícito en títulos comprados localmente y vendidos en el exterior.
Detrás de esta estrategia optimista se esconde una preocupación latente sobre la exagerada depreciación del peso que concede Milei. Y esto incluso antes de que la victoria de Donald Trump alimentara los temores de un dólar más fuerte, lo que podría exacerbar la presión sobre los controles cambiarios y una eventual devaluación de la moneda.
Otros, se preocupan. “Todas las noches me voy a dormir pensando si ha llegado el momento de deshacer mi posición de inversión” antes de que haya un evento cambiario, dijo Emiliano Merenda, presidente de Pharos Capital, otra casa de bolsa. Merenda en marzo de 2023 tomó una caución para comprar US$100,000 en letras en pesos, generando una ganancia del 35% y cubriendo con creces la tasa de interés del 25% de la caución.
Sin embargo, el fantasma del 2017 persigue a Merenda y a otros. Ese año fue el último en que una operación de carry trade que involucraba titulos denominados en pesos y un tipo de cambio estable generó ganancias saludables, seguida por una crisis financiera en 2018 que desencadenó una venta masiva de fondos offshore y una devaluación del peso del 50%.
Los operadores están preocupados por la reciente apreciación del peso argentino, ya que el banco central continúa teniendo un déficit, lo que significa que no puede defender la moneda si es necesario.
Diferentes escenarios
Algunos operadores ya se movieron para deshacerse de sus tenencias de pesos a tasa fija. Carolina Schuartzman, directora de ventas y trading de Columbus Investment Banking, es una de ellas. “Veo que el mercado sigue muy positivo y apostando por tasas fijas en pesos, pero me siento más cómoda desvinculando y yendo a bonos ligados a la inflación”, dijo.
Aunque no ve riesgos cambiarios similares a los de 2017, prefiere ser cautelosa. “Un 25% de inflación suena demasiado bajo, sobre todo sabiendo que todavía hay una liberación parcial de restricciones cambiarias y hay problemas de precios relativos por resolver”, dijo Schuartzman.
Cree que el 2024 será diferente por las siguientes razones: Argentina todavía tiene controles cambiarios, la deuda local está en manos de inversionistas locales y el país no tiene déficit fiscal.
Los diferenciales actuales indican cierto riesgo, pero Merenda aún espera obtener ganancias. La tasa de las letras en pesos, entre 30% y 50% anual, es más alta que las expectativas de consenso sobre los niveles de inflación y devaluación.
“Para los inversores argentinos, el negocio aún parece bueno. No se terminó”, dice Costa de Max Valores.
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